“Lenguaje inclusivo”
Soy respetuosa de las formas de expresión oral de cada individuo, familia o grupo social, pero no estoy en absoluto de acuerdo con que se permita anárquicamente utilizar el “lenguaje inclusivo” por parte de docentes mientras estén en las aulas de nuestras escuelas.
El lenguaje tiene sus reglas y, por supuesto, evoluciona.
Y los modismos culturales, condicionados por lo social, tarde o temprano serán incorporados a la construcción de ese lenguaje.
La inclusión es un concepto sumamente amplio y no se resuelve solo usando la “e”, la “x” o el “@”.
Las escuelas deberían inculcar en todas sus materias los valores de la equidad de género y la diversidad, pero no les es dado confundir a los alumnos con criterios lingüísticos no suficientemente validados.
Hoy ese “lenguaje inclusivo” solo parece responder a un modismo -de duración impredecible- impregnado de ideología y no lo es lo que queremos para alumnos que padecen pobreza en la expresión, que se reflejan en indicadores de nivel de comprensión de la Lengua española.
Sería deseable que todas las escuelas argentinas sigan los criterios de la Ciudad de Buenos Aires, cuyas autoridades han prohibido el uso del “lenguaje inclusivo” en el dictado de materias de todos los niveles.
Mercedes Estela Méndez
Neuquén
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