Las mejores vistas de San Martín de los Andes desde el Mirador Bandurrias
A solo cinco kilómetros de la ciudad neuquina, este paraíso de la Patagonia es un clásico de los locales que los visitantes no deberían perderse. Mirá...
La cordillera de los Andes es una sorpresa tras otra a lo largo de la Argentina. Y cuando atraviesa Neuquén, regala espectaculares travesías con postales de esas difíciles de olvidar: la combinación de cerros, lagos, rutas y senderos ofrece en la provincia escenarios que te proponemos recorrer en el VOY. En este caso, ponemos el foco en una salida desde San Martín de los Andes, situada a 432 kilómetros de la capital provincial y puerta de ingreso al Parque Nacional Lanín.
Se accede a través de la mítica ruta nacional 40 desde Zapala o desde la localidad de Piedra del Águila por las rutas nacionales 237 y 234. La mágica 40 la une también a través de 110 hermosos kilómetros con Villa La Angostura a través del Camino de los Siete lagos de fama mundial.
Por estos días, la aldea de montaña se prepara para que Cerro Chapelco abra sus puertas en miércoles 29 de junio y que en julio recibirá los primeros vuelos directos desde San Pablo, Brasil.
Mientras tanto, hay mucho por hacer. Por ejemplo, la salida que te proponemos hoy rumbo a las mejores vistas.
¿Mirador “Bandurrias o El Bandurrias? De una u otra forma en que lo llames, es un clásico de San Martín de los Andes, a escasos 5 kilómetros del pueblo, podés llegar caminando, en bici o en vehículo.
Para los que alguna vez vivimos en “el pueblo”, era como el patio de casa, cortabas un rato en el trabajo, y te ibas a una caminata hasta allí. Los más atléticos, ¡iban corriendo!
Para ir a pie o pedaleando vas por la calle Juez Del Valle y cuando cruzás el puente sale una cortadita de 200 metros, la seguís y arranca el camino por detrás de la planta de tratamiento de efluentes.
Tomás el sendero, otros 400 metros y llegás a la tranquera que indica que estas en territorio mapuche.
A tu izquierda, siempre el lago Lacar, allá abajo, pero a la derecha el cerro Curruhuinca, una pared de piedra y bosques de gran altura.
Una vez cruzada la tranquera, arranca el sendero, siempre para arriba. Vas a pasar por unos pedreros de gran tamaño que caen al lago lacar y son punto de reunión de escaladores. Seguís unos cientos de metros más y arrancan sendas, para arriba, para abajo y por el centro.
No te preocupes: el camino está marcado, en los árboles vas a ver señales que indican la senda correcta.
Consejo: sino llegaras a ver las señales, siempre agarra por la derecha, ya que por la izquierda terminas en el lago y volver a subir cuesta mucho.
Después de unos 40 minutos, a ritmo continuo, llegás a una segunda tranquera.
Allí te cobran el ingreso al territorio de la comunidad mapuche Curruhinca y al mirador: son 150 pesos por persona. Además, hay un puesto de pan casero y tortas fritas y a veces hasta bebidas frías.
Si vas en auto, moto o bicicleta, tomás la ruta 48 hacia Hua Hum y a un kilómetro del arco de entrada al Parque Nacional Lanin, apenas pasando el “mirador del balcón”, a la izquierda, arranca el camino de auto, que te lleva solito hasta la tranquera de las tortas fritas.
Una vez superada la parada obligada y ya recuperados del ascenso, viene la parte fácil, casi plana, unos 500 metros hasta el mirador, un pedrero natural, firme, amplio.
Si miras hacia el fondo del llago, la vista es impresionante.
Estás a 800 metros de altura sobre el nivel del mar, desde aquí se divisar el lago Lácar, los cerros Abanico, Vizcacha, Cte. Días, Curruhuinca, Sabana y la Piedra de Trompul. Si entrecerrás los ojos, casi, casi, se ve Chile…
Luego de semejante deleite, podes dar la vuelta, rodeás un bosquecito de cipreses y salís hacia el lado de la ciudad. Y las vistas maravillosas de San Martin de los Andes, con sus calles, la vega San Martín al fondo, el edificio del viejo Hotel Sol entre otras postales que no vas a olvidar…
¿Cómo ir vestido?
Te sugiero que lleves ropa cómoda. En época de fríos, abrigo tipo capas de cebollas si podés. Es mejor tres finitos que uno grueso. Además, unas zapatillas con una suela de trekking, nada de lisas, ya que las trepaditas tienen sus dificultades, y pueden ser algo resbaladizas.
Nno olvides el mate o café, la introspección y el silencio obligan a algo calentito. Y agua: ¡vas a tener sed!
Vale la pena continuar el paseo hasta La Islita
Vale la pena continuar el paseo hasta La Islita.
Demanda media hora más de caminata y permite acceder a una pequeña playa de arena blanca y una isla rocosa a la que en verano o con temperaturas agradables se puede llegar nadando unos pocos metros.
Hay que regresar desde el mirador hasta a barrera de acceso.
El camino vehicular, a la izquierda, desciende hasta la escuelita rural del paraje y luego transita entre viviendas de los pobladores del lugar, mapuches en su mayoría, que se dedican a la venta de mercaderías, frutas finas y comidas.
El desvío que conduce al sector de La Islita está señalizado, y se encuentra un par de kilómetros más adelante, a la izquierda.
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