La Peña: Encantamiento en una noche bien folclórica del Poncho
La fiesta catamarqueña coincidió con el festival solidario del Trichaco que organiza el Chaqueño Palavecino, de modo que recién pudo estar presente en la segunda semana del Poncho.
Hay que tener capacidad y manejo del escenario para bancarse más de tres horas con la garganta a media máquina y con un público que demanda. No es la primera vez que lo hace, pero en una Fiesta Nacional del Poncho decididamente excelente, lo del Chaqueño Palavecino fue tremendo.
La fiesta catamarqueña coincidió con el festival solidario del Trichaco que justamente organiza el Chaqueño, de modo que recién pudo estar presente en la segunda semana del Poncho. Y apenas subió al escenario, estaba claro que un fuerte resfrío iba a ser un problema para el cantor que no retacea ante los pedidos de la gente y que justamente se destaca por su entrega en el escenario.
Pero su show fue tan intenso que hasta tuvo la picardía de hacer subir bailarines locales para que sus músicos se lucieran con zambas y chacareras instrumentales, mientras su voz descansaba unos minutos. Pero apenas los bailarines bajaron invitó a cantores locales para interpretar temas bien catamarqueños y hacer que el público se prendiera.
Y se prendieron de tal modo que cualquier imperfección en las voces pasó inadvertida.
Se convirtió en una verdadera fiesta que superó los cálculos de tiempo. Llegó un momento en que el mismo Chaqueño empezó a anunciar el final del show y ese fue el momento en que el público empezó a pedirle que siguiera. Y se quedó en el escenario 45 minutos más, una yapa enorme de grande ante un público que no se movía de sus lugares, que bailaba y cantaba en los pasillos, que aplaudía, que iluminaba la noche con sus celulares en señal de encanto.
Porque en definitiva eso fue lo que generó, un encantamiento de los catamarqueños y visitantes que disfrutaron del Chaqueño del primero al último minuto.
Párrafo aparte para los músicos que fueron capaces de llevar adelante un show con profesionalismo. Tanto que están entrenados para lucirse cada uno en lo suyo, pero también para suplir con música cualquier flaqueza en la voz.
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