Economía del Conocimiento: desarrollarla para desarrollarnos

Se trata de un sector estratégico por su potencial exportador y su capacidad de agregar valor, pero que no es ajeno a la distorsión de precios relativos fronteras adentro. Un análisis de la dualidad de la Economía del Conocimiento.

Capital humano. Las actividades de la Economía del Conocimiento son las que mayor valor agregado generan.

Economía del Conocimiento | Hace no mucho tiempo, en economía era bastante aceptada la idea de que la industria era el motor casi exclusivo del desarrollo de un territorio. Que era el único sector capaz de agregar valor en la cuantía necesaria para que una región o un país inicie un círculo virtuoso que eleve sustancialmente la calidad de vida de sus habitantes.

Quizás a ello se deba la convicción de no pocos argentinos de que desarrollarnos siendo el “granero del mundo” ya no es posible. Y si bien hay algo de verdad en ello, también es cierto que no hay sectores económicos mejores que otros, ni incapaces de iniciar esos procesos de desarrollo. De hecho, la exhaustiva clasificación de los mismos en primario, secundario y terciario es ya vetusta.


La clave radica en la capacidad de una economía y de la política de generar, a partir de cualquier actividad, eslabonamientos intensivos en ciencia y tecnología. Hoy se considera que los eslabones de mayor valor agregado se hallan antes de las actividades extractivas y después de la comercialización de los productos finales. Esta tendencia se observa desde hace años y se ha pronunciado con los cambios que provocó la pandemia.


Se trata de lo que se conoce como Economía del Conocimiento (EdC), definida por el Ministerio de Economía de la Nación como “el conjunto de actividades económicas que requieren un intensivo aporte del conocimiento humano para generar valor y ofrecer a la sociedad nuevos productos y servicios, que pueden ser aprovechados por todas las ramas de la producción”.

La Economía del Conocimiento es el conjunto de actividades económicas que requieren un intensivo aporte del conocimiento humano para generar valor y ofrecer a la sociedad nuevos productos y servicios, que pueden ser aprovechados por todas las ramas de la producción

Ministerio de Economía de la Nación

Esto incluye actividades productivas tan variadas como la formulación de una vacuna antigripal, la creación de un software administrativo-contable, el desarrollo de trigo transgénico resistente a la sequía, el rodaje de un largometraje animado o la prestación de servicios de marketing. Son solo ejemplos pertenecientes a un sector cuyo crecimiento está modificando las estructuras productivas y exportadoras de muchos países, y que influirá de manera decisiva y positiva en sus trayectorias de crecimiento económico futuro.


En Argentina el sector se caracteriza por su calidad y potencial pero también por sus inconvenientes y desafíos. El informe “Argenconomics”, un análisis de la performance de las industrias del conocimiento en el primer semestre de 2022, aborda tales cuestiones. El mismo es difundido por Argencon, la cámara que nuclea a las empresas del sector en nuestro país. A continuación se presentan sus resultados más relevantes junto con aportes teóricos para comprender por qué se debe priorizar la EdC.


Desempeño exportador


El crecimiento sostenido de la EdC puede diversificar la estructura productiva de un país, elevar la productividad y los salarios de cualquiera de sus sectores y mejorar la competitividad de sus productos y servicios. Pero su importancia estratégica radica principalmente en la creación y venta al exterior de servicios de alto valor agregado, pues el dinamismo de una economía depende cada vez más de la competencia basada en innovación, o sea, en nuevos productos y procesos.

El dinamismo de una economía depende cada vez más de la competencia basada en innovación, o sea, en la creación de nuevos productos y procesos.

En Argentina las exportaciones acumuladas de servicios basados en conocimientos (SBC) entre julio de 2021 y junio de 2022 fueron de U$S7.261 millones, un 23,5% más que un año atrás. Se trata del valor máximo desde diciembre de 2017. El saldo comercial del sector fue superavitario en 738 millones de dólares.


Desagregando, se destaca el crecimiento de las exportaciones de servicios empresariales, profesionales y técnicos, y de las de servicios de informática. En los doce meses considerados mostraron subas interanuales del 26,5% y 20,7%, respectivamente. Estas dos categorías explicaron el 91% del total de ventas de SBC al exterior. El porcentaje restante está dado por exportaciones de servicios personales, culturales y recreativos, y cargos por uso de propiedad intelectual, rubros que también crecieron.


Sin embargo, “el incremento de las exportaciones se justifica por el aumento del precio que compensa una merma en el volumen”, señala el informe. En este sentido, la combinación entre atraso cambiario y significativos (aunque insuficientes) aumentos de salarios en el sector redundaron en un encarecimiento de los costos en dólares de los SBC de entre 35% y 45% en los cuatro trimestres analizados.

El reporte infiere que este mal desempeño exportador se corresponde con una retracción de la actividad, y advierte que “es altamente improbable que, de continuar este atraso cambiario, el incremento de los costos puedan seguir siendo absorbidos por los precios de venta”.


Finalmente, destaca el rol del boom de la demanda mundial de SBC en el sostenimiento de los montos exportados: “solo un mercado global tan fuertemente expansivo pudo comprar nuestra oferta exportadora encarecida en valores”. Al respecto, las exportaciones mundiales de estos servicios superaron por primera vez los U$S 3 billones en 2021, lo que representa el mayor aumento interanual de la última década y por encima del mostrado por las exportaciones argentinas.


Los talentos y los incentivos


La educación y capacitación son elementos primordiales en el desarrollo económico de un territorio, y son dos de los aspectos que componen lo que se denomina “capital humano”.


Se trata del capital que las personas acumulan invirtiendo en sí mismas para mejorar su bienestar futuro. Es muy distinto del “capital físico”, en tanto no es posible escindir a la persona de sus conocimientos y habilidades como se separa a un propietario de sus maquinarias o herramientas. Por tanto, cada vez que un empleado calificado y/o experimentado se va de una empresa, la misma se descapitaliza. Y el reemplazo no siempre es sencillo, pues muchas veces esas talentosas personas que los empleadores requieren no tienen incentivos suficientes para trabajar allí.

Economía del Conocimiento. En Argentina se caracteriza por su calidad y potencial pero también por sus inconvenientes y desafíos.

La problemática se agudiza si esa empresa realiza actividades cuyo insumo principal es el talento de los trabajadores. Tal es el caso de las que forman parte de la EdC, donde se verifica, a partir de la pandemia, una tendencia sostenida de fuga de empleo del mercado laboral formal al informal.


El aumento de la brecha cambiaria magnificó el problema, “incrementando la masa de trabajadores que operan bajo contratos individuales para empresas del exterior, evitando así ingresar divisas en el régimen cambiario local”, señala el informe.


Particularmente, en algunas empresas del área de servicios informáticos se estima que la rotación de personal llega a ser del 30%, excediendo su capacidad de reponer en forma inmediata el capital humano perdido. La pérdida es más cualitativa que cuantitativa, pues si bien las empresas siguen contratando empleados, se reemplazan profesionales que llevaban muchos años en funciones por jóvenes de menor formación. Esto, además, está provocando faltante de supervisores capacitados, interrumpiendo los procesos de aprendizaje “on the job”.

El informe prevé que “a medio plazo esta debilidad provocará un grave deterioro en la calidad de nuestras industrias, factor que hoy es el mayor valor competitivo de nuestro país en el mercado global”, y advierte que la estabilidad del sector y el mantenimiento de su nivel de actividad están en riesgo en este contexto.


Los fuertes aumentos salariales en la EdC son, en parte, una consecuencia de esto: constituyen intentos por parte de las empresas de retener personal. La medida anunciada hace semanas por Sergio Massa, bautizada como “dólar tecno”, establece que aquellas empresas cuyas exportaciones de SBC sean mayores que un año atrás, podrán disponer libremente del 30% de ese monto en dólares. La intención es que parte de ese importe se destine a remuneraciones para frenar la sangría de talentos.

Dato

465.000
Es la cantidad de empleados registrados en la Economía del Conocimiento en el último trimestre de 2021

No obstante lo dicho, el trabajo formal en el sector continúa creciendo en Argentina. Alcanzó en el cuarto trimestre del año pasado los 465 mil empleados registrados, marcando un nuevo récord histórico y representando el 7,35% del empleo privado formal. Casi el 70% de los empleados del sector están afectados a la prestación de servicios empresariales, profesionales y técnicos, mientras que cerca del 60% de los ocupados tiene, como mínimo, formación universitaria. El rubro donde más creció el empleo año a año fue el de servicios audiovisuales, con un aumento del 39% en la cantidad de ocupados.


Análisis FODA


Es posible decir que la EdC en Argentina se caracteriza por su dualidad. Por un lado, tiene un gran potencial y calidad. Por el otro, se enfrenta a problemas que ponen en riesgo su operabilidad.


Su fortaleza radica en la calificación del capital humano ocupado que, al constituir el input más importante, redunda en la prestación de SBC de distinguida calidad. Pese a evidenciar un deterioro en los últimos años, el sistema educativo nacional se ha caracterizado históricamente por su gratuidad y alto nivel, generando una amplia oferta de trabajo competente y competitiva.


El estado de expansión de la demanda mundial de SBC constituye una gran oportunidad para el sector nacional. Este fenómeno es generalizado porque abarca a todos los rubros y es de gran extensión geográfica.


Las debilidades están en la falta de una clara política de estado en favor del sector, y en los desórdenes macroeconómicos nacionales, principalmente el atraso cambiario y la alta inflación que generan un encarecimiento de costos y una sangría de personal calificado al “empleo blue”.


Por último, los pronósticos de una recesión global en 2023 y la incertidumbre en torno a la persistencia del conflicto bélico en Ucrania son amenazas no solo para la EdC de Argentina, sino para el orden económico global.


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