El hospital de Bariloche destinó un espacio para la prácticas de interrupción de embarazos
Desde el 5 de mayo, un grupo de médicas atienden en el hospital modular del kilómetro 8. Evitar así un largo peregrinar a las mujeres que deben transitar por este procedimiento.
Desde el 5 de mayo, un grupo de seis médicas generalistas atiende a las mujeres que acuden en busca de una interrupción voluntaria -y legal- del embarazo, en el hospital modular del kilómetro 8 de la avenida Pioneros, entre las 16 y las 20.
Si bien el Servicio de Ginecología del hospital Ramón Carrillo y los centros de salud ya venían llevando adelante este procedimiento, la habilitación de un nuevo espacio ha agilizado la atención de muchas mujeres.
«Se atiende a contraturno porque atendemos principalmente a una población joven que trabaja. Se ha sumado personal nuevo en el último tiempo, pero a veces, juega en contra el hecho de que no cuentan con capacitación», indicó la médica clínica Romina Berazategui, integrante de la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir.
Interrupciones del embarazo
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- se llevaron a cabo en Río Negro en 2021, según datos del Ministerio de Salud de Nación. En lo que va del 2022, los hospitales y los centros de atención primaria llevaron adelante 1.000 tratamientos completos.
Las médicas reciben los pedidos de turnos en un teléfono (294420-9006). Van rotando en la atención. «Damos los turnos de una semana a otra. Hacemos la entrevista, entregamos la medicación y hacemos las ecografías. Después, hacemos un seguimiento y brindamos métodos anticonceptivos», detalló Berazategui.
El hospital público de Bariloche conformó el comité ILE (Interrupción Legal del Embarazo) en 2015, a partir de la ley rionegrina. Con la pandemia, a fin de descongestionar la circulación en el hospital, la práctica se trasladó también a los centros de salud.
Ahora se sumó la atención en el hospital modular, donde suelen realizarse cinco intervenciones por semana. Muchas de las pacientes llegan a través de organizaciones sociales.
«La respuesta en el modular es más rápida. La mujer que entra al hospital no tiene una ruta a seguir y puede encontrarse con muchos obstaculizadores», expresó la médica y aclaró que, durante la pandemia, los centros de salud llevaron adelante más interrupciones de embarazos que el hospital. «Hablamos casi del doble -agregó- porque la mayoría de los profesionales de los centros de salud no son objetores. Y tienen un vínculo más directo con la gente. El hospital hace lo que puede».
A pesar de la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria de Embarazo, en diciembre de 2020, el hospital público sigue recibiendo muchas mujeres con cobertura social que no logran concretar el procedimiento en las clínicas privadas. «Hay muchos médicos objetores, pero además las obras sociales dan muchas vueltas para dar la medicación. En nuestro caso, el director del hospital tenía un cuaderno con la lista de los médicos objetores de conciencia pero del sector privado, no hay», indicó Berazategui.
La médica aseguró que se continúan recibiendo gran cantidad de denuncias en el 0800 Salud Sexual Reproductiva de Nación respecto de médicos objetores que maltratan a las mujeres. Mencionó que, en algunas ecografías, debajo de la firma, agregan «Nosotros somos de las dos vidas». O les hacen escuchar los latidos del corazón a las mujeres. «De esta forma, el hospital se termina sobrecargando», explicó.
Las médicas que atienden en el hospital modular son generalistas -salvo Berazategui que es clínica- y constantemente se capacitan. Esta semana, por ejemplo, una realiza un curso sobre AMEU (aspiración manual endouterina).
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