Caso García Belsunce: las claves que complican y favorecen a Nicolás Pachelo en el juicio
"Ninguna prueba me sitúa en la escena del crimen", dijo ayer el imputado, al hablar con la prensa.
«Absolutamente ninguna prueba me incrimina, ni me sitúa en la escena del crimen». Con esas palabras, Nicolás Roberto Pachelo hizo un balance del juicio que lo tiene como acusado del crimen de María Marta García Belsunce. También acusó a la familia de la víctima de querer «montar un show» y cuestionó a los fiscales de «tirar títulos a los periodistas para que la gente lea lo que ellos quieren».
Las siguientes son las claves a partir de las cuales la fiscalía le imputa a Pachelo el asesinato de María Marta:
¿Qué lo incrimina?
1) Fue visto cerca de la víctima: para la fiscalía, Pachelo es la última persona en cruzarse con la víctima antes de que fuera asesinada. Hay tres testigos -en su momento adolescentes-, que declararán en el juicio que el 27 de octubre de 2002, al término del partido Boca-River, se cruzaron camino a sus casas con María Marta que los saludó e iba en bicicleta rumbo a su vivienda. Luego, vieron pasar trotando a Pachelo en dirección a la casa de la víctima.
2) La nueva data de muerte: a partir de un detalle de la autopsia que indica que a María Marta le fracturaron una costilla en las maniobras de RCP y que esa fractura tiene características post mortem (al menos tuvo que pasar una hora entre la muerte y la fractura), se cambió la data de muerte a las 18.30. En ese horario, Pachelo estaba dentro de Carmel. Las cámaras lo tomaron ese día entrando a las 17.34 y saliendo a las 18.59, 29 minutos después de cometido el crimen.
3) El modus operandi: Pachelo tiene antes y después del crimen de María Marta, una serie de causas en las que fue condenado o detenido por cometer robos en casas de vecinos, amigos o conocidos con el mismo método con el que se cree ocurrió el día del crimen en la casa del matrimonio Carrascosa-García Belsunce.
«Pachelo asaltó prácticamente todas las casas que rodeaban perimetralmente a la casa de la víctima, particularmente los días domingos entre las 18 y las 20 horas, esa era su zona de confort criminal», dijo el fiscal Patricio Ferrari en su exposición inicial del juicio.
Los fiscales sostienen que el asesino o los asesinos huyeron de la casa con un cofre metálico de la asociación Damas del Pilar que María Marta había llevado a su casa y donde guardaban chequeras y las llaves de una caja de seguridad de un banco.
4) Preguntó por un crimen cuando se hablaba de accidente: hay dos empleados del bar de una estación de servicio de Pilar cercana a Carmel que deben presentarse al juicio y ya declararon en oportunidades anteriores que la mañana siguiente al crimen, Pachelo les preguntó si sabían algo de «la mujer que habían matado en el country» cuando ese día solo se comentaba que la muerte había sido accidental en una bañera.
5) El secuestro del perro «Tom»: varios testigos ya declararon en el juicio que meses antes del crimen, Pachelo secuestró a la mascota de María Marta, su perro labrador «Tom», quien nunca fue recuperado porque el matrimonio Carrascosa-García Belsunce decidió no pagar el rescate. La víctima tenía miedo de Pachelo por ese hecho y pidió en reuniones de vecinos en Carmel que el ahora imputado sea expulsado del country. El fiscal Ferrari dijo en el juicio que por eso «Pachelo odiaba a María Marta».
¿Qué lo favorece?
1) No hay testigos directos del crimen: por más que esté probado que Pachelo estaba dentro de Carmel al momento del crimen, no hay un solo testigo que lo haya visto huir de la casa de María Marta, armado o ensangrentado.
2) No hay evidencias científicas: Pachelo fue uno de los primeros en aceptar someterse a las pruebas genéticas para cotejar su perfil con el de los tres misteriosos ADN de dos hombres y una mujer nunca identificados, cuyos rastros de sangre fueron descubiertos meses más tarde por pericias de luminol en una pared de la escena del crimen y que, al día de hoy, nunca se pudo tener la certeza de que sean del mismo día del hecho.
3) No hay arma que lo incrimine: nunca fue hallada el arma homicida, que, por los cinco proyectiles extraídos del cráneo de la víctima en la autopsia y el plomo que fue arrojado por el inodoro y luego recuperado del pozo ciego de la caza (el «pituto»), se sabe que fue un revólver calibre .32, probablemente viejo o en mal estado.
4) La coartada: Pachelo asegura que el día del crimen se fue de Carmel rumbo a Capital Federal y que, a las 19.40, ya estaba comprando junto a su madre un regalo para uno de sus hijos en una juguetería de shopping Paseo Alcorta del barrio de Palermo. Su madre, Silvia Ryan, antes de suicidarse en 2003, dejó una nota ratificando esta versión y el ticket de la compra. La fiscalía anticipó que iba a demostrar con las antenas de telefonía celular que el acusado fabricó «una coartada absolutamente falsa».
5) La primera investigación: el primer fiscal del caso, Diego Molina Pico, quien tardó 36 días en ordenar la autopsia y descubrir que la muerte de García Belsunce había sido un homicidio, nunca investigó a Pachelo como un verdadero sospechoso. Lo hizo declarar como testigo, nunca fue allanada su vivienda. Siempre apuntó al viudo y a la familia como autores y encubridores del asesinato, algo que años más tarde se revirtió con distintos fallos absolutorios.
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