Polilla de la vid: se hará nueva lectura de trampas esta semana
Fuentes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informaron que con los nuevos resultados se buscará conocer el comportamiento de la plaga.
La región continúa en estado de alerta tras el hallazgo de la polilla Lobesia Botrana, conocida como «la polilla de la vid», en la bodega Schroeder de San Patricio del Chañar. La detección se dio a partir de las tareas de relevamiento de la Red de Trampeo instaladas para tal fin por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Tras la captura de varios ejemplares adultos del insecto en el establecimiento, el Senasa puso en marcha un plan de contingencia que incluye la intensificación de la red de trampeo. Fuentes del organismo confirmaron a RÍO NEGRO que a más tardar el miércoles se hará la lectura de trampas, con el fin de conocer el comportamiento de la polilla.
De esta manera, se sabrá si la presión (presencia) de la plaga disminuyó, se mantuvo o se incrementó en este lapso de tiempo, tras las tareas implementadas para combatirla y controlar su reproducción. Sin embargo, al tener el operativo epicentro en el mencionado establecimiento, los resultados del trampeo no darán información sobre la extensión geográfica del insecto.
«Es importante señalar que la Patagonia sigue siendo una Región Libre de Lobesia botrana, con un Plan de Contingencia en ejecución”, había indicado el coordinador norpatagónico de Protección Vegetal, Esteban Rial.
¿Qué es Lobesia botrana?
Es una plaga que ataca principalmente el cultivo de vid, por ello se la conoce comúnmente como «la polilla de la vid». Es de importancia cuarentenaria para la República Argentina que se encuentra bajo control oficial.
El Programa Nacional de Prevención y Erradicación de Lobesia botrana implementa acciones para la prevención y control de la plaga, en los que se incluyen la puesta en marcha de planes de contigencia ante detecciones de la polilla de la vid, tal como ocurriera en el 2017 en Cafayate, Salta, y en Concordia, Entre Ríos, zonas en las cuales, después de un trabajo coordinado interinstitucional, se logró mantener el estatus de libre de la plaga.
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