Barotto, los jueces y la religión
Humberto Guglielmin DNI 10.401.180
BAHíA BLANCA
El presidente del Tribunal Superior provincial de Río Negro, Sergio Barotto, interrogó sobre la religión que profesaban a los nueve aspirantes al cargo de defensor oficial en Cipolletti. Se justificó diciendo que “el tema de la religión hace a la independencia judicial y para un juez es más difícil deshacerse de la creencia propia”. ¿Qué significa concretamente esta sarasa?
Los obispos Esteban Laxague (Viedma), Alejandro Benna (Alto Valle del R.N.) y Juan José Chaparro (S.C. de Bariloche) alegaron estar ante una nueva forma de discriminación por convicciones religiosas. Y eso es lo que parece. El juez ¿prefiere para el cargo a los religiosos, a los agnósticos o a los ateos? ¿No sería más inteligente que su averiguación se dirigiera a la búsqueda de candidatos capaces y honestos a carta cabal, sin que importe su religión?
Este tipo de preguntas sugieren que quien las hace está convencido de que ciertas creencias pueden suponer una menor idoneidad para aplicar la ley. Si creyera que son los cristianos los que no le inspiran confianza, debería recordar que Jesús dijo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. El buen Cristiano es siempre un buen ciudadano; el chanta sean cuales fueren sus creencias, es superficial y acomodaticio.
Un administrador de justicia con sólidas creencias cristianas siempre aplicará la ley, y solo alegará el derecho a la objeción de conciencia en los casos en que crea estar ante una ley que autoriza una práctica que juzga inmoral, por ej., ante casos de aborto o eutanasia. En esos casos la ley lo autoriza delegar esa decisión. Pero el problema de la Justicia no está aquí.
Es indudable que hay cristianos que violan la ley, pero también los hay entre los ateos, los agnósticos, los abogados, los jueces, los políticos, los empresarios, los médicos, los banqueros, los ricos, los pobres etc. El drama es la condición humana imperfecta y por eso todo buen cristiano, toda buena persona debería, renovar diariamente el compromiso de hacer solo lo correcto.
El problema no radica en las creencias religiosas sino en la fidelidad o infidelidad a sus enseñanzas y a la ley, por parte del funcionario. La pregunta sobre religión es una tonta maniobra de distracción del verdadero problema. La Justicia está llena de funcionarios en alquiler, de cobardes, de coimeros, de superficiales etc. Cuando en todo el país, los delincuentes están libres y los ciudadanos honestos entre rejas, es clara señal de que la mayoría de los jueces no cumplen con su deber de aplicar la ley.
Journalism Trust Initiative Nuestras directrices editoriales
Formá parte de nuestra comunidad de lectores
Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.
Quiero mi suscripción
Comentarios