Una epopeya: en bici hasta Santiago
El médico roquense Ricardo Eduardo Mandra, que se fue a vivir a Tarragona con su mujer siguiendo a sus hijos, acaba de hacer el famoso camino de Santiago, en España, con un fin solidario. Aquí cuenta la experiencia.
Me llamo Ricardo Eduardo Mandrá, tengo 66 años y soy médico. Hace dos años y medio, con mi esposa decidimos dejar General Roca y seguir a nuestros hijos y nietos que residen en Tarragona (España) y Bristol (Inglaterra), por lo que nos vinimos a vivir a Tarragona.
El menú QR, un dolor de cabeza
Por circunstancias de la vida, entablé una relación de amistad con un catalán, Pep Garcia, de Tarragona también y, como yo, aficionado al ciclismo. Hace 6 meses aproximadamente me comentó su intención de hacer el camino de Santiago de Compostela desde Tarragona , con bicicleta de carretera. Una aventura de casi 1200 kilómetros, con 14000 metros de desnivel en 11 días.
El Camino de Santiago es el conjunto de rutas de peregrinación cristiana de origen medieval que se dirigen a la tumba de Santiago el Mayor, situada en la catedral de Santiago de Compostela (Galicia, España).
Se me ocurrió realizarla con fines benéficos y para eso nos contactamos con Afanoc (Asociación de Familiares y Amigos de Niños Oncológicos de Catalunya), una asociación sin ánimo de lucro, de carácter laico, que trabaja desde una visión solidaria , con valores como la justicia y el compromiso social, la responsabilidad, la gestión de la calidad y la gratuidad en los servicios que ofrece a todos los niños y adolescentes con cáncer y sus familias. A la gente de Afanoc les pareció una idea interesante y nos dieron todo su apoyo para realizar este camino.
Paralelamente nos comunicamos con la secretaría de Turismo de Tarragona, ya que como segunda misión queríamos unir dos ciudades patrimonio de la humanidad como son Tarragona y Santiago de Compostela y trasladar una bandera de Tarragona hasta la catedral de Santiago. A su vez, la Secretaría de Turismo se comunicó con el Ajuntament (Ayuntamiento de Tarragona) y el Alcalde de la ciudad nos entregó una bandera de Tarragona minutos antes de salir. La ceremonia fue muy emotiva y sentimos el apoyo de las autoridades.
Todo esto fue el 8 de junio, cuando salimos con nuestras bicicletas con las alforjas correspondientes desde la catedral de Tarragona para cumplimentar esta epopeya. Lo llamo así porque fueron once jornadas , con un promedio de 8 a 10 horas, con un calor y viento extremo e inusual para esta época del año; el GPS me llegó a marcar 45 grados.
Seguimos el camino de Santiago catalán, que son aproximadamente 500 kilómetros, y a posteriori, en la localidad de Estella Lizarra, el camino francés por aproximadamente 700 kilómetros. El camino transcurre por rutas y senderos bajo una geografía, sobretodo en el camino francés, de gran vegetación, acompañada de falsos llanos y puertos de montaña, sobretodo en Galicia.
En el camino se conoce infinidad de personas de diferentes países con diferentes lenguas que le dan brillo al camino y a la hermandad entre comunes, que están pasando situaciones o esfuerzos parecidos.
Algunos peregrinan por turismo, otros para sociabilizar y también como búsqueda de respuestas en uno mismo (al tener tiempo disponible para el pensar) y sobretodo, por el turismo religioso.
En momentos extremos, que fueron varios, nos dio mucha fuerza el pensar en los niños contenidos por Afanoc y, en cierta forma, poder sumar un granito de arena en su ayuda. El 18 llegamos a Santiago ,el único día con frío y lluvia.
Fue muy emocionante fundirnos con mi amigo en un abrazo en la plaza del Obradoiro de Santiago enfrente de la catedral y decir: ¡Tarea cumplida! Gracias a todos.
Por Ricardo Eduardo Mandrá.-
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