En el lago Pellegrini existe una comunidad dedicada a promover la agroecología
Natalia y su familia invitan a pensar en otras maneras posibles de vida, más sincronía con el espacio que nos contiene. Entre la vecindad de El Arroyón, aunaron experiencias y armaron una asociación abierta a la comunidad.
Por Victoria Rodríguez Rey (@victoriarodriguezrey)
“Hace unos días leí un grafiti que decía algo así: Vieja verde busca jóvenes ecologistas. Y sí…, creo que va por ahí. A los jóvenes les diría que el contacto y el vínculo con la tierra te trasporten no sólo a tu alimento, al trabajo, al aire libre, a la contemplación de la belleza, del misterio de la naturaleza, al cuidado responsable de todas las unidades vivas que son un conjunto… al todo. Y por ende es como una ética a un grupo de valores. Para mí la agroecología no se enseña. Si bien hay técnicas y teorías que se pueden transmitir, creo que en realidad se transita, se vive, se come, se contempla, se percibe, te transporta a lo ancestral pero también al único futuro posible”, comenta Natalia Soto.
Natalia vive en la estepa, una frontera de tiempo y espacio que aún permanece entre la zona de chacras y un lago artificial que ya no come las orillas. En un paisaje lunar, Natalia y su familia, adoptaron los ritmos de los tiempos que allí suceden. Habitan una porción de territorio proporcional a sus necesidades vitales.
Entre la villa turística del lago Pellegrini y la histórica localidad de Contralmirante Cordero, Natalia y su familia viven en, algo así como, una hectárea de tierra arcillosa que poco a poco fueron abonando y enriqueciendo para lograr alimentos para ellos y la comunidad.
De abuela mapuche por un lado y guaraní por el otro lado, Natalia supo aprovechar cada legado transmitido y otros más incorporados de los recorridos trazados a lo largo de su vida, para generar herramientas de supervivencia.
En su tiempo de tránsito por Corcovado, provincia de Chubut, junto con su compañero Marcelo, allá en la meca de la pesca del salmón, ellos aprendieron a producir ajos. Experimentaron toda una temporada productiva y regresaron a la región del Alto Valle a comercializarlos, para volver a producir.
Desde hace 8 años cuidan, siembran, cosechan, comparten, consumen y vuelven a guardar las semillas de ajo chilote, conocido también como ajo elefante. Una variedad llamativa por su tamaño y preservada por esta familia. De dos cabezas que recibieron de regalo hoy producen alrededor de 700 kilos que comercializan fresco o deshidratado en hojuelas. En esa hectárea productiva, además de ajos, tienen frutales (damasco, ciruelo, durazno, higuera, perales, avellanos y nogales), huevos (tres variedades de gallinas ponedoras), plantines, dos vacas (una de ellas, ahora preñada, próximamente quesos) y una huerta agroecológica planificada de tal manera que provea alimentos durante todo el año.
Asociación Camino Verde
Las convicciones de autosuficiencia, construcción colectiva y amor por la tierra no quedan ahí. Hace muy pocos días junto con la comunidad de la zona del Arroyón, unas 15 familias armaron la asociación Camino Verde. Preservar las características ambientales y su diversidad natural, promover los cultivos agroecológicos evitando la contaminación con agrotóxicos para conservar la calidad de los suelos, encontrar equilibrio y beneficio mutuo, recuperar las semillas nativas y antiguas, proteger el curso de agua y su costa, permitiendo su utilización para riego y fines recreativos de la línea de ribera, promover el uso sustentable de los ecosistemas naturales ya existentes, son algunos de los objetivos planteados por la asociación que ya comienza a transitar su recorrido.
La primera actividad será la creación del vivero de plantas nativas, mediante un curso de recolección de semillas de plantas nativas y de monte y su reproducción, que se realizará en conjunto con la Facultad de Ciencias Agrarias (UNCo), en los próximos días. Luego, en ese espacio, seguirán compartiendo técnicas y herramientas hacia la autosuficiencia productiva y alimentaria.
Y ahí va Natalia, motorizada por la convicción, a pura fuerza y corazón generando espacios que promuevan el aprendizaje y compromiso colectivo para seguir contemplando las abejas, las garzas, la belleza de los días y el misterio de la vida.
Para participar de los cursos y talleres de Camino Verde o conseguir ajos deshidratados, los siguientes contactos:
Tel. 299 4671413
Instagram: @puestocalma
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