Aniversario de Roca: La ciudad que cautiva a los investigadores del mundo
Llegaron desde Europa y países vecinos, sin saber nada de Roca y con el único propósito de formarse como paleontólogos en la UNRN. Hoy se niegan a volver a sus lugares de origen y tratan de alargar su estancia el mayor tiempo posible.
Vinieron de lugares tan lejanos que su llegada solo pudo haber sido producto del destino, o como ocurre en épocas de internet, fruto de un casual resultado de Google. Y fue cuestión de tiempo para que Roca se convirtiera en un verdadero oasis donde echar raíces, encontrar el amor y transformar esa pasión por los dinosaurios en una verdadera profesión.
Es que en los últimos años un grupo de paleontólogos extranjeros decidió radicarse en la ciudad de la manzana. Becados por el Conicet y acogidos por la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), su presencia ratifica una vez más que el Valle no solo es rico en fósiles, sino que se trata de un sitio de “puertas abiertas” al conocimiento científico.
Algunos son portadores de ojos curiosos, los cuales se atreven a entrecerrar y dejarse llevar por las comparaciones. Tal es el caso de Mattia Baiano, un flamante doctor en Paleontología e italiano radicado en la ciudad hace siete años.
“Cada extranjero tiene su punto de vista pero la veo muy parecida a ciudades del centro de Italia, por su arquitectura, el río cerca, muchas zonas verdes. También el cultivo de pera y manzana me hace sentir muy cercano”, mencionó Baiano. El joven llegó al país en 2015 con la necesidad de iniciar su formación de posgrado en la UNRN, luego de haber cursado una licenciatura en su natal Nápoles y una maestría en Barcelona.
La elección no fue casual ya que Roca es una de las pocas ciudades del país y del mundo que cuenta con una carrera específica de esta ciencia natural dedicada al pasado de la vida en la Tierra. “En Italia no tenemos la riqueza fósil que hay acá. La Argentina se encuentra entre los primeros países del mundo por el nivel de sus colecciones, por lo menos con respecto a los dinosaurios”, afirmó Baiano.
Pero un par de antiguos huesos no bastaron para que las tierras roquenses conquisten su corazón. Fue durante su residencia cuando conoció a su actual esposa, una joven de ascendencia chilena con quien se casó a finales de 2019. “Nos casamos primero en Roca en diciembre de 2019 y en enero de 2020 en Italia porque sino mi familia me iba a matar”, bromeó.
Con una vida ya asentada y varios amigos con quienes juega al tenis en sus tiempo libre, Mattia admite que desea permanecer por un buen tiempo en la ciudad. Por lo pronto, su próximo paso será postularse formalmente como investigador de Conicet en la región el año que viene.
Llegar por un buscador: la historia de Sofía
Son pocas las similitudes del paisaje natural de Roca con el de su natal Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. Sin embargo, para la joven becaria Sofía Urzagasti esas diferencias son justamente lo que despertaron su principal interés.
“Santa Cruz es una zona muy boscosa, pegada a Brasil. Pero acá es muy diferente, llena de jarilla, troncos fosilizados, placas de tortugas, minerales. Y aunque a la gente le parezca un pedazo de roca, para mí dice mucho”, afirmó la joven.
Sofía llegó en 2016 sin saber absolutamente nada de la Patagonia Norte y solo guiada por Google, en su afán por encontrar una carrera que se asemejara a sus pretensiones. “Me acuerdo que quería estudiar Paleo. Empecé a investigar y en internet me salieron tres resultados: Buenos Aires, La Plata y General Roca. No sabía donde quedaba Roca, así que me puse a investigar y me gustó”, explicó.
La joven se recibió de la licenciatura de la UNRN a comienzos de años y ya trabaja en un proyecto para comenzar a digitalizar las colecciones del Museo Patagónico de Ciencias Naturales. Aunque en el medio también se dio chance para dedicarse al emprendedurismo.
Fue una precursora en la venta de viandas veganas, en un momento donde esa filosofía de vida no estaba tan extendida por estas latitudes. “Todo el mundo me decía: ‘vendé comida’. Cuando llegué en 2016 no había una opción vegana en los restaurantes. Así que me dije a mí misma de empezar”, comentó. También en sus tiempos libres incursiona en la música “under”, como saxofonista en una banda que tiene junto a su novio y un amigo.
Atardeceres que nada tienen que envidiar a Canarias
“Lo que más me gusta es el surtido de bares para ir a tomar una birra, hay un montón y de muy buena calidad. En la parte de naturaleza, los atardeceres por el Canal Grande son preciosos”, mencionó Javier González Dioni, un joven becario nacido en Canarias.
Fue una docente e investigadora argentina la que vio en Javier potencial para desarrollarse en el país y lo motivó a postularse ante el Conicet. Su llegada debía efectuarse en 2020, pero la pandemia la pospuso para comienzos de 2021.
El joven español se enamoró de inmediato de los atardeceres sobre el Canal Principal de Riego, lugar que aprovecha para desempeñar su segunda pasión: la fotografía. También halaga la simpleza del terreno, que comparado con las cuestas del archipiélago canario hace que caminar sea “una verdadera pasada”.
Su permanencia en la ciudad se prolongará por cuatro años más. Y si bien para un futuro no hay nada concreto, quedarse en este país con su sereno ritmo de vida parece lo más viable.
“En el año y pico que llevo aquí lo más desgastante ha sido el tema de papeles. En general la ciudad es tranquila, el nivel de vida es mucho más acelerado allá. Acá incluso puedes hablar con la gente y llegar a conocerlos en ese ratito que pasas en una tienda haciendo fila”, aseveró.
La promesa hecha al “nonno”
Tras haberse desempeñado en el rubro de las relaciones internacionales en un municipio de la “Città Metropolitana di Roma”, Damiano Palombi se sentía insatisfecho. Con el tiempo marcando a descuento -según él-, solo le quedó aferrarse a una vieja ilusión: la paleontología.
Y aunque la carrera no existe como tal en Europa, pronto los antiguos recuerdos familiares le traerían la solución. Sus abuelos se habían asentado en Buenos Aires durante la década del ‘50, pero el temprano fallecimiento de su abuela los llevó nuevamente de regreso a Italia para nunca más volver.
Con el patriarca de la familia enfermo, Damiano decidió tomar coraje para convertir en realidad el anhelo de su “nonno” por volver a tocar tierras argentinas. “Yo estaba buscando una trayectoria y venir a la Argentina era también cumplir con una promesa a él. En un primer momento pensaba que podía ser un viaje largo, pero luego me encantó el país”, justificó.
Particularmente resolvió asentarse en Roca por su cercanía con los yacimientos de restos fósiles. Y una vez instalado en la zona descubrió también la familiaridad de sus vecinos, quienes supieron nutrirlo de grandes amistades. “Somos muy parecidos en la forma de actuar y socializar. Fue muy fácil para mi encontrar amigos, crear interacciones y vínculos con personas. Tuve la oportunidad de viajar a otros lugares y no hay algo como la Argentina”, explicó.
Damiano llegó en 2017 y para comienzos de este año ya tenía su título en mano. Desde noviembre está radicado provisoriamente en El Chocón para sus estudios de posgrado, pero siempre vuelve los fines de semana para sentir el calor de sus amigos roquenses.
Comentarios