Historia de un hit: «The Show Must Go On», la conmovedora canción de despedida de Freddie Mercury
El 14 de octubre de 1991, Queen editaba esta canción, que sería el último single con Freddie Mercury, quien fallecería apenas seis semanas después.
«Fred, no sé si esto será posible de cantar”. Brian May dudaba seriamente sobre la capacidad vocal de su compañero. Extremadamente debilitado por enfermedad que todos suponían, pero de la cual no había confirmación alguna, Freddie Mercury tranquilizó a su guitarrista: “Está todo ok, lo haré, cariño”. Acto seguido, tomó un trago de vodka y cantó “The Show Must Go One”. Y fue increíble.
Para mediados de 1986, tras la edición de “A Kind of Magic”, el duodécimo disco de Queen que contenía hits como “One Vision”, “Friends Will Be Friends”, “Who Wants To Live Forever” y el que le dio nombre al álbum, la salud de Mercury comenzó a deteriorarse a tal punto que él mismo fue a hacer un chequeo profundo. Pero no fue hasta un año después que supo de qué se trataba: era portador de SIDA. Nadie más que él lo supo hasta que, tan solo dos semanas antes de morir, el 24 de noviembre de 1991, lo hizo público.
A “A Kind of Magic” le siguió “The Miracle” (1989), pero, a diferencia de su antecesor, que contó una impresionante gira mundial, la “Magic Tour”, “A Kindf of Magic” no tuvo directos masivos. Así, “Magic Tour”, de 1986, fue la última gira de Queen con Freddie Mercury eternizada en el célebre VHS Live Magic.
A partir de entonces, las apariciones públicas del frontman fueron cada vez más esporádicas hasta que, el 18 de febrero de 1990, se lo vio en público por última vez.
Fue durante los Brits Awards, en Londres, donde los Queen recibieron el Brit Award a la Contribución Sobresaliente a la Música Británica. Brian May fue el encargado del discurso formal, mientras que Freddie solo dijo “Gracias, buenas noches” para retirarse para siempre de la mirada pública. Entonces, llegó “Innuendo”.
«The Show Must Go On» solo con la voz de Freddie Mercury
El último disco de Queen con Freddie Mercury le tomó a la banda casi dos años hacerlo. Grabado entre marzo de 1990 y febrero de 1991, se publicó finalmente en marzo de ese año y su éxito comercial fue inmediato: alcanzó el puesto número 1 en las UK Singles Chart y permaneció en esa posición durante dos semanas; y fue el primer álbum de Queen en obtener la certificación de oro en los EE. UU. tras su lanzamiento desde The Works en 1984.
Siete de sus doce temas fueron cortes: “Innuendo”, “I’m Going Slightly Mad”, “Ride The Wild Wind”, “Headlong”, “I Can’t Live With You”, “These Are the Days of Our Lives” y “The Show Must Go On”. Quedémonos en los últimos dos.
«These Are the Days of Our Lives», último videoclip de Freddie Mercury
Editada el 5 de septiembre de 1991, “These Are the Days of Our Lives”, además de ser una maravillosa y conmovedora balada, es el último videoclip con Mercury. Allí se lo ve demacrado y extremadamente débil. Pero, a pesar del deterioro físico y del abundante maquillaje con el que buscaba disimular aquel deterioro, Mercury ofrece una performance vocal increíble. Y mientras lo hace, sonríe. Aunque en aquella sonrisa, como en todo lo que sucedió alrededor de las letras y músicas de Innunedo (lo supimos después) había una despedida irreversible.
“The Show Must Go One”, editado el 14 de octubre de 1991, apenas seis semanas antes de la muerte de Mercury, ya no tendría videoclip original, sino que sería uno armado con imágenes de otros videoclips de la banda y momentos vividos por los músicos en los poco más de 20 años que llevaban juntos.
El título de la canción remite a un concepto propio del mundo del entretenimiento, al cual no le importa qué esté sucediendo con la vida de las personas porque, pase lo que pase, “el show debe continuar”.
No importa lo enfermo que se sintiera Freddie, nunca se quejaba con nadie ni buscaba simpatía de ningún tipo. Era su batalla, la de nadie más, y siempre lucía una cara valiente contra las probabilidades cada vez mayores en su contra».
Jim Hutton, asistente y último compañero de Freddie Mercury.
Pero Freddie no criticaba al show business, (se/nos) estaba diciendo otra cosa, más personal. Que él podía continuar con el show, que por muy enfermo que estuviera, igual lo haría tal como le dijo a su compañero de banda. Mercury sabía que el final estaba cerca y que una vez que sucediera ya no habría más. Por eso, mientras estuviera vivo, el show iba a continuar, debía continuar. Porque, como dice parte de su letra: “Dentro de mi corazón se está rompiendo/ Puede que mi maquillaje se esté descascarando/ Pero mi sonrisa todavía se mantiene”.
Con la salud deteriorada y debilitado en extremo, las apariciones del cantante en el estudio fueron exclusivamente para grabar su voz. En cambio, los falsetes y las notas altas o muy agudas de los coros, acaso una de sus marcas más notorias como vocalista, quedaron a cargo del baterista Roger Taylor.
En el demo esas partes fueron cantadas por Brian May cantando las notas altas en falsete.
Fue entonces que el guitarrista le preguntó a Freddie si podría hacerlo y fue entonces que Freddie lo tranquilizó, le dijo que por supuesto que sí e ingresó al estudio para cantar una de las más conmovedoras versiones que se haya hecho de una canción en la historia del rock.
«(Freddie) se apoyó contra la consola y… realizó una de las interpretaciones más extraordinarias de su vida», recordó Brian May muchos años después. «En la mezcla final de The Show Must Go On, cuando llegas a ‘On with the show’, estás escuchando a un hombre que hizo todo para entregar su mejor trabajo».
«The Show Must Go On» fue el último single de Queen con Freddie Mercury. ¿Lo sabían los Queen? Quizás sí. ¿Cómo explicar entonces que el Lado B haya sido «Keep Yourself Alive», una canción de 1973, el primer single de la historia de la banda? Principio y final reunidos y un show que debía continuar.
Un mes después de la publicación de “The Show Must Go One”, Freddie Mercury decidió dejó de tomar las medicaciones porque, como revelaría su asistente personal Peter Freestone, “no quería más drogas que lo mantuvieran vivo”, aún sabiendo que su enfermedad lo mataría. Y así iba a ser: el 24 de noviembre de 1991, Fredie Mercury, con tan solo 45 años, fallecería de una neumonía bronquial derivada del virus VIH.
Comentarios