El joven que egresó del Balseiro y seguirá su carrera en Massachusetts, junto a otras historias
Entre los últimos 60 graduados del Instituto Balseiro, hubo 9 ingenieros nucleares, 7 ingenieros mecánicos y 44 que completaron maestrías en ciencias físicas, ingeniería y física médica.
La vocación de Renato Trono Figueras es ser ingeniero espacial, empezó a cursar esa carrera en la Universidad Nacional de San Martín pero “la cerraron por falta de docentes” y optó por el Instituto Balseiro, donde ayer se recibió de ingeniero mecánico, con la “aplicación” ya resuelta para continuar sus estudios en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology, donde buscará la especialización que siempre soñó.
El joven de 23 años, oriundo de Lincoln (Buenos Aires) fue uno de los que recibió ayer su diploma en el Balseiro, en un acto de colación donde se cruzaron varias historias como la suya y procedencias de las más diversas. Entre los 60 graduados hubo 9 ingenieros nucleares, 7 ingenieros mecánicos y 44 que completaron maestrías en ciencias físicas, ingeniería y física médica.
Entre ellos había algunos estudiantes que no se privaron de concurrir a pesar de las heridas sufridas hace dos semanas por el vuelco de un colectivo en Epuyén, cuando volvían de una visita académica a la fábrica Aluar en Puerto Madryn.
Trono Figueras dijo que ir al MIT es para él un gran logro, pero nada de su nuevo desafío en la afamada universidad estadounidense le parece intimidante. “Por lo que me dicen, no es menos que el Balseiro”, aseguró.
Otros estudiantes ya concretaron acuerdos para hacer posgrados en Francia y si algo tienen asumido todos ellos es que la formación permanente será parte esencial de su vida profesional.
El joven de Lincoln dijo que pasar por el Balseiro fue para él un “orgullo”, por el modelo académico seguido por la institución, distinto a cualquier otro, que les permite dedicarse cien por ciento al estudio con “becas completas” y también por “la excelencia de los docentes y directivos”.
Entre los graduados ayer había chicos y chicas de San Juan, Esquel, Salta, Trelew, San Rafael, Buenos Aires, Corrientes, Santa Fe e incluso un estudiante de Mérida, Venezuela.
Uno de los jóvenes habló en nombre de todo el grupo y contó las dificultades que se les plantearon a poco de ingresar cuando irrumpió el coronavirus, que condicionó casi toda su carrera. Se autodefinió junto a sus compañeros como la generación de los “pandemials” y cosechó risas y algunos aplausos.
El director del Balseiro, Mariano Cantero, valoró que se hayan graduado “en el plazo previsto” a pesar de esos obstáculos y dijo que en la tarea que desarrolla el Instituto se refleja “uno de los compromisos más grandes que tiene el Estado argentino, que es organizarse para educar a su pueblo”. Afirmó que los estudiantes desarrollaron “un trabajo sostenido en el tiempo” y lograron “salir airosos”.
Cantero consideró que los egresados del IB “están preparados para ser protagonistas del presente y del futuro” y les propuso a los jóvenes, sentados en primera fila, que “tengan honestidad intelectual y la generosidad de compartir lo que saben”.
El vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Diego Hurtado, dijo que “la situación actual es compleja y aun así el Balseiro logra cumlir sus metas, y es un ejemplo de lo que necesita la Argentina”.
Les dijo a los jóvenes que se empeñen en lograr sus objetivos, aun cuando seguramente deberán superar “una cuota de sacrificios” y los exhortó a pensar “en qué medida la vocación puede ser un logro individual o debe ser parte de un logro colectivo”.
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