El embrujo de la casa rosada
En un día de verano con cielo azul misteriosamente la nieve caía en un lugar de Valcheta.
Los seres humanos convivimos con los viejos mitos y viajamos de la “realidad ordinaria” de todos los días, al mundo de la “realidad no ordinaria”, o como solía decir el escritor peruano Manuel Scorza “del mito a la realidad”. En ese mundo donde “se producen extraños fenómenos sobrenaturales” están los sueños y las pesadillas, los estados de éxtasis de los chamanes, las premoniciones, las profecías, las apariciones y otros misterios que a la luz de la ciencia no tienen todavía una explicación racional. Estos misterios del mundo interior de las personas lo ha descrito magistralmente Ernesto Sábato en sus libros, especialmente en “Sobre héroes y tumbas”. Es el mundo de los hechos considerados paranormales.
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Ejemplo de ello: los sueños premonitorios de don Bosco, la aparición del perro que lo cuidaba en momentos de peligro; las “Centurias” de Nostradamus, las “psicografías” del argentino Benjamín Solari Parravicini, las señoritas que recorriendo los jardines de Versalles inexplicablemente entraron en la época de la reina María Antonieta, los barcos fantasmas (algunos mencionados en los libros de historia), las bilocaciones de San Francisco de Asís, los estigmas del padre Pío de Pietralcina, los escritos de Platón sobre el misterioso continente de la Atlántida, las declaraciones del escritor Manuel Mujica Láinez que al conocer el bosque de Bomarzo en Italia por primera vez ya sentía que no solo había reconocido el lugar sino también la vida turbulenta del duque Pier Francesco Orsini, del cual no sabía nada hasta ese momento, como si se le hubieran refrescado en su memoria esas imágenes del Renacimiento.
Bioy Casares y Leopoldo Marechal escribieron magníficos textos tratando de explicar la fascinación y el misterio de estos hechos fantásticos que pertenecen al mundo de lo “desconocido”, pero como bien dice Sábato tan “reales” como son reales los sueños, verbigracia, el “informe sobre ciegos”, sueño o pesadilla de Fernando Vidal Olmos, pero los sueños son reales.
Hechos antes imposibles y considerados fantasiosos hoy son posibles gracias al adelanto de la ciencia y de la técnica, como la tele transportación, la telepatía, y tantos otros.
En mi libro “Valcheta, un pueblo con historia” transcribo en forma textual una experiencia que me supo contar mi amigo don Julián Eleodoro Asconapé relacionada con el embrujo de la famosa “casa rosada”, tan mentada entre los lugareños.
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Un día, en un almuerzo entre amigos, Julián Asconapé, -poeta campero y artesano del cuero- contaba que “una vez al cruzar con su caballo en una tarde verano bajo un cielo de azul impecable por el lugar de la “rosada”, de pronto el animal no quería avanzar y al trasponer sus límites de pronto se cerró el cielo y comenzó a nevar copiosamente como estando en invierno, pero que al hacer unos metros y salir de su ámbito, otra vez volvió a imperar el mismo día caluroso y de pleno sol”.
La gran pregunta ¿Caprichos del clima que cambió en unos pocos segundos o el pase por otra dimensión?
Para la gran mayoría de la gente, relatos como estos no tienen una explicación racional o científica. Sin embargo todas las civilizaciones han sabido convivir armoniosamente con estas dos “realidades”, siendo la “no ordinaria” una especie de válvula de escape a los viejos interrogantes que desde la época de los griegos no tienen una respuesta. Por eso la catarsis en los teatros que dieron origen a los viejos mitos que aún perduran en la actualidad, desmenuzados por Freud y otros como complejos atávicos que arrastramos desde el nacimiento.
Los teólogos modernos y los científicos actuales parecen coincidir en demostrar la realidad de “esa otra realidad” a la luz de los nuevos descubrimientos dándole la razón al padre Pierre Teihlard de Chardín, Baruch Spinoza y tantos otros.
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