Lecturas: “Todo va a mejorar”, Almudena Grandes
La autora se descorre de la revisión histórica para posar su mirada en un futuro en el que un gobierno totalitario, que asume entre dos pandemias, borran los ideales de bienestar colectivo, y digita la vida de los ciudadanos.
Con una obra testimonial que aborda la historia de los exiliados republicanos que protagonizaron la resistencia antifranquista en Europa, Almudena Grandes (1960-2021) forjó una sólida trayectoria literaria que selló con “Todo va a mejorar”, una novela póstuma publicada a un año de su fallecimiento, donde vislumbra un gobierno totalitario encabezado por un empresario que privilegia el lucro propio antes que el bienestar del pueblo que gobierna, como una distopía de los tiempos que amenazan con perpetuarse.
En este nuevo libro, de título marcadamente irónico, la autora se descorre de la revisión histórica para posar su mirada en un futuro donde se borran los ideales de bienestar colectivo, desde la tergiversación que el poder impone, a partir de la sucesión de escenarios de pandemia.
La escritora, que comenzó a concebir esta historia en el inicio del coronavirus y trabajó hasta pocos días antes de su muerte, ocurrida el 27 de noviembre del año pasado, plantea una obra de corte futurista.
La novela plantea lo que ocurre desde que asume la conducción del gobierno español un partido llamado Movimiento Ciudadano ¡Soluciones Ya!, dirigido por un empresario de éxito que tras un raid de disturbios sociales propone otorgar el control a un cuerpo de vigilantes, entre cuyas atribuciones estará la de supervisar y restringir el acceso a internet, aunque al mismo tiempo estimulará la libertad ilimitada de comprar y consumir.
Serán medidas extraordinarias porque el país se enfrenta a nuevas formas de pandemia que exigen velar ante todo por la seguridad, según el hilo argumental de la novela. “El coronavirus nos ha enseñado que es muy fácil confinar a la población de un país entero. Conseguir que sus ciudadanos renuncien voluntariamente a los derechos y las libertades que sus antepasados consiguieron con sangre en una lucha que duró siglos. Inundarlos de propaganda y noticias falsas en el grado óptimo para restringir su acceso a una información veraz. Desarmarlos, neutralizarlos, inmovilizarlos sin que duden ni por un instante de que su sacrificio es imprescindible para conseguir un bien superior”, se lee en la obra desde un narrador que desnuda el objetivo del futuro presidente.
Si bien la autora se descorre de una narrativa en la que buscó, a través de la novela histórica, no deja de indagar en las políticas ejercidas desde las derechas como las que hoy surgen en Europa y también en América Latina, que llegan al poder de representantes unidos a importantes grupos económicos, el despliegue de fake news, la intolerancia hacia el extranjero, el discurso violento y la restricción de las libertades.
Así, el poder se ejerce desde un lugar que asemeja un panóptico, con el que se digita la vida de los ciudadanos. Como ejemplo de esto, la autora construye entre uno de sus personajes, a una profesora de Historia que un día se despierta con la novedad de que se ha caído la red de internet y ha sido reemplazada por siete aplicaciones. Además, le informan que queda cesante en su cargo de docente por estar “sobrecualificada”, y que cobrará un subsidio de desempleo por seis meses, hasta que la ubiquen en otro trabajo.
“Antes de acostarse, Mónica Hernández recapituló todo lo que había aprendido aquel día, la desactivación de los teléfonos móviles, la muerte de internet, la desaparición de la prensa independiente, la existencia de un movimiento terrorista sin nombre, programa ni reivindicación conocida, los actos violentos de delincuente comunes que habían sembrado el pánico, las misteriosas cámaras que tan oportunamente habían grabado sus fechorías, la comparecencia del ministro del Interior, el toque de queda”, dice otro tramo del nuevo libro, editado por Tusquets, la editorial que cobijó toda la obra de la autora.
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Este personaje como otra gran cantidad de actores, son los que aparecerán a lo largo de esta historia, que se desarrolla entre dos grandes pandemias y que, como en otros libros de la autora, representan los seres reales que encarnan las tramas de sus libros con las que buscó dar un testimonio crítico de un determinado momento histórico y político que redundó en un importante universo de lectores pero no así el reconocimiento de ciertas instituciones, ya que su compromiso político como republicana, de izquierda y anticlerical, la hacía incómoda para una parte del sistema.
“Es una novela coral de anticipación política que contiene el retrato colectivo de Los besos en el pan y la intriga de los resistentes de los Episodios de una Guerra Interminable”, planteó la editorial.
Más sobre la autora
Reconocida a los 30 años por su novela erótica “Las edades de Lulú”, Grandes cosechó el reconocimiento de la crítica con “Los aires difíciles” y “Atlas de geografía humana” pero fue en 2007, cuando publicó “El corazón helado”, donde comenzó a abordar la vida de los exiliados republicanos y sus descendientes. Comenzó a publicar en 2010 la saga los Episodios de una guerra interminable, de seis obras.
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