Conocé a Danilo, el vecino solidario de Roca que sale a repartir agua para los que no tienen
En solo unos días, por voluntad y sin esperar nada a cambio, juntó 80 bidones de agua, los lavó y los llenó con agua para las familias que necesitan. Su sacrificio y vocación no tienen límites.
En verano y con la ola de calor, se profundizaron los problemas de agua en Roca. Son cada vez más los barrios afectados con baja presión o cortes prolongados. El Estado no garantiza el derecho básico y tampoco resuelve la emergencia en tiempo y forma, pero hay gente que solo con una dosis de vocación y servicio, resuelve y llega donde nadie llega.
Danilo Mezi, es empleado de un corralón y con 55 años, en sus horarios de ocio se ocupó de juntar casi 80 bidones donados. Con mucha ayuda, los centralizó y llevó a su casa en barrio San Cayetano. A la salida de su trabajo ayer los lavó uno por uno y los llenó de agua potable.
Hasta las 10 de la noche estuvo juntando agua con un sólo propósito: darle a los que no tienen. Tiene una camioneta y un carrito y con ellos esta tarde emprendió el viaje hacia la zona norte de Roca, donde no llega ni una gota de agua. Calles Rosario de Santa Fe, Saavedra, Brown al 5.000 y hasta Quinta 25, si le dan las manos.
«Lo que me motivó es la necesidad, ver que la gente la está pasando totalmente mal. Yo no tengo una mansión, tengo una casa humilde, pero por lo menos nos llega el agua todos los días»
Danilo Mezi, vecino de Roca
No es la primera vez que realiza campañas solidarias, pero esta vez por cuestiones de tiempo y demás factores, lo hizo casi solo. Hace dos años es parte del grupo de Voluntarios de General Roca con quienes continuamente lanzan campañas solidarias e inactivas de promoción social.
Con su carrito, repartieron leña y hasta ropa en la línea sur. Ahora vieron tanta necesidad de agua que se embarcó en esta idea y se calzó el traje de aguatero. Su idea es reciclar los bidones y reutilizarlos ya que es difícil conseguirlos.
No es fácil. El vecino sale de trabajar y vuelve a la carga, de manera voluntaria. En diálogo con RIO NEGRO, dijo que «el pago» es ver las caras de felicidad de las personas y sobre todo de los más chiquitos. «Esto no genera cansancio», remarcó.
«Él entra a las 8 a trabajar y sale a las 15, después de que salió fue a buscar más bidones, hizo una changa y después llego a casa. Todavía sin sacarse la ropa de trabajo ni haber comido, se puso a llenarlos con agua», contó su hija ayer a través de las redes sociales.
«Estoy tan orgullosa del hombre que me crió, de mi papá», dijo con emoción.
Dato
- 80
- bidones recolectaron donados para hacer este acto de beneficencia social.
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