La crisis económica desde la perspectiva de género
Graciela Landriscini *
Es clave continuar avanzando en la autonomía económica de las mujeres como la llave maestra para garantizar el pleno goce de sus derechos humanos.
Como ya es sabido, las crisis económicas golpean más fuerte a las mujeres, niñas y a las personas LGTBI. Esto es debido a las condiciones de desigualdad estructural preexistentes que se agravan y se exacerban con las crisis. Algunas de estas desigualdades se expresan, por ejemplo, en la injusta distribución de los trabajos domésticos y de cuidados no remunerados entre varones y mujeres y las condiciones estructurales del mercado laboral que ubica a las mujeres y personas LGTBI en los sectores más precarizados de la economía, entre otras.
La pandemia y todas sus consecuencias: el encierro, el aumento y sobrecarga de las tareas domésticas y de cuidados, las pérdidas de empleo, las dificultades para conseguir uno nuevo en ese contexto, los nuevos cuidados para no contagiarnos, para que nuestros hijos e hijas no se contagien, el cuidado de las personas mayores de nuestras familias, las pérdidas humanas, todo eso y mucho más ha dejado cicatrices en nuestras vidas y en nuestros cuerpos, y ha modificado comportamientos individuales y colectivos.
Y ahora, la crisis económica que se desató a partir de la guerra que vive parte del mundo desde el mes de febrero pasado, generando una inflación desbocada en los mercados de materias primas, alimentos y la energía, nos sigue golpeando fuerte: buscar y mejorar nuestros trabajos, hacer las compras y garantizar los alimentos y bienes básicos para la familia, pensar opciones económicas, pagar las deudas contraídas, registrarnos en los subsidios, buscar descuentos, hacer las cuentas, amasar el pan, hacer rendir más la leche, reciclar y arreglar prendas que usan los y las niñas, cuidarlos en las enfermedades invernales que los afectan, optar por vivir más lejos o en casas de menos comodidad por la suba de los alquileres, son algunas de las cosas que las mujeres deben enfrentar día a día en sus hogares.
La respuesta del Estado argentino durante 2020 y 2021 ha sido muy valiosa y destacada por los organismos internacionales. Recientemente, la ONU publicó un informe sobre las respuestas de los gobiernos a la pandemia desde una perspectiva de género y Argentina junto a Colombia y Chile fueron de los pocos países que implementaron medidas destinadas a promover el reingreso de las mujeres al mercado laboral y mejorar sus condiciones como el Programa Registradas, así como también del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) por su alcance y enfoque sensible al género: alrededor de 11 millones de personas lo recibieron de las cuales el 56% fueron mujeres.
Esto demuestra varias cuestiones a tener en cuenta para pensar los próximos pasos: en primer lugar, desde una perspectiva económica y social, la importancia de avanzar en la implementación de políticas públicas para el mercado laboral, la seguridad social, el acceso universal a ingresos mínimos y el reconocimiento y remuneración de los cuidados. Es decir, continuar avanzando en la autonomía económica de las mujeres como la llave maestra para garantizar el pleno goce de sus derechos humanos.
Desde el Congreso Nacional, hay que avanzar en la Ley de Moratoria Previsional, por ejemplo. Más allá de las discusiones entre los bloques opositores, se ha demostrado que las moratorias previsionales implementadas desde 2005 han sido claves y transformadoras en términos de género en la cobertura de la seguridad social. Lo mismo cabe reflexionar acerca del ingreso universal que garantice un piso básico de recursos para la alimentación, pensado desde un enfoque de derechos humanos.
En segundo lugar, desde una perspectiva institucional, el diseño de políticas públicas con perspectiva de género en los años recientes está vinculado a la importancia de la jerarquización del área con la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad a partir de la llegada del Frente de Todos al gobierno. Según el informe de la ONU ya mencionado, en Argentina para que se haya implementado una respuesta a la pandemia con perspectiva de género fue decisiva la influencia de las femócratas (feministas que ocupan cargos en el gabinete de gobierno) así como la creación de agencias orientadas a implementar políticas desde una perspectiva de género y diversidad.
La salida, entonces, es por el camino de fortalecer de manera integral las políticas de seguridad social (políticas previsionales, del mercado laboral y de ingreso universal). En tal sentido existen proyectos con estado parlamentario en el Congreso nacional, y junto a ellos los que plantean un puente desde los subsidios al trabajo formal con digno reconocimiento salarial y de seguridad social.
* Diputada Nacional Frente de Todos Río Negro
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