Por un descuido, casi queda libre un «peso pesado» de la megabanda de boqueteros liderada por Forno
Gustavo Curruhuinca fue condenado a 31 años de prisión en el juicio más grande en la historia de Cipolletti. Estaba detenido en Neuquén a punto de quedar en libertad, pero el rápido accionar de la fiscalía logró extender la preventiva.
Gustavo Curruhuinca, un peso pesado de la banda de Forno, ya tenía la orden de libertad firmada por la justicia neuquina. Había cumplido su pena en esa jurisdicción y soñaba un paisaje despojado de celdas y cerrojos. Pero las alertas se activaron a tiempo: apenas supo el tribunal rionegrino de la megacausa le dictó la prisión preventiva y no logró salir del penal.
Curruhuinca es considerado uno de los pilares de la banda de Forno, una asociación ilícita que perpetró una ola delictiva en la región, entre 2018 y 2019. Fue nada menos uno de los juicios más grandes en la historia de Cipolletti. Terminó condenado a 31 años de prisión en esa causa, sin embargo, el fallo no está firme porque se encuentran con un planteo de queja ante la Corte Suprema.
Curruhuinca estaba detenido en Neuquén a punto de quedar en libertad, pero los funcionarios judiciales no informaron esa situación a sus vecinos rionegrinos. Por eso, rápido de reflejos, el Ministerio Público Fiscal aceleró los procesos y solicitó extender el plazo de la medida cautelar para que el imputado quede detenido hasta que la Corte resuelva. Recientemente, el Tribunal (TI) de Impugnación le dio la derecha al fiscal jefe Santiago Márquez Gauna y confirmó la prisión preventiva contra uno de los pilares de la banda de Forno.
En la audiencia ante el TI, el fiscal mencionó los antecedentes de Curruhuinca quien tiene condenas y una larga lista de causas penales, entre ellas tres años de prisión efectiva por robo agravado, en 2016 fue condenado en Santa Fe por el mismo delito, todos con utilización de arma de fuego. También recibió una sentencia en Neuquén.
Su defensor, Roberto Espina, batalló en la audiencia: primero para pedir su libertad, dijo que el tiempo que estuvo detenido en Neuquén le sirvió para resocializar y que no volvería a evadirse de la justicia «para pasar tiempo con su familia y su hijo menor». Luego pidió morigerar la medida cautelar con una domiciliaria. Ninguno de los planteos tuvo lugar para los jueces Carlos Mussi, Miguel Cardella y Adrián Zimmermann.
El juicio más grande de Cipolletti
En junio de 2019 el tribunal de Cipolletti condenó a seis de los integrantes de la banda a las penas de 30, 25, 23, 25, 15 y 12 años de prisión. Sin embargo, como la mayoría de ellos arrastraba antecedentes de otras condenas hubo tres unificaciones que superaron los 30 años de prisión.
Curruhuinca fue uno de los líderes de la banda de Forno y recibió una de las penas más altas 31 años, solo José Eligio Forno y Benito Pereira Canuillán tuvieron una condena mayor 33 años. El maratónico juicio se desarrolló en 2019 y a fines de 2020 el Superior Tribunal de Justicia rechazó todos los recursos de los defensores y solo les quedó la última instancia ante la Corte Suprema.
La investigación no tuvo precedentes en la región y a los líderes de la asociación ilícita les reprochaban una docena de robos entre asaltos a familias adineradas, boquetes en las empresas que incluían un trabajo de logística en la desactivación de alarmas y otros robos poco comunes en la zona. Todos los fallos ratificaron la legalidad de las escuchas telefónicas que sirvieron para conocer el entramado de la banda.
El tribunal concluyó el juicio de responsabilidad luego de 35 audiencias que se realizaron desde el 1 de octubre hasta el 28 de diciembre de 2018 y que incluyeron la declaración de 144 testigos. Los jueces fueron Marcelo Gómez, Alejandra Berenguer y Laura Gonzalez Vitale.
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