El sueño del museo privado en Bariloche que se derrumbó y derivó en una causa por contrabando
Rodolfo Corsolini creó el Museo del Lago Gutiérrez, que cerró en febrero de 2019. Ayer se informó un hallazgo de piezas en un campo de Pilcaniyeu, otras fueron detectadas en España de manera ilegal y por eso está investigado. La trama judicial.
La pasión por la geología y la paleontología despertó en Rodolfo Corsolini siendo joven, mientras vivía en Mar del Plata. Allí, protagonizó su primer descubrimiento, cuando encontró restos de un gliptodonte. Pero en el Museo de la ciudad no le dieron tanta relevancia al hallazgo. Años después, Corsolini se mudó con su familia a Bariloche y materializó un sueño.
El 20 de julio de 1995, Corsolini abrió el Museo del Lago Gutiérrez “Doctor Rosendo Pascual” en Villa Los Coihues, relató su hijo Julián tiempo atrás en una entrevista a RÍO NEGRO.
Durante más de dos décadas el Museo del Lago Gutiérrez se convirtió en un punto de referencia sobre la historia de la paleontología y la geología de la Patagonia.
Tenía una particularidad que lo hacía único en la región; era un museo privado. Su fundador lo sostuvo por su cuenta durante algunos años. Después, no le quedó alternativa que implementar el cobro de una entrada módica para recaudar fondos para sostenerlo. Alegaba que no recibía ningún tipo de apoyo económico oficial.
Pero el sueño se derrumbó. Los problemas comenzaron en 2018, cuando la Municipalidad de Bariloche le exigió que regularizara su situación y gestionara la habilitación comercial. Corsolini rechazó de plano esa idea. Y la gestión del intendente Gustavo Gennuso lo intimó con la clausura.
“El municipio me pide habilitarlo como comercio, pero no entienden que es un museo. Antes de que me humillen, cierro. Mañana me van a pedir habilitarlo como zoológico”, sostuvo a principios de 2019 su fundador. En febrero de ese año cerró sus puertas.
Durante meses no se supo nada de Corsolini. Hasta que trascendió que tenía una invitación de España para realizar una muestra itinerante en Murcia y Málaga durante tres años.
El hallazgo del cargamento de fósiles, clave
En septiembre del 2020, Corsolini fue noticia otra vez. La Aduana de España inspeccionó, a partir de un pedido de la DGI argentina, un contenedor que había arribado al puerto de Valencia. Hallaron miles de piezas paleontológicas en su interior. Se determinó que eran del Museo del Lago Gutiérrez de Bariloche. Por eso, la fiscalía federal de esta ciudad abrió una investigación penal por contrabando.
El secretario de Cultura de Río Negro, Ariel Ávalos, relató entonces que las piezas habían sido sacadas de la ciudad en abril del 2020 en plena pandemia durante un fin de semana largo, de manera irregular.
La fiscalía federal de esta ciudad investiga desde 2019 desde ese momento el contrabando de miles de fósiles y valiosas piezas paleontológicas que fueron sacadas del país de manera ilegal.
Fuentes judiciales con acceso a la investigación informaron ayer que la causa por contrabando agravado, que involucra a los dueños del Museo del Lago Gutiérrez, sigue abierta.
Explicaron que alrededor de 5.000 piezas fueron recuperadas en España y tras numerosas gestiones se pudieron trasladar en un contenedor de regreso a la Argentina.
Las fuentes dijeron que, tras recuperar esas piezas, después se peritaron “y en este momento todavía están a resguardo en el Museo Bernardino Rivadavia de Ciencias Naturales, en la Ciudad de Buenos Aires”.
Contaron que como parte de esa investigación hace dos meses aproximadamente un testigo relacionado con la paleontología le informó a la fiscalía federal que habían quedado piezas del Museo acá en la zona.
Las piezas paleontológicas abandonadas en un campo
En la fiscalía federal constataron que numerosos fósiles habían quedado acá “porque (Corsolini) se los había dado a un amigo”. “Los habían dejado acá porque no les alcanzaba para llevarlos. Quedaron tirados”, mencionaron las fuentes.
“Ese amigo se los dio a otra persona y esa persona los tuvo tirados en un campo en condiciones deplorables durante todo este tiempo”, revelaron.
La fiscalía federal constató toda esa información y de esa forma hallaron la última tanda de fósiles del Museo Lago Gutiérrez. Las fuentes aclararon que en este caso como no pudieron sacarlos del país, no hay delito. “Simplemente, los dejaron tirados”, explicaron.
El inventario de los restos fósiles
Desde la fiscalía federal de Bariloche le pidieron a la Secretaría de Cultura de la provincia “que hiciera un listado porque hay piezas muy importantes, de mucha relevancia que no aparecen por ningún lado”. “No sabemos dónde están”, revelaron.
“Entonces, se le pidió que hiciera un listado como un inventario de esos bienes para ver si esas piezas que están faltando estaban ahí”, indicaron.
Contaron que funcionarios de Provincia fueron a buscar los fósiles hasta la estancia, cerca de Pilcaniyeu, donde habían sido encontrados, para traerlos hasta el Museo Paleontológico Bariloche y hacer el inventario.
Las fuentes judiciales destacaron que, por una ley nacional de restos paleontológicos y arqueológicos y una ley provincial, “es obligación de la Secretaría de Cultura de la provincia tener un inventario y numerados y detallados los restos arqueológicos más allá de que son una colección privada”.
“Son restos arqueológicos y paleontológicos del patrimonio cultural argentino. Son del Estado nacional. Entonces, eso es obligación, en este caso, de la Secretaría de Cultura de la provincia de tener los listados”, advirtieron.
“Ese museo funcionó toda la vida de forma ilegal, porque todo el pueblo sabía que existía y lo iba a visitar y jamás la Secretaría de Cultura de la provincia hizo nada para mantenerlo en regla, para regularizar las piezas y eso que tiene piezas arqueológicas de extremada importancia”, afirmaron las fuentes judiciales.
Dijeron que los peritos que habían analizado las piezas recuperadas en España informaron a la fiscalía federal de esta ciudad que se trata de piezas de enorme importancia.
Cuestionaron que desde el gobierno rionegrino no pueden salir a hablar de que rescataron las piezas, cuando “toda la vida tuvieron la obligación de cuidar y resguardarlas y jamás lo hicieron”.
Una flor valiosa
En el Museo del Lago Gutiérrez, se encontraba la flor compuesta más antigua de la historia. “Antes se creía que las flores compuestas más antiguas eran europeas de hace unos cuatro millones de años, pero este descubrimiento aumentó la edad biológica por más de cuarenta millones de años”, destacó Julián Corsolini, el hijo del director en una nota con RÍO NEGRO tiempo atrás. El descubrimiento se publicó en revistas científicas prestigiosas como Science y Nature.
Julián planteó que fue un descubrimiento que obligó a cambiar los libros de Botánica. Afirmó que el hallazgo se publicó en 2012, en los anales de Botánica de la Universidad de Oxford, con el nuevo nombre científico: Raigunrayen Cura, que en tehuelche significa flor en piedra. Aún se desconoce si esa pieza valiosa se logró recuperar.
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