12 de marzo de 1975: el día que la lluvia se llevó el cementerio de Neuquén
Ese día se produjo una de las tormentas más trágicas de la ciudad. Murieron 24 personas. El muro de la necrópolis se cayó y el agua arrastró a la calle miles de objetos.
Con la última nevada que cayó en la región la semana pasada, fue casi obligatorio recordar la que ocurrió en 1982, considerada histórica. Pero también, aparecieron imágenes y datos de uno de los temporales más trágicos que sufrió la ciudad de Neuquén en 1975.
Fue el martes 11 de marzo de ese año, un día que amaneció nublado y con una lluvia torrencial. Todo parecía indicar que se trataba de una simple lluvia de otoño. Pero al día siguiente, el panorama era muy distinto. Según las estimaciones de los meteorólogos de ese entonces, cayeron 250 milímetros en un día y los diarios de la época reportaron 24 personas fallecidas y 2.500 evacuados.
El equipo de trabajo del museo Paraje Confluencia de Neuquén, compartió en sus redes sociales una crónica de lo ocurrido ese día de 1975. “El agua produjo desbordes de desagües pluviales, aludes de barro que venían desde la zona de las bardas, provocando infinidad de destrozos”, se lee en los textos publicados.
Uno de los sectores más afectados fue el cementerio central, “donde se registraron graves daños. El agua había socavado el terreno de tal manera que quedaron al descubierto las tumbas. También se produjo un derrumbe del muro perimetral, por cuyo boquete comenzó a salir el agua con fuerza brutal, arrastrando una gran cantidad de objetos sobre la calle”.
La gente del museo aportó el relato de un vecino que en ese entonces vivía en cercanías del cementerio.
“Mi papá abrió la puerta del garaje con dificultad debido a la gran cantidad de materiales que habían quedado en la vereda. Pero no era cualquier material. Se trataba de cruces, placas de metal con epitafios, virgencitas, flores naturales y de plástico y hasta un pedazo de madera que parecía pertenecer a la tapa de un ataúd”, contó el hombre.
La municipalidad sacó a todas sus cuadrillas de operarios para reparar los daños ocasionados por el temporal. El primer paso fue levantar nuevamente el muro perimetral. Luego siguieron las tareas más pesadas en el interior del predio, con la reparación de tumbas y nichos. “Hubo que revisar los expedientes para poder identificar sepulcros y realizar las reubicaciones de rigor, trabajo difícil y complejo cuyos detalles nunca trascendieron a la opinión pública. Lo que llevó a fomentar rumores alimentados por el morbo y detalles tan tenebrosos sobre lo que había ocurrido dentro del cementerio. Historias espeluznantes que se magnificaban por el boca en boca y corrían por los distintos lugares de reunión de la ciudad”.
Por años se contó que ese día de marzo de 1975, por calle Córdoba bajan los ataúdes hacia la zona del Parque Central. Algo no confirmado por documentos oficiales, pero sostenido por muchos.
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