Parkour: los apropiadores de pequeños rincones en Bariloche
Un grupo de jóvenes se reúne cada domingo a metros del Centro Cívico para entrenar y practicar nuevos trucos. Viajar por la ciudad sorteando obstáculos, es el desafío.
Cada domingo, después del mediodía, un grupo de jóvenes de 18 a 25 años se reúne religiosamente en la plaza “Ciudades Hermanas”, contigua al Concejo Municipal de Bariloche, para entrenar y probar nuevos desafíos.
La actividad llama la atención de los barilochenses que transitan la zona, pero especialmente de turistas que se detienen a admirar las piruetas.
Los amantes de la práctica definen al parkour como una actividad urbana acrobática que consiste en desplazarse a través del entorno, con una mezcla de creatividad y fluidez.
Ese pequeño parque ubicado a metros del Centro Cívico alberga varias esculturas de madera diseñadas por Manuel Rapoport que atrae especialmente a los amantes del parkour.
Luca Bracco se radicó en Bariloche en 2019 cuando se inscribió en el profesorado de Educación Física de la Universidad Nacional del Comahue. Poco después, se reencontró con Donato, un joven amigo neuquino, con el que empezó a soñar la posibilidad de instalar la disciplina en la ciudad cordillerana.
Queremos compartir con más gente y, sobre todo, terminar con el prejuicio de que el parkour es una actividad de locos y que con esto te matás”,
Luca Bracco, desde 2018 entrena la actividad.
“Puede practicarse en un gimnasio, en el bosque, en una montaña, pero principalmente se trata de desplazarse en la ciudad”, explicó Bracco, que se inició en la disciplina de niño cuando escalaba árboles o saltaba bancos en alguna que otra plaza. Desconocía el concepto del parkour hasta que un amigo le mostró un video. En ese momento, le puso un nombre a lo que hacía.
A medida que pasaba el tiempo se involucraba más y más, hasta que, en 2018, dejó de ser simplemente un juego y comenzó a entrenar.
No se trata solo de saltar techos
El imaginario popular asocia el parkour con el salto de techos, hacer mortales en el aire y giros riesgosos. Bracco reconoció que “el parkour es todo eso, aunque solo en parte. Hay gente que entrenó mucho y lleva su cuerpo a un rendimiento altísimo”. Pero su esencia es otra: “Es una forma de desplazamiento acrobático en el entorno, en la que se van encontrando una variedad de movimientos increíbles. No es arriesgar la vida”.
Para Bracco, el parkour va más allá de lo físico y lo motriz: “Como cualquier actividad urbana, tiene su trasfondo cultural ideológico. Está muy vinculado con el arte y a nosotros, nos gusta vincularlo con la danza”.
Cuantos más obstáculos tenga un lugar -más troncos, caños, escaleras o plataformas-, más entretenida se torna la disciplina. “Se puede hacer parkour con una silla o, incluso, sin despegar los pies del piso”, acotó Bracco, pero reconoció que resulta más atractivo tener un espacio repleto de estructuras.
Los amantes del parkour buscan lugares para entrenar con regularidad, aunque cada tanto, se ven seducidos por rincones desconocidos. “Cada espacio presenta su particularidad, ya sea para hacer saltos más largos o más cortos, pero precisos. Lugares donde puedo jugar con las manos o donde podemos escalar. Somos apropiadores de esos pequeños rincones”, definió Bracco.
La plaza “Ciudades Hermanas” se volvió uno de los espacios predilectos de este grupo de jóvenes. ¿Qué tiene de especial? La comodidad, reconocieron. Al contar con estructuras pequeñas -y muy cercanas entre sí- es ideal para aprender. Además, mencionó Bracco, “tiene césped -que difiere de la rigidez del concreto-, maderas, esculturas y material amable para las manos. Es adherente para las zapatillas y no te resbalás”.
Más parkour, más espacios
Estos jóvenes realizan entrenamientos abiertos los domingos entre las 14 y 16, pero el sueño es dictar clases “a la gorra” para multiplicar los amantes de la disciplina.
“Por lo general, somos cinco, pero se suelen sumar más personas cuando la reunión tiene carácter de clase o hacemos una introducción al parkour”, dijeron.
Agregaron que “cuanta más gente se involucre, van a surgir más espacios de práctica. Así se retroalimenta”.
Cuando se le consulta que implica el parkour para él, Bracco dice que resulta “una herramienta de autoconocimiento y el cuerpo es el protagonista. Es encontrarse con miedos, pero también curiosidad. Saber a que, nos animamos o no, superar obstáculos y encontrar creatividad para superar desafíos”.
Cada domingo, después del mediodía, un grupo de jóvenes de 18 a 25 años se reúne religiosamente en la plaza “Ciudades Hermanas”, contigua al Concejo Municipal de Bariloche, para entrenar y probar nuevos desafíos.
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