Perros peligrosos y sus dueños

Matías Gabriel López

NEUQUÉN

Días atrás se informó que el dueño de tres perros de raza Fila Brasilero, que atacaron a un hombre (y que por ese ataque terminó perdiendo un brazo y quedó semi paralítico), fue condenado en Wilde a seis años y medio de prisión. Fue acusado del delito de “lesiones gravísimas dolosas”.

Es, sin dudas, un fallo inédito, pero también ejemplar.

Cuántas veces hemos visto, aquí en la región, a desafiantes y encolerizados perros -algunos cimarrones pero otros también con dueño- interceptar nuestra caminata o asustarnos mientras pasamos por el frente de alguna casa.

El dueño claramente es el responsable de su animal. Sobre todos aquellos de razas consideradas peligrosas. Éstos deberían procurar que, si sus perros estuviesen en la calle, sean conducidos con bozal. Y si están dentro del predio, que el lugar tenga las suficientes medidas de seguridad para que no egresen de sus domicilios.

Hay disposiciones en algunos municipios que establecen claramente que los inmuebles deben haber estructuras suficientemente resistentes y de dimensiones adecuadas que impidan al perro escaparse o sobrepasar el hocico más allá de los límites propios.

Si no hay ordenanzas en ese sentido, hagámoslas pronto. Y desde la Justicia garanticemos que este fallo sea un precedente contundente para los desaprensivos y peligrosos tenedores de animales.


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