Huellas del Cáncer en la región
Por primera vez una investigación muestra cuáles son los tumores más comunes. Fue hecha por profesionales de la Escuela de Medicina de Cipolletti. Estudiaron casi 5.000 casos en esa ciudad, Regina, Roca y Cinco Saltos.
Casi el 34 % de los casos de cáncer maligno entre las mujeres se da en las mamas. Poco más del 21 % de los tumores en varones afecta a la próstata, aunque la mayor mortalidad se registre entre los afectados por el cáncer de pulmón. La edad de mayor riesgo entre ellas es de los 40 a los 70. En ellos, a partir de los 60. Esas son las huellas que deja el cáncer en la región.
Así lo asegura el primer estudio hecho sobre incidencia de tumores malignos en el Alto Valle rionegrino: algo así como una radiografía del cáncer en esta zona. Una investigación realizada por profesores e investigadores de la Escuela de Medicina de Cipolletti y la Universidad de Buenos Aires (UBA) que es un avance enorme en el conocimiento de la enfermedad. «Los datos que se relevaron son fundamentales a la hora de planificar políticas públicas para la detección y prevención de la enfermedad», aseguran dos de sus responsables: Osvaldo Koch, docente de la UBA e investigador del Conicet, y Edgardo Fernández, director de la Escuela de Medicina de la Universidad del Comahue, en Cipolletti.
El futuro del cáncer
Lo que lograron cobra importancia sobre todo si se tiene en cuenta el último informe mundial de la Organización Mundial de la Salud. Allí se asegura que la incidencia del cáncer podría aumentar en un 50% hasta el año 2020, en el que habría 15 millones de nuevos casos.
La investigación realizada por los profesionales de la región tomó casi cinco mil casos de tumores malignos registrados en los hospitales públicos y el sector privado entre los años 2001 y 2006, en las ciudades de Cipolletti, Regina, Cinco Saltos y Roca. «Nuestra base de datos fueron los protocolos de diagnóstico de los servicios de anatomía patológica. Nos encontramos con que en los varones, la frecuencia más alta la tienen los tumores de próstata. Duplican a los que vienen en segundo
lugar, que son los de intestino grueso. En el caso de las mujeres, los tumores malignos más frecuentes son los de mama», explicó el doctor Kock, y agregó: «Tanto en hombres como mujeres, los tumores más frecuente están relacionados con el sexo, es decir son hormono-dependientes, que dependen de la actividad hormonal».
El estudio se encontró también con algunas sorpresas. Por ejemplo, mientras en el sector privado el cáncer de próstata es el más común entre los hombres, en el
sector público cae al cuarto lugar. ¿La explicación? «Refleja, no una diferencia de incidencia, sino una diferencia en el método de diagnóstico, de acceso, a los cirujanos que hay, del tipo de servicios que se presten en el nosocomio», dicen los investigadores.
En el caso de las mujeres es distinto: mientras el de cuello uterino ocupa el tercer lugar en el sector privado, en el público pasa al segundo,
muy cerca del cáncer de mama. Aquí la explicación es otra: «En general los sectores más altos son los que tienen mayor información sobre cómo prevenir. Esta información, en las mujeres de sectores más bajos, no está tan clara», agregan.
La investigación es la única en la Patagonia sobre esta enfermedad y la segunda en todo el país. «Sólo existe algo así en la ciudad de Concordia y arrojó resultados parecidos», dice Koch.
Según la OMS, entre los campos de actuación que pueden contribuir efectivamente a frenar el aumento de la incidencia del cáncer y a prevenir un tercio de los casos figuran los siguientes:
-La reducción del consumo de tabaco, que sigue siendo el principal factor evitable de riesgo de cáncer.
-El régimen alimentario y los modos de vida saludables también pueden ayudar. El consumo frecuente de frutas y verduras y la actividad física pueden ser medidas eficaces.
-El pronunciado aumento del número de nuevos casos previsto en todo el mundo, de 10 millones en 2000 a 15 millones en 2020, se debe sobre todo al continuo envejecimiento de la población, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.
-Los programas de detección precoz posibilitan la prevención y el éxito de la curación, particularmente en el caso de los cánceres de mama y del cuello uterino.
Con esto coinciden Koch y Fernández. Aseguran: «El cáncer de mama disminuyó su mortalidad en razón de la detección temprana, pero esto es muy distinto a lo que significa, por ejemplo, en el caso de cuello uterino, en el que tenemos la posibilidad de casi erradicar la enfermedad. Es una enfermedad de transmisión sexual, que se produce por un virus, el HPV, que genera las lesiones que desembocan en el cáncer de cuello y que además tiene un período de latencia muy largo en el cual mediante el método del Papanicolau estos tumores se pueden llegar a remitir casi en su totalidad. Por eso dependen tanto de la cuestión socioeconómica. Hace unos años estos tipos de cáncer eran los más comunes, muy por encima de lo que es hoy el de mama, esta disminución que ha sufrida la región tiene que ver justamente con la prevención». Y a eso apuntaron los investigadores: a saber cómo nos afecta esta enfermedad. Para poder prevenirla.
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