Fiesta de la Manzana 2023: manzana que no has de comer… tiene otros usos

Un fruto con historia y que aporta muchos beneficios a la salud. Para elaborar dulces, tortas, bebidas, snacks, cruda, cocida, en puré, con caramelo, entre otros. Su producción en el Alto Valle sigue promoviendo el desarrollo local.

Por Victoria Rodriguez Rey (@victoriarodriguezrey)

En puré, en tortas dulces, en postres, en chicha, en sidra, en compota, como snacks, en granola. La manzana siempre está. Fresca, cocinada, deshidratada o como bebida, para consumo regional y también de exportación. La manzana, esa fruta de pepita que fue trasladada desde Asia a nuestra región, tiene una importancia preponderante para la vida del Alto Valle. También simbólicamente la manzana tiene un anclaje cultural muy grande, claramente expresado en un monumento, un rally y una Fiesta Nacional.
Interpretamos su función económica y social e importancia cultural que tiene la manzana a través de tres experiencias de producción, elaboración y consumo en la región.


Alto Valle productivo



La actividad frutícola, constituye la principal actividad productiva en los valles irrigados de la provincia de Río Negro y Neuquén, liderada la producción de manzana y pera. Existen otras producciones importantes como la vid, las frutas de carozo, frutos secos y frutas finas. Según los datos del INTA la superficie destinada al cultivo de manzanas es del 46,9% de hectáreas, de las cuales en relación al consumo, el 56% es fresco y el 44% está reservado al proceso de industrialización.

Manzano en flor, cuántas primaveras adornadas con esta belleza.


En materia de actividad económica, si bien la producción total de peras y manzanas en la región llegó a 1.586.000 toneladas en 2005, y bajó a 1.000.000 de toneladas aproximadamente en la actualidad, la producción de manzanas sigue promoviendo el desarrollo local involucrando a más de 20 municipios de la región.

Una de las fuentes de generación de empleo en el Alto Valle sigue directamente vinculada con esta actividad primaria, de manera directa e indirecta. El circuito productivo de todo el proceso implica una vinculación entre sectores industriales privados, de servicios y educativos, atentos a la demanda por parte de los consumidores, mercados nacionales e internacionales.

Una chacra con variedad de plantas.


La fruta de pepita y de carozo tiene una importancia mayúscula para la vida de la población de esta Patagonia norte. Las manzanas son parte del paisaje cultural que modifica la estética natural y alimentaria regional, durante todo el año y condicionada por las estaciones, generan dinámicos diseños de la escenografía ambiental que responden al ciclo de vida de los manzanos.

Hojas de colores rojizos en otoño, grises y deshojados esperando la poda de invierno, blancos en flor en primavera y manzanas como guirnaldas en todos sus colores, según las variedades, en el ansiado y activo verano. Y así los manzanos serán cosechados, para que nuevamente el ocre indique un nuevo descanso.
Eduardo Siliquini es la tercera generación de familia productora de frutas en el Alto Valle. Su establecimiento lleva el nombre de su abuela, Isabel Martín, fundado en la década de los sesenta, cuando aún era monte.

En espacio en producción.


“En aquel tiempo, la producción era muy diversa y estaba desarrollada para lo que hoy conocemos como Soberanía Alimentaria. Es así que tenían ganadería, agricultura, invernaderos, frutas y forrajes. Mi papá, luego se hace cargo de la chacra y migra hacia la fruticultura como actividad primaria. Hoy nosotros, esta tercera generación, tenemos la intención de cambiar el modo de producir por una cuestión paradigmática de ver la vida. Gracias a la formación que hemos tenido, entre otras variables, advertimos que la producción tradicional es muy contaminante, y entendemos a la chacra como un sistema vivo que nos alimenta y debemos cuidar. Por eso hoy estamos en transición hacia la producción agroecológica”, comparte convencido Eduardo.

“En este momento estamos en plena cosecha de manzanas y peras. Somos una pequeña pyme agraria y por eso estamos resistiendo en el cuidado de nuestros elementos vitales como la tierra y el agua”, comenta agradecido el productor por tener esta porción de suelo para producir alimentos sanos para la población.


Entre mitos, leyendas y beneficios para la salud



Sagrada y también prohibida, desde Adán y Eva hasta Guillermo Tell, se instaló en las bibliotecas como símbolo de la tentación, el pecado y la inmortalidad.

La manzana carga con una gran cantidad de creencias mitológicas y religiosas. En la música no faltó su paseo desde la mesa al comedor de Gerald Espinoza, hasta llegar a ser el nombre del estudio de grabación de los Beatles. Desde la ciencia está vinculada al descubrimiento de Ley de la Gravedad hasta como proverbio, “come una manzana al ir a la cama y evitarás que el médico se gane el pan”, decían.

La licenciada en Nutrición, docente universitaria e investigadora Celina Franceschini comenta, en relación al papel que la manzana tiene en la alimentación, que “el secreto es comer gran variedad de frutas y hortalizas, frutos secos, carnes y semillas. Así se garantiza una alimentación saludable y completa. Por su parte, la manzana es una gran opción. En su composición contiene mucha agua, vitaminas y minerales. Además aporta variedad de antioxidantes. Estos son muy recomendables en la salud para prevenir enfermedades crónicas no transmisibles o neurodegenerativas, entre otras. Así es que los antioxidantes tienen ese efecto protector”.

Ilustración: Gentileza.


La manzana en su versión natural, fresca, sin tratamiento es beneficiosa. “Al consumirla con la cáscara se obtienen más beneficios antioxidantes, además del gran contenido de fibra que ésta aporta al sistema digestivo. Es un excelente alimento para la microflora, para que el intestino funcione como una primera barrera del sistema inmune. La fibra se debe consumir cuando está dentro del alimento en su versión natural”, dice la profesional.

Además “la manzana es muy noble. Es una de las pocas frutas prácticas para transportar, para limpiar, genera pocos residuos. Es un recurso muy valioso. Es muy versátil para las elaboraciones alimentarias”, advierte Franceschini.


Receta: Cómo hacer un rico crumble de manzanas



La chef naturista Cinthia Zetone siempre se encuentra generando herramientas para compartirlas, hacia la promoción de la alimentación saludable y consciente, es decir, hacia una vida más plena. Criada en zona de chacras, las frutas y frutales definieron sus sentidos que hoy guían sus prácticas y propuestas.

“En particular me conecta con lo más primitivo. Con el alimento en general. Amo todas las frutas muchísimo. Honro y agradezco en cada estación lo que la naturaleza tiene para darnos”, comenta. En sus talleres y cursos, Cinthia (@cinthiaalimentoconsciente) va descubriendo y compartiendo nuevos mundos posibles sabiendo que la alimentación es un elemento fundamental de gran influencia para mantener el equilibrio del propio sistema.

“Estamos un poco distorsionados hoy en día, de lo que creemos que necesitamos. Volver a lo más simple es el camino que tenemos que tomar para volver a nosotros mismos. Yo que vos ya pongo en remojo la avena para hacer un crumble de manzanas”, invita.

Las más ricas del mundo y son del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.

Ingredientes
Para la base:
– 2 manzanas verdes
– 2 cdas. azúcar mascabo
– 1 cda. ggrande almidón de maíz
– 2 cdas. pasas de uva
– 1 chorrito de jugo de limón

Para la cubierta:
– 1 y 1/2 taza avena remojada
– 1/3 taza girasol activado (o cualquier otra semilla o fruto seco)
– 4 cdas. azúcar mascabo
– 2 cdas. aceite de coco
– canela

Listo para probarlo.

Procedimiento

Para remojar la avena poner agua hasta que se humedezca toda (no hace falta que le sobre agua). Dejarla entre 12 y 24 horas tapada con un repasador limpio.

En una fuente mediana para horno (pirex o de cerámica) poner las manzanas ya peladas y cortadas en cuadraditos. Agregarle el jugo de limón, azúcar mascabo, pasas de uva, el almidón y mezclar.

En un bol mezclar los ingredientes de la cubierta y hacer un arenado. Ponerlo sobre las manzanas. Y cocinarlo en un horno medio/ bajo precalentado por aproximadamente 30 minutos, hasta que se dora por arriba. Cuando se enfría se pone más crocante.


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