Ricardo Delgado: “El actual nivel de importaciones récord no condice con la escasez de reservas”
Entrevista con Ricardo Delgado, economista
El nivel de reservas del Banco Central empieza a ubicarse como uno de los temas centrales de la agenda nacional. A ello se agrega una inflación que no cede y la incidencia de la política en la dinámica económica. En diálogo con Pulso el economista Ricardo Delgado abordó cada uno de estos tópicos de coyuntura.
PREGUNTA: ¿Cuál es su análisis general de la coyuntura actual?
RESPUESTA: Estamos ingresando en un periodo del año que va a ser más complejo. El segundo semestre va a tener ingredientes más difíciles. Es un dato que ya se conocía, porque es la temporada en que se reduce la oferta de dólares. En general en el segundo semestre el Banco Central compra en el primer semestre y vende en el segundo. El problema es que este semestre prácticamente no compró. El problema es entonces de donde salen los dólares para que se pueda sostener este nivel de crecimiento, que se ha moderado pero sigue siendo positivo.
P: ¿Tiene razón Cristina respecto a la gestión de las reservas?
R: Fuimos de los primeros que alertamos sobre esto. Observamos un nivel de importaciones mensuales récord que no se condicen con el nivel de actividad económica ni con el salario real el dólares. Esa es la contracara de por qué no se acumulan dólares con liquidaciones récord de las cerealeras. La única explicación, es la brecha cambiaria. Hay un incentivo a comprar todos los dólares que se pueda al tipo de cambio oficial y a dolarizarse barato a costa de las reservas del Banco Central. El nivel de importaciones razonable promedio sería de u$s 5.500 millones mensuales. Hoy estamos en torno a u$s 7.100. Con estos niveles de inflación y los rendimientos en pesos que ofrece el sistema financiero, para las empresas es mucho más atractivo dolarizarse barato mediante el sobre stock de piezas, partes, insumos. Paradójicamente hay sectores que se quejan de que “faltan dólares”.
P: ¿Hay que cerrar las importaciones?
R: Si. Eso seguramente implica un costo sectorial y un costo político. Pero principalmente implica enfriar la economía. Dada la brecha, no alcanzan los dólares para sostener este nivel de actividad económica. ¿Cuál podría ser la alternativa? ¿Devaluar? Bueno, con 40% de pobres, los precios de los alimentos volando por los aires a raíz de la guerra, y esta tasa de inflación en una economía que perdió las anclas nominales por el propio acuerdo con el Fondo, es muy difícil que una devaluación te saque del problema. Al contrario, es probable que agrave las cosas.
P: ¿Es inflacionario el acuerdo con el Fondo?
R: En el corto plazo es posible. El acuerdo supone reajuste de tarifas y de otros precios relativos de la economía. Pero requiere también medidas fiscales y monetarias de largo plazo que debieran servir para moderar el crecimiento de la inflación. Lo que sabemos es que difícilmente la tasa anual de inflación este año no arranque con un “7” adelante.
Es necesario restringir importaciones. Seguramente implica un costo sectorial y un costo político. Pero principalmente implica enfriar la economía.
P: Con estos parámetros ¿hay solución para el tema precios?
R: Una economía como la argentina, que transa en pesos pero forma su tasa de beneficio en dólares, y teniendo en cuenta la escases de divisas en el segundo semestre, es difícil que logre ordenar sus expectativas de inflación. Si el empresario espera que la brecha cambiaria pueda dispararse y al mismo tiempo piensa sus beneficios en dólares, lo más probable es que sea complejo no aumentar los precios en pesos. Además hay sectores donde pese a los aumentos de precios, la demanda se sostiene. El estado ha procurado que las paritarias corran al menos a la par de la inflación. Eso implica que no hay demasiadas restricciones de demanda cuando se remarca.
P: ¿Qué opina de la política de precios puntualmente?
R: Creo que conceptualmente el hecho de que la Secretaría de Comercio dependiera del Ministerio de Desarrollo Productivo y no del Ministerio de Economía, era en sí mismo toda una definición. Se pensaba la inflación como un problema sectorial, que habilitaba controles a las grandes firmas o cierre de exportaciones para productos puntuales, en general vinculado a los alimentos. El problema es que los servicios y el resto de los bienes siguieron aumentando su precio a la par. El acuerdo con el Fondo, si se cumple en el mediano plazo, permitiría desacelerar la emisión y el déficit fiscal. El problema es desanclar las expectativas. Es evidente la ausencia de un plan de estabilización creíble.
P: ¿Es un problema económico la interna en el oficialismo?
R: Está claro que es una coalición muy disfuncional que expone todas sus diferencias y que ello termina afectando las decisiones económicas. Si entre el cristinismo y el Presidente que toma las decisiones no hay una unicidad de criterio respecto a qué problemas encarar con prioridad, con qué secuencia, a qué ritmo y con qué instrumentos, se hace muy complejo. Hay organismos como el Pami o la Anses que son superavitarios y podrían hacer un aporte más agresivo a la reducción del déficit, por ejemplo. El problema es que los organismos responden a visiones económicas diferentes.
P: ¿Se llega en este contexto a 2023?
R: Creo que dado el marco político y conocidas las restricciones estructurales de la economía, lo mejor que puede hacer el gobierno es estructurar a nivel interno y en lo posible explicitar públicamente, una estrategia de contención de daños. El punto es minimizar los riesgos de atravesar una nueva crisis económica. Una de las cuestiones centrales es comprometerse con el acuerdo con el Fondo. Eso requiere cumplir metas. Y si no se cumplen, comunicar adecuadamente por qué e intentar renegociar. A ello habría que agregar un uso estratégico de las reservas.
PERFIL
Ricardo Delgado es Licenciado en Economía (UBA) y posgraduado en el Instituto de Desarrollo Económico y Social.
Trabajó como Director Ejecutivo en Ecolatina entre 2000 y 2008. Fue Director de Consultora Analytica entre 2008 y 2015, y desde 2020 es Socio y Director en la misma firma.
Fue Consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), del Banco Mundial y el BID. Entre 2016 y 2019 fue Subsecretario de Coordinacion de Obra Publica Federal del Ministerio del Interior de la Nación.
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