Península Valdés invadida de plástico: elefantes marinos conviven con la basura
La basura llega desde los barcos pesqueros que, frente a Puerto Madryn, busca el calamar y el langostino. Grupos de vecinos y organizaciones se organizan para limpiar las playas, pero no alcanza.
Península de Valdés sufre la invasión de plástico en cientos de kilómetros de playas habitadas por elefantes marinos y pingüinos. Cajones, baldes y restos de redes de pesca que tiran los barcos que surcan el sur del Océano Atlántico en busca del preciado langostino o calamar patagónico, están sobre la arena como una bomba de tiempo para la fauna que allí habita.
Dos ejemplos salieron a la luz uno en Playa Colombo, ubicada en mar abierto y muy cerca de Morro Nuevo, en Península de Valdés, el otro en las islas Tovita y Tova, a 50 kilómetros de Camarones. Allí, 20.000 kilos de residuos plásticos dispersos por las playas, como mínimo, lastiman y hasta matan a la colonia de elefantes marinos que llega a tener sus crías en esta época del año.
Desde la organización Playas limpias Patagonia vienen denunciando hace más de un mes que “Hace más de 40 años que se vienen contaminando las costas patagónicas con basura proveniente de los barcos pesqueros, en este caso que atracan principalmente en Puerto Madryn. Todos los gobiernos que han pasado desde esa fecha hasta ahora han mirado para el costado esta problemática por presiones de las empresas pesqueras que se llenan los bolsillos de plata depredando el mar argentino y dejando nuestras costas llenas de basura impunemente”, escriben en sus redes.
Al menos el 80% de las playas de Puerto Pirámides, en la costa de la Península Valdés, está contaminada con residuos de la industria pesquera, según pudo constatar durante una recorrida de 8 kilómetros que realizaron especialistas del Ministerio de Ambiente de Nación y de la provincia de Chubut, e informó el subsecretario de Conservación y Áreas Protegidas de la provincia, Sergio Paul Casin.
La Península Valdés es un accidente costero sobre el mar Argentino, en la provincia del Chubut. Desde 1999, es Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco en Argentina. Asimismo, recibe la mayor población reproductora de ballenas francas australes y contiene numerosas reservas naturales.
Las islas Tova y Tovita son parte del Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral y en ambas islas se acumula una enorme cantidad de basura pesquera.
Alejandro Ferro, nació y se crio en un campo frente a estas playas y es integrante de la organización Playas limpias Patagonia. “Muchas veces me topé con un elefante marino atrapado en parte de una red de pesca –enfatizó en diálogo con Infobae-. Si le hacemos una autopsia a un pingüino muerto vamos a descubrir gran cantidad de plástico en su organismo”.
El problema de los barcos pesqueros es recurrente. Miles de cajones sin identificación, para evitar las denuncias o multas; redes, sogas y residuos plásticos de comida que se consume en los barcos, se acumulan en el agua y luego en las playas.
“Este problema existe hace como 30 años. Lo bueno es que ahora se visibiliza. Quizás también porque es mucho más grave que antes –explicó Ferro-. Es muy triste ver a los animales entre plásticos. Sólo porque el ser humano no sabe cuidar el planeta”.
La agrupación Playas Limpias salió a levantar plástico en algunos sitios de la zona. Y en estos días, la noticia cobró relevancia nacional porque Yago Lange, un velista olímpico y ambientalista, con más de 150 limpiezas y 140 charlas ambientales en su haber convocó para limpiar Península Valdés y sacar la basura plástica de la playa donde los animales tienen sus crías.
“La realidad es que el mar está lleno de desperdicios plásticos de todo tipo, y si no paramos esto estarán siempre en algún lugar. Esta limpieza tiene que ser masiva. Pedimos ayuda a la Provincia y a la Nación, y que compartieran las imágenes. Solicitamos apoyo logístico y que se hable de este tema, y que esté asociado a todos los temas ambientales. Tenemos que deconstruirnos también ambientalmente”, sostuvo Yago, en diario La Nación.
Cada minuto se vierte en el océano una cantidad de plástico equivalente a un camión de basura, unas dos toneladas aproximadamente. Los habitantes de la península intentan limpiar las playas, pero se hace indispensable el control sobre la industria pesquera para evitar la contaminación de las arenas en la que reposa la fauna patagónica.
Playas de plástico y falta de control
Los elefantes marinos en la playa se ven tranquilos bajo el sol, mueven sus miles de kilos entre el plástico y las redes de pesca pérdidas. Parecen no inmutarse aunque lo padecen. Desde Playas limpias señalan cómo podría atenuarse el problema. “Fallan los controles a los barcos. Se debería controlar con cuántos cajones sale cada nave y con cuántos vuelve. Lo mismo con los baldes, las redes y otros elementos de los pesqueros. Prefectura le echa la culpa al puerto, y viceversa”.
Argentina, junto a otros 150 países, forma parte del convenio MARPOL que prohibe a los barcos descargar basura en el mar. Las regulaciones aplican a los buques pesqueros argentinos y extranjeros dentro de las 200 millas náuticas.
El gobierno de Chubut obligó a las empresas a rotular los cajones para saber el origen y habilitar la vía sancionatoria. Eso no dio resultado porque las empresas dicen que le pierden la trazabilidad al cajón y no se pueden hacer cargo. Tampoco sirvió la aplicación de multas, teniendo en cuenta que se pagaron sin mayor dificultad.
Un informe reciente del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) da un panorama poco alentador sobre la basura que cubre los mares del mundo. Según el organismo, el 85% de la contaminación de los océanos está dada por residuos plásticos. De esa manera, hay hasta 199 millones de toneladas de plásticos en los océanos.
El mismo informe prevé un futuro para el planeta Tierra desolador. Estiman que los vertidos de plásticos en los océanos se triplicarán para 2040 si no se toman medidas significativas en el corto plazo.
El problema más grave con los plásticos es que se convierten en fragmentos más pequeños y los animales los confunden con alimentos y los enmallamientos en redes y sogas de pesca son una de las principales causas de muerte de ballenas.
Comentarios