La defensa usó un método «desagradable» para intentar desacreditar a una víctima de abuso

En el alegato, como a lo largo de todo el juicio, careció de perspectiva de género. Admitió que utilizó herramientas cuestionables para tratar de salvar la responsabilidad de su cliente. El veredicto se conocerá el lunes en San Martín de los Andes.

El fiscal jefe Rómulo Patti pidió que declaren responsable a un hombre de San Martín de los Andes de los delitos de «abuso sexual con acceso carnal calificado por el empleo de armas, perpetrado en forma continua en calidad de autor», y de «tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil». Si aceptan su acusación, el imputado afronta una pena de hasta 20 años de prisión.

El defensor Facundo Trova por su parte pidió una declaración de no responsabilidad, y lanzó gravísimas acusaciones contra la denunciante. Como a lo largo de todo el juicio, su estrategia careció en absoluto de perspectiva de género y se concentró en desacreditar a la víctima. Intentó suavizarlo cuando admitió que «suena desagradable».

El Tribunal de Juicio, integrado por Juan Pablo Balderrama, Mario Tommasi y Raúl Aufranc, dará a conocer el veredicto el lunes 13. El imputado no declaró para dar su versión.

Como informó Río Negro, la víctima es una joven de 23 años que se encuentra en una situación de extrema vulnerabilidad. Una psicóloga y un psicólogo que la trataron refirieron durante el juicio oral que desde su infancia padeció abandonos, vivió en situación de calle, estuvo institucionalizada, fue adoptada, sufrió tentativas de abuso sexual infantil y bullying en la escuela. Padece de estrés postraumático, con intentos se suicidio. «No ha tenido una vida fácil de llevar. Ha sufrido vulneración social y subjetiva», declaró uno de los especialistas.

Denunció que durante cinco meses, entre marzo y agosto del 2021, fue abusada sexualmente por un hombre bajo amenazas de matarla a ella y a toda su familia, en San Martín de los Andes.


Presión y temor


El fiscal Patti dijo en su alegato que la víctima «no niega que podía salir de la vivienda del imputado, ver amigos y familiares. Pero era tanta la presión y el temor, que volvía una y otra vez. Incluso llegó  a formalizar acuerdos para tener un celular». En sus palabras, ella declaró: «si me portaba bien, conseguía algunos beneficios».

Patti se refirió a los testigos de la defensa, «todos amigos o familiares del imputado, incluida su hermana y su sobrino». Estos últimos están impedidos legalmente de declarar en su contra, advertencia que el tribunal no les hizo al tomarles juramento.

«Esta red de amigos han venido a consagrar que estamos ante una mala víctima, ante una mala mujer», señaló. «Estos estereotipos deben ser erradicados. Me asombra decir que a este estrado han venido hombres a decir que han tenido relaciones íntimas (con la denunciante) y que han comparecido bajo el mote de amigos. Estos testimonios que pretenden desacreditar a la víctima, lo que hacen es desacreditar el valor amistad».


Invasión de la vida privada


El alegato del defensor Facundo Trova fue agresivo desde el comienzo: «No le creo ni nunca le creí lo que denunció», dijo.

La víctima se registró con otro nombre en las redes sociales, algo común en jóvenes y adolescentes, y el abogado lo atribuyó a que «las utiliza para entablar relaciones con hombres para sacarles provecho».

«Teníamos que desenmascarar a la denunciante, más allá de que suene desagradable», dijo también.

Se dedicó entonces a intentar desprestigiarla. «Es una persona que manipula la ley de violencia de género para hacerle daño a los hombres». «Andaba deambulando por la calle con distintos hombres«. «Es una mujer que se aprovecha de los hombres y se abusa de los hombres que la quieren ayudar», fueron otras de sus frases.

Se apoyó en la declaración de dos amigos del imputado, que dijeron haber tenido relaciones consentidas una vez con la víctima.

La invasión de la vida privada, además de cruel fue injustificada, porque no explicó qué relación existe entre esas supuestas relaciones consentidas y los hechos de abuso que denunció.

Lo que sí dijo, en modo hipótesis porque admitió que no lo sabía, fue que ella acusó a su cliente por «despecho, por celos, por bronca, porque se le acabó la beca».


Entraba y salía


Trova también dedicó un gran esfuerzo a demostrar que la joven podía entrar y salir de la casa del imputado cuando quería.

Sus argumentos tuvieron al menos dos fallas: el fiscal no acusó por privación ilegítima de la libertad, y la propia víctima admitió que no era una prisionera. Sí refirió que su abusador había amenazado de muerte a toda su familia, y le exhibía constantemente armas de fuego.

La relación entre una víctima de abuso y su victimario no es lineal como lo quiso exhibir el abogado, y las cerraduras no son sólo materiales.

Por más que haya dicho que «la impronta de esta defensa no es juzgar el modo de vida de la denunciante», eso fue lo único que hizo a lo largo de todo el juicio.

Y lo selló con una frase machista que se escucha con frecuencia: «parece que hoy en día ser hombre es un pecado, nos denostan por ser hombres».


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