Femicidio de Agostina: anularon el juicio por amenazas a los jurados

El jurado se siente intimidado. La amenaza ocurrió dentro del edificio, este mismo miércoles. Después de cinco jornadas en las que declararon testigos, policías y peritos, se esperaba que hoy se conociera el veredicto sobre la responsabilidad de los cinco acusados.

En un giro totalmente imprevisto, el juicio por el femicidio de Agostina Gisfman fue anulado. El jurado popular fue amenazado este mismo miércoles dentro del edificio de la Ciudad Judicial donde se desarrolla el proceso. Debían decidir sobre la responsabilidad de los imputados en una deliberación que había comenzado ayer y se retomó hoy, a las 8:30. El viernes elegirán al nuevo jurado para hacer otra vez el juicio.

Este mediodía se conoció que el juicio por el femicidio de Agostina quedaba anulado. Los motivos sacudieron al Poder Judicial: el jurado popular, compuesto por seis hombres y seis mujeres, había sufrido amenazas. Si el panorama puede ser aún peor, las intimidaciones ocurrieron este mismo miércoles y dentro del edificio de la Ciudad Judicial.

El fiscal Agustín García informó que conocieron lo que ocurría una hora después del comienzo de la deliberación de hoy. «No estaban tranquilos (…) manifestaron que en esas condiciones no podían garantizar ellos tampoco la imparcialidad en la toma de decisiones», señaló.

El representante del Ministerio Público Fiscal calificó la situación de «muy grave» y anunció que se iniciará investigación.

García detalló que la amenaza fue escrita en una pared del baño de hombres. Les decían que conocen sus domicilios y que «voten bien». Agregó que es un baño interno del edificio que él entendía que estaba solo reservado para los jurados. Aclaró que desconoce si el mensaje estaba destinado a alguno de los jurados en particular y que habría sido escrito ayer.


Todo un juicio de nuevo

El fiscal García confirmó que la jueza Leticia Lorenzo ordenó que en 10 días se establezca una nueva fecha de juicio. «Se tiene que hacer todo el juicio de nuevo, remarcó.

Este proceso implicará una nueva selección de jurados. Los ciudadanos seleccionados para el proceso actual ya manifestaron su imposibilidad de ser imparciales para dar un veredicto.

García indicó que no hay antecedentes de una situación como la actual: «este es el primero y, la verdad, que me indigna».

Otro punto a revisar es si a alguno de los acusados se les vencería el plazo de prisión preventiva con el que llegaron al juicio anulado hoy.

Qué pasó hasta ayer

Ayer, martes, el jurado interrumpió su debate a las 19. Los y las integrantes adujeron cansancio luego de una extensa jornada que comenzó 8:30 y en la que escucharon los alegatos de la fiscalía, la querella y las defensas de los cinco acusados, quienes además pronunciaron sus discursos de clausura.

El jurado también hizo saber que tenía dudas sobre algunas de las cuestiones a resolver. En particular preguntaron sobre las diferencias entre coautoría, participación primaria, participación secundaria y encubrimiento, a fin de resolver la situación de Juan Carlos Monsalve, autor confeso del femicidio, y quienes habrían sido sus cómplices, Enzo Monsalve y Maximiliano Zapata.

Los otros acusados son Gustavo Chianese, como entregador (partícipe primario) y Ana María Perales (como instigadora).

A las 15 del martes, el jurado popular había comenzado su deliberación. Podía culpar a todos los imputados u otorgarles distinto grado de responsabilidad.

El último acto del juicio, pasado el mediodía, fue la declaración de los cuatro imputados y la imputada, muchos de los cuales hablaron por primera vez en el proceso que comenzó el 14 de mayo del 2021 cuando asesinaron a Agostina, la joven de 22 años madre de una niña de 2 años que vivía en Cipolletti, y cuyo cuerpo apareció calcinado en un basural en la meseta de Centenario.

Juan Carlos Monsalve volvió a atribuirse la autoría del femicidio, como lo había hecho el martes pasado en la primera audiencia. La diferencia es que esta segunda oportunidad habló después del alegato del fiscal jefe Agustín García, quien puso en evidencia todas sus mendacidades y contradicciones.

Monsalve volvió a autoinculparse

Pese a que su credibilidad quedó cercana a cero, Monsalve insistió con que actuó solo, acusó a Agostina de robarle un millón de pesos y dijo que la fiscalía exhibió «las comunicaciones que le convienen» en alusión a escuchas telefónicas y audios de whatsapp que lo comprometen.

Como novedad, aportó que «siempre fui un manipulador», y le pidió disculpas «al papá de Agostina, a su mamá y a su hijita». No mencionó a Martín Díaz, padre de la niña y esposo de la víctima, quien lo miraba fijamente a pocos metros de distancia.

Los y las integrantes del jurado apenas le dirigieron la vista. Antes se vio lagrimear a algunos, mientras escuchaban los alegatos del fiscal García y del querellante Iván Vázquez.

«No tenía nada contra esa chica»

La voz de Ana Perales, esposa de Monsalve y acusada de instigadora, era acaso una de las más esperadas. Fue la última en hablar, y se la vio llorar por primera vez. Lejos del imperativo tono de voz con el que se la escucha en algunos audios, afirmó que «yo no tenía ningún problema con Agostina», «no quería lastimar a nadie», «no tenía nada contra esa chica».

Hay una escucha telefónica de una conversación entre Ana Perales y Nieves, la hermana ya fallecida de Monsalve, en la que la imputada dice: «desde el día que esa mujer se cruzó en mi vida, mi vida quedó arruinada». Para entonces su marido ya estaba preso, pero ella continuaba en libertad.

En la audiencia de ayer, y a pesar de que aseguró que quería divorciarse de su marido, siempre lo nombró con cercanía, por el nombre de pila: «Yo no tenía poder sobre Carlos» como para obligarlo a que cometiera el crimen, «sólo quería separarme de él».

«Monsalve me mató en vida»

Gustavo Chianese, acusado de partícipe primario, pasó al estrado, desde allí señaló a Monsalve y pronunció en alta voz: «a mí ese hombre me mató en vida. Soy un sonámbulo».

Sin embargo durante el juicio se sientan uno junto al otro y a veces conversan animadamente.

Negó haber sido el entregador de Agostina. «A mí ella no me había hecho nada, y yo no le haría daño a nadie. Toda mi vida pasó por el laburo. La fiscalía se agarra de las cosas que le conviene», dijo.

A Chianese se lo vio llorar dos veces durante el juicio: el lunes, cuando declaró su hermana por Zoom desde Buenos Aires, y hoy durante el alegato de su defensor público Pablo Marazzo.

La sala de audiencias estuvo colmada de público que asistió a escuchar los alegatos. (Matías Subat)

A su turno Enzo Monsalve, sobrino de Juan Carlos, admitió que estuvo en la meseta donde mataron y quemaron el cuerpo de Agostina pero argumentó que «fui engañado, mi tío me dijo que íbamos a tirar basura».

«No le dí muerte a esa chica», afirmó. «Nunca tuve problemas con una mujer, y jamás pensé que mi tío fuera capaz de hacer eso».

Por último Maximiliano Zapata, el empleado de Monsalve que también estuvo en el basural, dijo que cuando vio las fotos exhibidas por el forense del cadáver de Agostina «me acordé de mi hermana fallecida». La diferencia es que su hermana murió a los 17 años de una enfermedad, y Agostina fue apuñalada, quemada, y sus restos son prácticamente irreconocibles.

«Soy una buena persona, no sé expresarme bien. Le doy el pésame a la familia», dijo.

La víctima denigrada

El fiscal jefe de Homicidios, Agustín García, y la asistente letrada Guadalupe Inaudi. (Matías Subat)

«Los imputados denigraban a Agostina, tenían el concepto de que estaba varios escalones más abajo del hombre, porque era mujer y porque era prostituta», dijo el martes 13 en el alegato de apertura al jurado popular el fiscal jefe de Homicidios de Neuquén, Agustín García. Una semana después retomó esa línea argumental, para pedir que declaren responsables a los cinco acusados de homicidio agravado por femicidio, por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas.

El alegato de García duró 1 hora y 40 minutos. Afirmó que los imputados denigraron a Agostina. Se refirieron a ella, en audios y escuchas, como drogona, paquete, gato, avanzadora, ladrona, pobre chica, era brava, caramelito y afirmaron que el acusado Juan Carlos Monsalve se defendió. «Ahí está el componente de violencia de género», señaló el fiscal. Luego, tomó la palabra uno de los abogados querellantes, Diego Vázquez, se pasó a un cuarto intermedio y se retomó la audiencia.

Después de cinco días en los que declararon testigos, policías, criminalistas, psicólogas, médicos y expertos en distintas disciplinas con la sala vacía, salvo familiares de Agostina y de Enzo Monsalve, el día de los alegatos la sala estuvo colmada porque asistieron estudiantes de derecho y funcionarios judiciales.

Las acusaciones

El equipo de abogados defensores de los imputados. (Matías Subat)

• Juan Carlos MonsalveEn la primera audiencia confesó ser el autor material del femicidio. Dijo que actuó solo, que se defendió de un ataque de la víctima, quien estaba drogada, y que le debía dinero y drogas. Todas las pruebas presentadas en el juicio, en especial las escuchas telefónicas y los mensajes de whatsapp que recibió y envió, desmienten su versión sobre la mecánica del femicidio. La defensora pública Natalia Pelosso no tiene margen de maniobra para intentar exculparlo. Pidió que lo declaren culpable de homicidio agravado por alevosía y femicidio, pero no por el concurso premeditado de dos o más personas. En su alegato se dedicó a defender a los otros cuatro imputados más que a su propio asistido.

Enzo Monsalve y Maximiliano Zapata. Sobrino y empleado de Juan Carlos Monsalve, fueron acusados de coautores, porque estuvieron junto con él en el basural de Centenario donde apuñalaron a la víctima y quemaron su cadáver. El defensor particular Sebastián Perazzoli (de Enzo) y la defensora pública jefa Laura Giuliani (de Zapata) pidieron que como máximo se les atribuya un encubrimiento del crimen o una participación secundaria.

El entregador y la instigadora

Gustavo Chianese. Fue el entregador y lo acusaron de partícipe necesario. Presentó a Agostina y Monsalve para que tuvieran relaciones sexuales a cambio de dinero, y luego los volvió a reunir el día del femicidio, algo que los imputados niegan. Hubo un intenso intercambio de mensajes de Whatsapp entre ellos que los compromete, y él mismo se autoincriminó en sus dos declaraciones en la etapa de investigación. Su defensor público Pablo Marazzo argumentó que es no culpable o sólo se le puede atribuir un rol de partícipe secundario. Afirmó que no hay ni una sola prueba que demuestre que el 14 de mayo le indicó a Agostina que debía encontrarse con Monsalve.

Ana Perales. Esposa de Monsalve, fue acusada de instigadora. Cuando se enteró de la relación de Monsalve con Agostina, le exigió que «le hiciera daño». Su intervención no inhabilita que el hecho se califique como femicidio: como explicó el fiscal jefe García, Agostina fue cosificada, denigrada, violentada por ser mujer. Tres hombres la rodearon en un basural al que la llevaron engañada, lejos de toda posibilidad de recibir auxilio, de noche, abusando de su superioridad numérica y física. No conformes con golpearla, la apuñalaron al menos dos veces, y luego rociaron su cuerpo con combustible y lo prendieron fuego con absoluto desprecio. Sus defensores particulares Maximiliano Orpianessi y Martín Espejo pidieron que la declaren no culpable.


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