Boca, un paso al frente en su proceso de sanación tras la traumática eliminación de la Libertadores
El abrupto corte al ciclo de Sebastián Battaglia en Boca no tardó demasiado en esparcir sus esquirlas durante las últimas dos semanas en La Ribera. Luego de la derrota ante San Lorenzo post eliminación de la Libertadores a manos de Corinthians, ante Talleres el fervor de su gente lo empujó a una victoria ajustada gracias a un penal salvador de Marcos Rojo.
Pero el desaliento y la apatía futbolística que el equipo había mostrado ante Argentinos (0-2) la fecha pasada, volvió a encender las alarmas.
Sin embargo anoche, nuevamente en La Bombonera, este Boca de Hugo Benjamín Ibarra, que parece sentirse a gusto bajo el cobijo de sus hinchas, mostró una versión por demás mejorada y venció con total autoridad a Estudiantes por 3-1.
Ibarra, una especie de bombero puesto por el Consejo de Fútbol para controlar el fuego que sus decisiones generaron, busca trabajar desde cero para encontrar una idea que tuvo sus primeros brotes en el duelo contra el Pincha.
En los tres partidos que acumulaba al frente del plantel, el Negro había probado con tres esquemas tácticos diferentes (4-1-3-2 vs. San Lorenzo; 4-3-3 vs. Talleres; y 4-4-2 vs. Argentinos) y anoche ensayó un cuarto: 4-1-4-1. Un dibujo que le dio un papel preponderante a Alan Varela como único ‘5’. El juvenil volante fue el factor silencioso y clave del triunfo Xeneize.
Es que Juan Ramírez y fundamentalmente Pol Fernández, pisaron el área rival con frecuencia y le dieron variantes de ataque al equipo, que a la vez le quitó dependencia a lo que hiciera Sebastián Villa y Luis Vázquez (reemplazante del lesioando Benedetto), siempre astuto para tirarse a las bandas y dejar el espacio libre para la llegada de los volantes a la zona de fuego.
Boca arribaba al partido con Estudiantes con un lastre de cinco derrotas en nueve partidos y con su arco entre los más vulnerados (15) del torneo. Pero Ibarra, después de probar con Campuzano en La Paternal, le devolvió la titularidad a Varela y allí radica su primer acierto en esta corta gestión al frente del equipo. A partir de esa decisión se potencia el resto: Pol juega más libre, al igual que Romero, y de esta manera Boca se fortalece en su línea medular y deja de lado las dependencias individuales.
El Xeneize no sólo se reencontró con la victoria. El triunfo ante Estudiantes significa mucho más que eso: se trata ni más ni menos que el primer paso firme del entrenador en el puesto. Ahora le resta corroborarlo fuera de su templo: en la próxima visitará al urgido Patronato en un partido que podría ser ideal para comenzar a olvidar el drama de la chance perdida en su intento de levantar su séptima Copa Libertadores.
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