La pasión de Antonio Skármeta

El escritor chileno visitó la Feria. Habló de Neruda y de sus comienzos.

BUENOS AIRES (DPA) – El chileno Antonio Skármeta, uno de los invitados especiales a la 33 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, afirmó: «Es fantástico que algo que haya nacido de una soledad, de una intimidad tan profunda, que no se rigió por códigos éticos, ni por los dictados de las modas, sino por los impulsos de un corazón, encuentre lectores en distintas partes del mundo. Es la maravilla de la creación», indicó a dpa el autor cuyos libros fueron traducidos a cerca de 30 idiomas. Skármeta, quien ganó fama mundial con la llegada a la pantalla grande de «El cartero de Neruda», evocó sus encuentros con el Premio Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda, impulso para su novela. «Me sirvió mucho el conocimiento que tuve de él, el visitarlo en su casa de Isla Negra, el percibir su sentido del humor. El tipo de relación que tuve con él fue muy fresca. Porque yo era un poeta joven, y los escritores jóvenes no practican esa reverencia ante los grandes escritores. Neruda estaba todo el tiempo rodeado de un círculo de amigos de su misma edad y de dirigentes políticos y de personalidades mundiales. Yo bromeaba mucho con él», recordó.

No casualmente, el escritor nacido en Antofagasta cree que la literatura necesita del humor. «Toda la gran literatura es una literatura donde la tragedia va combinada con el humor. Mi escritor favorito es Shakespeare, y yo diría que línea a línea, aún en sus tragedias más altas, hay una gota de ingenio», apuntó el también guionista y director.

Skármeta, quien tras el golpe militar en Chile en 1973 se refugió durante largos años en Berlín occidental, reflejó esa experiencia en novelas como «No pasó nada» (1980), «La boda del poeta» (1999) o «La chica del trombón» (2001).

Skármeta afirmó que supo «muy tempranamente» que iba a ser escritor, y que dos etapas fueron reveladoras de su vocación. «Una en Antofagasta, acompañando a mi abuela que solía oír melodramas en la radio. Estos melodramas a veces se interrumpían, porque la corriente eléctrica era muy precaria.Entonces mi abuela se enojaba y especulaba qué podría estarle pasando. Yo la ayudaba a imaginar los vacíos. Un día pasó algo fantástico, estábamos oyendo la radio, y mi abuela la apagó y me dijo: 'Cuéntame tú'. Eso fue para mí un arrebato profesional prácticamente». Y el segundo momento fue en Buenos Aires, donde vivió tres años de su infancia y otro año más luego del golpe militar en Chile. «Encuentro profesores muy buenos en la escuela primaria, que detectan mi fantasía literaria, y me la fomentan. Mientras otros hacían hazañas futbolísticas, yo hacía alguna hazaña con mis primeros versos y mis primeras historias».

 

GABRIELA MAYER


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