Fundación con o sin la capital

Rodrigo Taruella recordó que Neuquén tenía como designio el convertirse en una gran ciudad. El destino de Chos Malal también estaba sellado. El propietario de los campos de la Confluencia, Casimiro Gómez, ya tenía intenciones de fundar un pueblo.

Redacción

Por Redacción

El destino de la vieja capital Chos Malal estaba sellado. La posibilidad de una guerra con Chile acercó a la Confluencia un ferrocarril que no estaba en los planes. Se había pensado anteriormente que un ferrocarril debía pasar por Chos Malal para proyectarse al Pacífico a través del paso Pichachen. Hubo proyectos pero no se concretaron.

Cuando parecía que estaba todo listo en la década del 90 del siglo XIX, una circunstancia paralizó todo: el default de los 90. Duró 4 años y le costó la presidencia a Juárez Celman. Eran los tiempos de la revolución del parque. Los inversores listos para aportar su capital, retiraron su apoyo. Si ese ferrocarril se hubiera construido, es probable que Chos Malal continuara siendo la capital del Neuquén.

Pero Chos Malal quedaba lejos de todo. Los cronistas de aquella época no exageraban sobre las dificultades del arribo a la vieja capital. “Son 6 días de viaje, por travesías en que no hay agua para los hombres ni pasto para los caballos, sino en la posta a que se llegue”, escribió Gabriel Carrasco en su informe al ministro del interior Joaquín V González, que lo comisionó en viaje de inspección al Neuquén en 1902.

En 1901 no se hablaba del traslado de la capital a la Confluencia, pero el destino de la futura Neuquén como nueva ciudad se vislumbraba. Un corresponsal del diario La Prensa de Buenos Aires, en la publicación del domingo 27 de octubre, escribía así: “Neuquén, octubre 26. Estuvo aquí el gobernador del Neuquén, señor Lisandro Olmos, de paso para Chos Malal. Recorrió a caballo los parajes de la confluencia del Limay y Neuquén, visitó el nuevo edificio del Juzgado de Paz y comisaría, y comprobó el adelanto y progreso de esta región, única del Neuquén favorecida con el ferrocarril.

Se encontró aquí con el propietario de los campos de la Confluencia, Casimiro Gómez y cambiaron ideas sobre la fundación de un pueblo, la manera de dotarlo de agua y subdividirlo en lotes para ponerlo al alcance del colono trabajador”.

Más adelante escribía: “Se harán estudios teóricos y prácticos para ver el mejor modo de dotar de agua al futuro pueblo…”. Sostenía el corresponsal que “el proyecto de fundación de un pueblo cuenta ya para su realización con un juzgado de paz, comisaría, estación de ferrocarril y posiblemente oficina de correos y telégrafos”. La idea de un pueblo ya estaba en la mente de Casimiro Gómez, con o sin capitalidad.

Las irregularidades del gobernador Juan Ignacio Alsina fueron muchas. Salvador C. Trotta, un conocido vecino de Chos Malal, a comienzos de 1903 viajó a Buenos Aires y reveló a la prensa porteña sus “manejos” y su intento de traslado de la capital a Las Lajas, donde poseía campos.

El interés de llevar la capital a la zona de sus propiedades estaba sostenido por vincularlos al Atlántico y al Pacífico, ya que el ferrocarril se proyectaba como trasandino si se extendían las vías que arribaron a la confluencia, pasando precisamente por Las Lajas.

La gravedad de las imputaciones alcanzaba no sólo al gobernador sino también a varios de sus funcionarios, entre ellos al segundo jefe de policía Abel Chaneton, aquel futuro periodista que denunciara la masacre de Zainuco. Alsina renunció.

Chos Malal siguió siendo capital pero sólo por poco tiempo. El conflicto social era permanente desde hacía varios años. Contribuyeron a ello varios gobernadores, Rawson, Olmos, Anaya. Todos con severas denuncias por parte de la población, especialmente de sus opositores.

Cuando asume como gobernador Bouquet Roldán, la idea del traslado resurge en secreto. El traumático traslado de la capital del territorio de la Pampa desde General Acha y el intento sofocado por la población de Chos Malal, daban cuenta de esa necesidad.

Cuando la población advierte la decisión, fue tarde. Bouquet Roldán estuvo muy poco tiempo en Chos Malal. La nueva capital no sería Las Lajas, sino el pueblo que se hallaba en la flamante punta de rieles, en la Confluencia. El encargado de la mudanza fue el secretario de la gobernación, el colombiano Eduardo Talero, que además debió dar la cara ante la enojada población del norte neuquino durante varios meses mientras aguardaba los fondos para financiar el traslado.

Por Rodrigo Tarruela. Editor masneuquen.com

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