Se escuchó el rugido: esto pasó en el encuentro motoquero de Playas Doradas
Desde el viernes de este fin de semana largo, las calles de Playas Doradas se llenaron de motoqueros que celebraron el volver a verse.
Según el diccionario ellos son motociclistas por el simple hecho de conducir una moto. Pero todos los llaman motoqueros, y esa palabra no solo habla de gente que anda en dos ruedas, sino de personas que aman andar en moto. Los motoqueros desafían caminos desconocidos, muestran su habilidad para conducir. Andar en moto es su forma de vida, una elección que cada tanto les gusta compartir. En esta oportunidad, para honrar la pasión que tienen porque el viento les pegue en la cara, eligieron Playas Doradas, como lugar de encuentro.
Desde el viernes de este fin de semana largo, las calles de Playas Doradas, se convirtieron en sede del primer motoencuentro del sur. Andrea, «la rusa» de Playas Doradas y Carlos Flores de Bahía Blanca, en octubre comenzaron a organizar esta reunión que se vivió con alegría, todavía no termina y ya promete una nueva edición.
Andrea es la única motoquera de la villa balnearia, vive allí hace seis años. En 2010 se compró su primera moto y sin saber manejar se metió en un mundo que le apasiona, pero no fue fácil. “Me costó porque compré la moto y quedé embarazada, así que no la pude usar, pero cuando aprendí, arranqué a hacer viajes, en mi caso no muy largos, solo de 200 kilómetros. Comencé a participar de los motoencuentros, y es conocer gente, ayudarse. Hay personas que tienen un concepto errado, pero la solidaridad es una característica de todos».
Carlos, a su lado sigue con el relato. Está disfónico de tanto charlar y cantar. Llegaron el martes para armar gazebos y demás, pero la tormenta de miércoles y jueves puso algunas piedras en el camino. El viernes, el campamento, frente al camping municipal estaba listo. Se armaron los puestos de artesanos, tatuadores, se instaló luz y las motos comenzaron a llegar. Contrataron dos bandas under del circuito nacional, que tocaron en un escenario grande. También dos bandas de Chubut, una de San Antonio y dos locales.
“Tuvimos un registro de más de 400 motos. Los recibimos el viernes a la noche con una comida, fue un número importante para lo que son los encuentros del sur. Dentro de los más grandes que se hacían estaba el de Choele Choel que no se hace más y para nosotros estuvo bárbaro hacer este primer encuentro, con mucha concurrencia y si el clima hubiese estado mejor lo superábamos”, dice Carlos.
El evento estuvo auspiciado por la municipalidad. Participaron motoqueros de Córdoba, Mendoza, La Plata, de Buenos Aires, La Pampa, hasta Entre Ríos, de Chile vinieron de Punta Arenas y muchos de Río Negro y Neuquén.
“Queríamos hacerlo, ver que pasaba y fue tan bien. Yo conocí Playas Doradas hace tiempo, porque viajo por trabajo. Siempre la gente de turismo y cultura nos abrió las puertas. Cuando se liberó esta fecha, porque no se deben superponer con otros encuentros, lo comenzaron a armar”, relató Carlos.
Los encuentros, para él, tienen tres factores importantes. Uno, es que salen de viaje, y hacen ruta. Eso es lo que más disfrutan aunque haya viento, lluvia, frío, calor. Lo segundo es que se encuentran con amigos que no ven por años o meses y tercero es la fiesta, porque hay bandas, comen un asado, hacen caravanas y conocen lugares.
«Mucha gente no conocía Playas Doradas y quedaron maravillados. Aprovechaban a salir del predio e ir a la playa a disfrutar el agua. También salieron a recorrer los lugares para comer. Toda la ciudad se llenó de gente», aseguran.
En los días que duró el encuentro, contaron historias de viaje, de cómo llegaron. Por suerte no hubo accidentes, solo un par de motos se rompieron, pero las arreglaron entre todos y siguieron viaje. “Eso es parte del cumplido de atender a los amigos. El encuentro de motos es devolver a los amigos el recibimiento que te hacen cuando viajas. Amigos que te reciben en su casa”, asegura el motoqueros que figura en las redes como Águila de Puerto y celebra que, después de todo, las cosas salieron bien.
En siete meses de organización pasó de todo. Sobre todo para él, que hace tres meses, al volver de un encuentro de motos de Necochea tuvo un accidente que terminó con la amputación de su pierna. Muchos pensaron que se suspendería, pero siguió adelante. «Físicamente yo mucho no puedo hacer pero dije no se suspende. Mucha gente valoró eso, que decida hacerlo de todas maneras y fue otro buen motivo para querer volver a verlos», dijo Águila de Puerto.
En la organización trabajó la familia de Carlos y motociclistas independientes de varios lugares que se sumaron para ayudar. Entre otros, Chef de la ruta y su señora, de Cutral Co, cocinaron en el evento, la Agrupación Malditos Calaveras, de Bahía blanca, la Agrupación Águilas de ruta, de Catriel y Pablo Zeta en publicidad.
Andrea lamenta que todo haya pasado como una ráfaga: “Parace un cumpleaños de 15 que organizas mucho tiempo y no sabés por qué termina tan rápido. Pero fue muy lindo compartir, todos quedaron muy contentos y ya estamos hablando de volver a hacerlo el año que viene».
Comentarios