Absuelven a una mujer trans y migrante en Neuquén: “Si todo es trata, nada lo será”

Un juez federal afirmó que la fiscalía “sigue persiguiendo el ejercicio de la prostitución voluntario” y revictimiza a la población “que ya es vulnerable”. La imputada en este caso estuvo detenida en una cárcel de varones donde sufrió vejámenes.

Terminó la audiencia y Nicole, una mujer trans de nacionalidad paraguaya, hizo uso del derecho a pronunciar las palabras finales ante el juez de Neuquén, Alejandro Cabral, encargado de definir su futuro. Aclaró que no estuvo un año y medio en la cárcel de máxima seguridad de varones Emboscada Vieja, detenida sin condena, sino que permaneció allí dos años y cinco meses hasta que la extraditaron y la llevaron al penal de Ezeiza.

Fueron tales los ultrajes que sufrió durante la prolongada prisión preventiva que el fiscal Miguel Palazzani, que la acusó de trata de personas con fines de explotación sexual en la ciudad de Neuquén, y dijo que el delito estaba probado, planteó que iba a pedir para ella la pena mínima de ocho años. Sostuvo que la daba por cumplida, debido a las violaciones a los derechos humanos que vivió en la cárcel paraguaya.

Su defensor Nicolás García no discutió los hechos, ni la calificación. Afirmó que esto no significaba que estuviese de acuerdo “con todo lo que ha sucedido en el caso”, sin embargo la propuesta de la fiscalía la entendía ajustada como modo de reparación.

Nicole le manifestó a Cabral “que está arrepentida de todo” que “acepta todo lo que le dicen” y que le “hace mucho mal hablar de esto porque le hace recordar muchas cosas que ya no quiere recordar”. “Que quiere pedir disculpas por si cometió algún error, si pudo haber dañado a alguien, pero que fue mucho mayor el daño que le causaron a ella. Ahora tiene miedo de todo”, agregó. Para el defensor esto fue una confesión “lisa y llana”.

En resumidas cuentas: las partes le pidieron al juez federal que la condenara por trata, con la salvedad de que considerara la pena cumplida por el infinito perjuicio que había conllevado este proceso, en el que estuvo detenida siendo una mujer trans en una cárcel de varones, donde fue vejada, y en un proceso en la que se la mencionó con un nombre que no es el suyo. Nicole recientemente se enteró que hay una ley en Argentina, dijo García, que reconoce su identidad de género (habría que recordárselo también a todo el resto del poder judicial federal que permanentemente lo olvida).

Por el continuo maltrato judicial, Nicole obtendría por fin la libertad. “La perspectiva de género aplicada en este caso consiste en darle por cumplida la pena de ocho años en compensación por el trato cruel, inhumano, degradante, por la tortura, por la pena ilícita en definitiva que se le ha infligido”, aseguró Palazzani.

Nada de eso hizo Cabral.

Pobres y migrantes


En la sentencia, el juez mencionó que durante el juicio no se produjo prueba que acreditara que Nicole había cometido el delito de trata. Que nunca se fugó a Paraguay una vez que se inició la investigación, y jamás fue notificada de que hubiese una causa en su contra que le impidiese salir del país. Es decir que su detención cuando dejó Neuquén y regresó a Paraguay fue irregular (ni hablar los más de dos años que demoró extraditarla desde un país limítrofe).

Es cierto que se allanó la vivienda en la que se la encontró a ella junto a otras personas, que se secuestró dinero, pero para el magistrado, “no surgió ningún dato que diera cuenta que allí existiera trata, aunque sí que se ejercía la prostitución.”

“Todas se encontraban en iguales condiciones de vulnerabilidad. Todas son paraguayas, pobres, migrantes y vulnerables. Buscaron una mejor situación económica a través del trabajo sexual”, añadió. Sostuvo que no estaba probado que existía un reclutamiento de mujeres, que tuvieran alguna restricción para salir a la calle, ni que Nicole se quedara con parte de la recaudación del trabajo de otras.

“Ninguna de las desgravaciones de comunicaciones telefónicas intervenidas da cuenta de una relación de subordinación de alguna de ellas sobre las otras, de manera tal que permita suponer que existía explotación”, remarcó.

Fue por eso que la absolvió. “En tanto sigamos persiguiendo el ejercicio de la prostitución voluntario como si fuera trata de personas, no hacemos más que revictimizar a la población que ya es vulnerable y no investigar el verdadero delito de trata de personas”, enfatizó.

No es la primera vez que el magistrado plantea estos argumentos en una investigación que llega a juicio por trata de personas. El año pasado absolvió a Martina, una mujer trans peruana imputada por este delito. En aquella ocasión Palazzani se abstuvo de continuar con la acusación. El propio Cabral se lo hizo notar en el fallo.

También guardó un renglón para García por no cuestionar las pruebas “cuando ellas son contradictorias y absolutamente endebles como para probar el grave delito que se imputa”.

La fiscalía apeló ante Casación.

"Es fácil predicar"


El juez señaló que el “colectivo trans ve obstaculizado su acceso al empleo formal.” Dijo que aún subsisten “prejuicios en muchos ámbitos laborales” para su contratación y que viven en condiciones de vulnerabilidad, “a consecuencia de múltiples exclusiones (de la familia, de la escuela, al momento de manifestarse en el género autopercibido, en el trabajo formal, etc.).”

“Es fácil predicar y decir que no deben dedicarse a la prostitución, pero hay que preguntarse qué oportunidades reales tienen de otros trabajos. Son muy pocas las personas trans que llegan a acceder a un trabajo en la administración pública y menos aún, las que acceden a un trabajo privado”, agregó.

El mural que reconoce a luchadoras trans de la región y el país, pintado en inmediaciones del balneario Albino Cotro de Neuquén capital. Foto Florencia Salto.

Cabral aseguró que es discriminatorio considerar que por encontrarse en una situación de vulnerabilidad estas personas no pueden prestar consentimiento a sus actos.

“Todo caso de ejercicio de prostitución no es trata de personas. Son fenómenos diferentes. Mientras sigamos identificando uno con otro, la verdadera trata de personas perpetúa su impunidad. Es necesario que los operadores judiciales nos despojemos de nuestras concepciones ideológicas y morales a la hora de interpretar este tipo de hechos. El fenómeno de la trata de personas es demasiado delicado y grave como para que lo tomemos a la ligera y allí donde hay prostitución veamos trata de personas”, repitió.

Remarcó que a las mujeres trans se las envía a la cárcel “por ser prostitutas”. “Lo peor, es que se afirma que son casos de trata. Sin embargo, no se investiga a las verdaderas organizaciones transnacionales de trata en donde someten verdaderamente a sus víctimas, llegando incluso a matarlas y hacerlas desaparecer. Si todo es trata, nada lo será”, concluyó.


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