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Bariloche incorpora el mapa de “bosques protectores” y condiciona proyectos inmobiliarios

La nueva ordenanza limita de algún modo los megaproyectos que están en trámite y que preocupan a ambientalistas. El esquema había sido diseñado hace 7 años.

Por impulso de un inquieto grupo de ambientalistas, organizaciones de jóvenes y juntas vecinales del Oeste, el Concejo Deliberante de Bariloche aprobó ayer una ordenanza que incorpora como “herramienta de gestión y planificación municipal” el mapa de bosques “protectores, nativos y permanentes”, que fue elaborado hace 7 años en cumplimiento de una ley nacional.

El proyecto fue impulsado por el bloque Frente de Todos y logró apoyo unánime de los concejales, en una votación que terminó con aplausos de los interesados directos, presentes en la sala de sesiones.

El mapa es una exhaustiva descripción de los bosques existentes en el ejido municipal y los clasifica en “protectores, permanentes y nativos”. Luciano Celsi, dirigente del barrio Don Bosco, explicó que cada una de esas categorías “tiene sus características y su importancia” y destacó el valor de que el municipio ahora lo sume entre sus recursos de planificación.

El articulado de la ordenanza señala en forma genérica que de ahora en más “las autorizaciones de obras, actividades o eventos que se otorguen en el marco de las competencias municipales deberán tener en cuenta” los estándares definidos en el mapa.

“Increíblemente Bariloche no tenía hasta ahora un documento que defina dónde están los bosques y cómo son -dijo el vecinalista-. Pero igual hay que decir que la ordenanza es apenas un primer paso. Esto no protege los bosques. Para que eso suceda se necesita una ley provincial”.

Celsi recordó (como también lo subraya la ordenanza en sus fundamentos) que el mapa de bosques fue confeccionado en 2015 de manera “participativa y cuidada”, pero aun así fue ignorado por los responsables del planeamiento urbano “siendo que resulta urgente y esencial para proteger nuestro patrimonio ambiental común”.

Recalcó que desde aquel año las organizaciones ambientalistas siguen a la espera de que el mapa de ordenamiento territorial de bosques sea tratado y aprobado por la legislatura de Río Negro. Ese instrumento sí introduciría restricciones aplicables, con el “semáforo” de clasificación de bosques por colores, según las actividades permitidas en cada caso.

Celsi dijo que la aprobación de la ordenanza es un logro importante, pero reconoció que el texto sufrió recortes. “Tristemente tuvimos que aceptar que saquen un término como plan de manejo, porque en el municipio entendían que podía interferir con las facultades de la provincia. Es bastante complejo: la municipalidad tiene autoridad sobre el uso de suelos, pero no sobre los bosques, que son responsabilidad provincial”.

Aun con esas limitaciones, los ambientalistas están convencidos de que la nueva ordenanza ofrece un marco normativo nuevo y condiciona de algún modo los megaproyectos inmobiliarios que están en trámite y que preocupan a quienes velan por las reservas naturales urbanas y otras áreas ambientalmente frágiles.

En los fundamentos de la norma se deja en claro que los bosques nativos son “el factor dinámico de mayor importancia para asegurar la estabilidad de un ecosistema”. Alertan también sobre el riesgo de aluviones y derrumbes en laderas donde son eliminados (como ocurrió ya en el barrio Melipal) y destaca que otorgarles un estatus protectivo está “en sintonía con el impulso que se intenta dar desde el Ejecutivo provincial a la generación de hidrógeno verde”.


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