Páginas de Neuquén: Jaime de Nevares, convencional por unas pocas horas

El obispo de Neuquén fue electo para integrar la Convención Constituyente de 1994. Al asumir su banca renunció por no estar de acuerdo con la reelección presidencial.

Corría el año 1994, Don Jaime de Nevares continuaba su inmensa labor ya alejado del Obispado de Neuquén, desde la capilla de Parque Industrial junto al padre Juan San Sebastián. En abril de ese año, se resolvió a nivel nacional, convocar a elecciones para elegir Convencionales Constituyentes para la reforma de la Constitución Argentina.

Y aunque la política no era su “métier”, Don Jaime dijo: “¿por qué no? Y se presentó como candidato a convencional encabezando la lista del Frente Grande. Y como era de esperar, obtuvo la mayoría absoluta, es decir más del 50% de los votos.

En aquella época, el neuquino Víctor Peláez ocupaba una banca en la cámara de Diputados de la Nación y mantenía una cercana amistad con el obispo emérito. Peláez estaba preocupado por el paso de Don Jaime por la Convención y resolvió ofrecerle su ayuda. “Al ser diputado contaba con información que podría resultarle útil. Jaime no conocía el Pacto de Olivos y menos aún el Núcleo de Coincidencias Básicas”, recordó en uno de sus escritos el médico y político neuquino.

Lo que se comenzó a denominar el “Núcleo”, significaba aceptar que un paquete de modificaciones a la Constitución sea aprobado en conjunto y no de manera independiente. Eran alrededor de 20 cambios que se debían votar por Si o por No, en un solo voto. Entre otros puntos, figuraba la reducción del mandato del presidente de 6 a 4 años, la reelección, la elección directa de presidente y vice a través del sistema de doble vuelta y balotaje y la facultad del primer mandatario de gobernar mediante decretos de necesidad y urgencia.

Peláez se reunió con De Nevares y en una larga exposición lo puso al tanto de todos los detalles. “Con el padre Juan le advertimos que lo tomara con calma, que se encontraría con gente avezada en el debate parlamentario”, recordó el médico. A lo cual Don Jaime respondió:“déjenme, yo me voy a arreglar”.

Y llegó el primer día de la Convención. Sentado en su lugar en el Congreso de la Nación pidió la palabra y dijo: “Alguien dijo que la historia será implacable al juzgar aciertos y errores. Yo agregaría, cuánto más implacable será con quienes han realizado una verdadera subversión en el orden constitucional. Yo no quiero, no querría caer bajo ese juicio implacable de mi Patria, aún más que de la historia. Termino por renunciar a mi banca sosteniendo la nulidad de la Convención, debido a la inclusión en el temario de la reelección presidencial”.

Se retiró del recinto, cerrando la puerta tras de sí y regresó a su Neuquén querido. Y así pasó a ser Convencional Constituyente solo por un día o por unas horas.


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