Aniversario de Roca: Cocinar y vender de forma segura
Una idea que surgió en diciembre del año pasado: cocinas comunitarias. Su finalidad es para que muchos vendedores informales puedan tener un sello municipal (además del propio) que los habilite a la venta de panificados en las ferias o redes sociales.
Desde la implementación de las cocinas comunitarias por parte del municipio, la elaboración de emprendedores locales que hacen panificados viene en aumento sobre todo porque pueden garantizar a los consumidores que el producto ha sido manipulado correctamente en cuanto a normas de seguridad alimenticia se refiere. El beneficio de tener un espacio con la infraestructura necesaria para trabajar es un plus extra para quienes buscan aportar a su economía familiar.
Ya hay dos cocinas comunitarias en funciones en la ciudad y una próxima a inaugurarse. El programa cuenta con una docena de emprendedores y a la espera de más vecinos que quieran sumarse a la propuesta. Personas que, si bien no cuentan con un local para la venta, logran colocar su producción en ferias o a través de las redes sociales gracias al respaldo que da tener una habilitación para este fin.
“Este es el trabajo informal de muchos vecinos. La venta ambulante, los panificados. Cuando nosotros detectamos casos donde no están regularizados tratamos de que cambien su situación. Por eso surgió habilitar cocinas municipales e invitar a la gente para que elabore en estos espacios”, comenta Florencia López Raffo, directora de Seguridad Alimentaria de la comuna.
Para poder acceder a las cocinas existe una inscripción previa. El interesado puede enviar un correo (cocinascomunitarias@generalroca.gob.ar) o llamar al 4422776 .
“Lo que primero que hacemos al contactarlos es aclararles que no es ni un taller de cocina ni un grupo de personas cocinando. Luego vemos qué producto elaboran y de qué manera encuadran en la cocina comunitaria. Los fragmentados no pueden ser elaborados aquí. El producto empieza y se termina en el día. Traen la materia prima y la elaboración sale rotulada esa misma jornada. Por eso no se pueden elaborar productos que requieran refrigeración porque se corta la cadena frío cuando se van”, comenta López Raffo.
Entre los requisitos para poder participar de la cocina se necesita tener aprobado el curso de manipulación de alimentos, libreta sanitaria y detalle del producto que se elabora. “Esto es lo que garantiza que están en conocimiento de las buenas prácticas. A cada emprendedor se le hace una entrevista personal donde se les refuerzan los conceptos aprendidos. Los productos deben tener fecha de vencimiento”, dice la funcionaria.
En estos lugares se provee de cocina, balanza, batidora, alguna bandeja grande de horno y elementos de limpieza. El emprendedor lleva sus insumos, incluso los envases para el empaquetados. Cada cocina, tanto la de barrio Nuevo como la de las 250 Viviendas y próximamente la de Stefenelli, tiene 2 turnos por día (mañana y tarde) y es 1 persona, tal vez con un ayudante, por turno.
“La verdad es que la gente ha entendido y se adapta. Ven los beneficios de la cocina. Tienen todo armado para llegar, elaborar y salir a vender sus productos rotulados”, comenta María José Isidro, inspectora bromatológica. “Lo bueno de esto es que la gente sabe que puede aspirar a otra cosa y ellos mismos van teniendo proyectos para realizar su propia cocina para elaborar con sala de venta. Nosotros los orientamos a cómo hacerlo. Los animamos a que no se queden solo con la venta por las redes”, agrega.
“Recientemente hubo un cambio en el código alimentario; distintas provincias y localidades fueron adhiriendo a él. Para ello, el curso que se brindará tendrá validez nacional. Es un carnet donde los requisitos son más estrictos y más pautados por Salud Pública. Se implementará una parte en forma virtual y tendrá una duración de 3 años. Es para estandarizar porque cada municipio se maneja distinto. De esta forma un manipulador que viene, por ejemplo, de Neuquén va a tener validado el curso que haya hecho en su lugar de residencia”, concluyó López Raffo.
Cuál es la idea de la cocina comunitaria
Cada uno de los espacios de la cocina comunitaria está habilitado y equipado para su funcionamiento. Los emprendedores que usan las cocinas comunitarias tienen el constante acompañamiento del personal de Bromatología.
“Nosotros entendemos que esto no reemplaza a quién elabora productos en su casa de manera informal. Los controles en comercios y ferias, son para constatar que no haya elaboraciones caseras sin habilitación bromatológica. Lo que queremos que se conozca y entienda es que desde aquí, los emprendedores, pueden darse a conocer para este tipo de ventas informales. Sería el disparador para que después tengan un lugar propio, que generen volumen y clientela, que aspiren a tener su local y abrir al público para trabajar diariamente”, comenta López Raffo.
De manera paralela, para acompañar al emprendedor, desde la unidad de capacitación local (USEP) se está trabajando con la entrega de microcréditos. El objetivo es que los emprendedores puedan empezar a armar su propio negocio. Además se los capacita en la utilización de herramientas más comerciales o de marketing. El arranque en las cocinas fue a fines del 2021 y el primer grupo participó de la Fiesta Nacional de la Manzana.
Desde la implementación de las cocinas comunitarias por parte del municipio, la elaboración de emprendedores locales que hacen panificados viene en aumento sobre todo porque pueden garantizar a los consumidores que el producto ha sido manipulado correctamente en cuanto a normas de seguridad alimenticia se refiere. El beneficio de tener un espacio con la infraestructura necesaria para trabajar es un plus extra para quienes buscan aportar a su economía familiar.
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