Marilyn Monroe siempre vuelve: a 60 años de su muerte
Hoy se cumplen 60 años del fallecimiento de Norma Jeane Morteson, mucho más conocida como Marilyn Monroe. Eterna, regresa estos días en películas, documentales, un cuadro millonario o el vestido que usó en el peor momento de su vida. Es un regreso crudo, con pocos brillos y mucha oscuridad.
“Son las mentiras las que se conocen. Las cosas verdaderas pocas veces salen a la luz”. Cuando lo dice, la voz de Marilyn Monroe suena como una nota delicada, frágil. Lo dice en una entrevista, poco antes de morir esa muerte que aún hoy, a 60 años, sigue siendo un misterio, o algo que nadie termina de develar.
Marilyn murió en algún momento de la noche, entre el 4 y el 5 de agosto de 1962, a los 36 años. La encontraron en su cama, boca abajo, el pelo revuelto, pasada de barbitúricos, con el teléfono en la mano. La mujer más deseada y famosa del mundo. La muerte más solitaria.
Pero ahí está Marilyn, replicada, todo el tiempo. Sólo en los últimos meses, la influencer Kim Kardashian eligió el famoso vestido que usó Marilyn seis semanas antes de morir ( aquella vez que le susurró el feliz cumpleaños a John F. Kennedy, en el Madison Square Garden, ante 15 mil invitados), para ir a la gala del Met. También en los últimos días, se vendió a un precio exhorbitante “Shot Sage Blue Marilyn”, el cuadro de Andy Warhol.
Hay más para este año aniversario de Marilyn. Netflix estrenó el documental “El misterio de Marilyn Monroe: las cintas inéditas” y en breve llegará a los cines “Blonde”, con la actriz española Ana de Armas en el papel de la rubia más famosa. Jirones de Marilyn por todos lados.
El tono del documental que estrenó Netflix el mes pasado es desolador. Las cintas inéditas, que son los 580 casettes con entrevistas que hizo el periodista inglés Anthony Summers para escribir su libro “Diosa”, son el lado B del brillo que Hollywood mostró de Marilyn Monroe. Son la versión opaca, triste.
A Summers, que investigó arduamente la vida de la estrella para escribir el libro, lo contrataron después para que cubra el juicio por la muerte de Marilyn que se reabrió en 1982. Ilusionado, pensó que finalmente iba a entender qué había ocurrido durante esas horas que desembocaron en el final de Marilyn. No encontró mucho.
Nadie quería hablar del asunto. Muchos de los poderosos que consultó, dieron evasivas. Aseguraron que sabían la verdad, pero que no iban a decirla. Y entonces, avisa el periodista: “Hice lo que se hace cuando no se puede avanzar: fui al principio”.
El principio de Marilyn es desamparo en estado puro: un padre ausente, una madre internada en un hospicio, hogares de acogida (no uno, sino muchos, cuatro al menos), abusos, violaciones. Cuando pudo escapar, la mujer que aún no se llamaba Marilyn ni era rubia platino, se fue a Hollywood. Quería ser actriz.
Harvey Weinstein, el depredador sexual denunciado gracias al movimiento MeeToo es con suerte el final de una vieja práctica de Hollywood. Lo cuenta un famoso productor que asegura que en la industria del cine de los años en los que Marilyn se abrió camino había “libretas negras donde anotaban a las bellas aspirantes a actriz. El precio de estar frente a cámaras era el sexo”. Marilyn fue una de las que tuvo que pagar.
Las entrevistas reales que se oyen en el documental (y que son recreadas por actores), muestran la crudeza de aquellos años “brillantes” de Marilyn. Su casamiento con el deportista Joe Di Maggio, por ejemplo, una relación que terminó pronto y con golpes.
Es la voz de Billy Wilder, el hombre que la dirigió en “La comezón del séptimo año” y en su escena más famosa (la del vestido blanco que se levanta en la calle, sobre una rejilla del subte) cuenta los celos enfermizos de Di Maggio al ver el despliegue de cinco mil fans que querían ver esa escena, filmada el 15 de septiembre de 1954 , en la esquina de la Avenida Lexington con la calle 52. Y su peluquera admite que esa anoche, Di Maggio la golpeó tanto que ella tuvo que maquillarla al día siguiente.
Después vino, para Marilyn, el casamiento con el escritor Arthur Miller. Las cintas inéditas demuestran el maltrato psicológico que padeció la actriz.
Summers combina testimonios de la familia del psiquiatra de Marilyn, del fotógrafo y amigo de Monroe, Milton Greene, y del director de cine John Huston para establecer que la crisis con el escritor y la pérdida de un embarazo durante el rodaje de Una Eva y dos Adanes (1959) fueron decisivas para el deterioro de la salud mental de la actriz.
Lo demás es todavía más oscuro y oscila entre las muchas teorías conspirativas que condimentaron su corta vida y el abuso de psicofármacos.
El documental avanza entonces hacia al final, a intentar sin suerte esclarecer las últimas horas.
La cámara, como dice el lugar común, la amaba. No hay una sola toma, aún en aquellas en las que parece tomada por sorpresa, en las que Marilyn se vea mal. Deseada, tironeada, maltratada, siempre se la veía en cámara sonriendo, ocultando lo que parece una tristeza infinita. “La felicidad, dice y se pregunta con esa voz que suena a pura inocencia, ¿Alguna vez llegamos a conocerla?”
Los testimonios de los que la conocieron cuentan que no, que no conoció la felicidad. Que su pasado de niña abandonada y abusada fue una marca brutal. Que todo lo que quería era ser una buena actriz, que se tomaba en serio su trabajo; que ensayaba hasta tarde; que se esmeraba.
Tanto el documental, como la película “Blonde” que se estrenará este año, no se enceguecen con los brillos de la industria, ni se dejan engañar con la simpatía que Marilyn mostraba en cámara. Ponen el foco justamente allí donde se adivinaba su fragilidad, y en los callejones oscuros que transitó.
Quién sabe si todos esos jirones -los vestidos, los cuadros, las películas, los documentales, las teorías, las conspiraciones-, alcanzarán alguna vez para entender y explicar a Marilyn Monroe.
El cuadro de Marilyn que recibió un disparo y hoy es un trofeo
El retrato de Marilyn Monroe realizado por Andy Warhol en 1964 fue vendido el lunes pasado en 195 millones de dólares en una subasta de Christie’s, pulverizando el récord para una obra del siglo XX que ostentaba “Les Femmes D’Alger (versión 0), del pintor español Pablo Picasso.
El icónico cuadro, titulado “Shot Sage Blue Marilyn”, fue realizado a partir de una foto de un cartel publicitario de la película “Niágara” (1953) de Henry Hathaway.
El cuadro vendido pertenece a la serie de cuatro reproducciones de un metro por un metro que pasó a denominarse “Shot” (Disparo), después de que una visitante de “The Factory”, el estudio de Warhol en Manhattan, abriera fuego contra ellos, agujereándolos.
Según la anécdota, la bala atravesó cuatro lienzos, que Warhol luego reparó.
“Hay algo especial con estas pinturas de Marilyn. Es mágico, tiene carisma”, dice Richard Polsky, especialista de Warhol. El nuevo propietario, no solo “tendrá una gran obra, sino que también tendrá un trofeo. Es como “comprar la inmortalidad”, agregó.
Un vestido.. ¿un homenaje?
El vestido que uso Kim Kardashian en la gala del Metropolitan Museum de Nueva York, que este año homenajeaba la Edad dorada de los Estados Unidos, es el vestido que usó Marilyn para cantarle a John Kennedy el feliz cumpleaños ante 15 mil personas. Contó Kardashian que tuvo que bajar siete kilos para meterse dentro de ese diseño de Jean Louis. No se entendió muy bien qué homenaje quiso hacer la influencer: en verdad esa prenda representa uno de los momentos más sórdidos de la vida de Marilyn. Lo usó apenas seis semanas antes de morir, para cantarle el feliz cumpleaños al hombre que, según la película que se verá en breve, era su amante y abusaba de ella.
Blonde, una versión nada concesiva
Hace mucho que se está filmando, ajustando, editando. “Blonde”, la película de Andrew Dominik, con la actriz Ana de Armas en el papel de Marilyn ya recibió la calificación para mayores de 17 años y se verá por Netflix en algún momento de este año. El filme está basada en el libro de Joyce Carol Oates que, sin ser una biografía, es el relato más descarnadamente real de la pesadilla que fue la vida de Marilyn.
En una columna que escribe para ElDiario de España, el director Pedro Almodóvar confesó que ya vio “Blonde” y que le pareció magnífica. “Tengo grabada una secuencia (si no desaparece del montaje final) del acoso, algo más, diría yo, que sufrió por parte del presidente JFK. La secuencia es lo suficientemente explícita como para sentir la repulsión de la propia Marilyn en semejante momento”, señala Almodóvar y da cuenta del tono que tendrá el filme.
“La película sigue de cerca la novela de la enorme escritora Joyce Carol Oates, donde se habla más de Norma Jean Baker que de su obra, es decir, Marilyn Monroe. Norma Jean luchó toda su vida para que los varones del mundo entero entendieran que Marilyn era el resultado de su extraordinario trabajo como actriz”, describe el cineasta.
“Poco después, cuando Norma Jean ya era una zombie, fue invitada a cantar el famosamente susurrado Happy Birthday, Mr. President. Me imagino cómo pudo sentirse la pobre Marilyn ante el deber patriótico de cantarle al mismo hombre que había abusado de ella (siempre me refiero a lo que vi en la película) el happy birthday enfundada en un traje/segunda piel que desde ese mismo instante se convirtió en leyenda”, finaliza.
La autora del libro, Joyce Carol Oates, también vio el filme. Y tuiteó su opinión: “Es sorprendente, brillante, muy inquietante y (quizás lo más sorprendente) una interpretación completamente ‘feminista”.
Además de Armas, Blonde está protagonizada también por Adrien Brody, como el tercer marido de Monroe, el dramaturgo Arthur Miller. El segundo marido, el famoso jugador de baseball Joe DiMaggio, será interpretado por Bobby Cannavale.
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