Crimen del «Ruso» Auer en Neuquén: la coartada de los imputados «es frágil»
Un tribunal colegiado confirmó la prisión preventiva del único de los tres que pidió la revisión. Existe peligro de fuga y de entorpecimiento de la investigación. Más detalles del hecho.
Jorge Falconi fue detenido huyendo por los techos, en Las Heras, Mendoza. (Matías Subat)
Un Tribunal de Revisión confirmó la prisión preventiva por un mes de Jorge Alberto Falconi (52), el único de los tres imputados en el homicidio de Miguel «Ruso» Auer que apeló la detención. De esta manera quedaron firmes también la preventiva de Jorge Marcelo Sosa (52) por el mismo plazo, y de Gabriel Castro Herrera (62), en su caso por seis meses.
En una parte de la resolución, el juez Dardo Bordón, autor del voto principal, señaló que «este no fue un hecho improvisado». También dijo que para ratificar la prisión preventiva dictada en su momento por Marco Lupica Cristo, tuvieron en cuenta «la considerable fragilidad de lógica argumentativa en las coartadas». El fallo fue unánime, con la adhesión de Maximiliano Bagnat y Carolina García, quien ejerció la presidencia.
El hecho
Auer tenía 58 años, era dueño de agencias de quiniela y lotería en Neuquén, y fue atacado en su oficina de 9 de Julio 43, tercer piso A, pleno centro de la ciudad, el 24 de octubre pasado el mediodía.
Según la fiscalía, Castro se ganó su confianza y simuló interés en cambiar 3.000 dólares, pero lo sorprendió acompañado de Falconi, quien portaba un inhibidor de alarmas, y Sosa, quien le disparó con una pistola calibre .40. Murió en el hospital el 4 de noviembre.
La hipótesis de la fiscalía es que se trató de un homicidio en ocasión de robo.
La fuga
Después del hecho, Castro se quedó en su casa de Neuquén, mientras que Falconi y Sosa anduvieron por Centenario, Vista, Alegre, Viedma, el barrio porteño de Villa Lugano (en la casa de la esposa y los hijos de Falconi) y Las Heras, Mendoza, donde residen los padres. Allí los detuvo la policía el jueves 10.
En ese periplo se deshicieron del arma, del inhibidor y de los vehículos con los que llegaron y se fueron del edificio de 9 de Julio: una Toyota Hilux (de Sosa) y una Chery Tiggo (de Falconi), según registros de las cámaras de vigilancia. Aún no los encontraron.
El defensor de Falconi, Martín Espejo, argumentó ante el tribunal revisor que su cliente viajó a Buenos Aires a comprar un departamento, y luego a Mendoza a cuidar a un hermano que tiene a cargo.
«Discursos guionados»
El juez Bordón señaló que no hay ninguna prueba de que tuviera dinero para comprar el inmueble. Al contrario, en las intervenciones telefónicas se lo escucha conversar con su esposa de las penurias económicas que atraviesan. Tampoco hablan de las dos distribuidoras de bebidas que el acusado asegura tener en Neuquén.
También resulta inexplicable que ambos imputados hayan comprado nuevas líneas telefónicas inmediatamente después del hecho, y que hayan empezado a hablar con sus parejas en clave, sin utilizar nombres propios.
Bordón dijo que tenía la impresión de que los discursos de los imputados eran «guionados y contradictorios». Sosa supuestamente viajó a Mendoza a sacar un turno médico para su hija, pero lo hizo sin decírselo a su esposa, y no explicó por qué antes pasó unos días en Villa Lugano.
En definitiva y por unanimidad, el tribunal confirmó la prisión preventiva por un mes.
¿Por qué solo un mes?
En la audiencia, la fiscal Eugenia Titanti no se privó de señalar que la decisión del juez Marco Lupica Cristo de fijar un plazo tan acotado «generó sorpresa en esta parte».
Indicó que el juez lo fundamentó en un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. «Nos permitimos buscarlo, y en realidad es un fallo del Tribunal Europeo contra el Reino Unido, en un caso de robo simple cometido por un menor de edad y sorprendido en flagrancia».
En ese fallo se señala que «la medida de coerción debe ser revisada periódicamente, pero no dice un mes».
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