La política degradada
Juan Carlos Bertolami, DNI 10.951.411
NEUQUÉN
La política es la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas. Es la actividad de los que gobiernan y legislan o aspiran a solucionar los asuntos que afectan a la sociedad.
Al decir degradada, es por los ciudadanos que, haciendo política, la practican y ejercen en forma deficiente, y por lo tanto la degradan, entendiendo por tal que no solucionan los problemas de la sociedad.
El político, para estar en condiciones de serlo, tendría que estudiar y capacitarse en Escuelas Políticas y formarse antes de presentarse.
En estas escuelas, la formación al futuro político debiera contener y enseñar el comportamiento del ciudadano en la sociedad. Las necesidades de éste y métodos de estudio para prepararse e interpretar estas necesidades y proponer soluciones, que se puedan realizar y concretar eficaz y eficientemente.
El principio del político debe contar con valores éticos, que le permitan presentarse a la sociedad como una opción elegible desde una concepción ética que permita que los ciudadanos le crean y confíen en su propuesta.
Hoy vemos el descreimiento de los ciudadanos, debido a la abundancia de las promesas sin concretar de la mayoría de los políticos. Dentro de las reglas de participación de la democracia, el político debiera rendir cuentas de la concreción de sus promesas a los ciudadanos cada 15 días por el o los medios, y así estar siempre cerca del ciudadano, haciéndole llegar el informe de su gestión.
Hoy, salvo muy pocas excepciones, no conocemos a los concejales, diputados provinciales, nacionales y senadores que son elegidos por años. Al no conocerlos y no tener su informe de gestión, no sabemos qué hacen y, por lo tanto, impide al ciudadano la interacción necesaria que debiera existir con éste para la práctica de la democracia, donde el ciudadano brindaría el apoyo o la corrección de su gestión, de acuerdo al camino propuesto cuando pidió el voto.
Nunca es tarde para jerarquizar a la política. Las escuelas de formación necesarias debieran ser una prioridad de los partidos políticos, y también de las universidades, pensando a nuestra Argentina a mediano y largo plazo. Una herramienta para dar inicio al camino de os valores éticos sería que los concejales, diputados y senadores aprobaran la ley de la Ficha Limpia.
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