Policías complicaron a uno de los imputados por la causa de torturas y abuso sexual en Cipolletti
Hoy declararon los efectivos que participaron del procedimiento. Mañana se escucharán los alegatos de cierre.
El margen a la duda, -que luego puede ser un beneficio-, y la incertidumbre revolotearon por momentos en la segunda audiencia del juicio contra dos policías de Cipolletti por torturas y abuso sexual. La declaración de varios efectivos, que formaron parte del procedimiento, complicaron la situación procesal del oficial Cristian Caumillan.
Cuando comenzó a circular por los pasillos de las comisaría 45 del Anai Mapu que en ese procedimiento, el de la madrugada del 17 de mayo de 2020, uno de lo jóvenes detenidos había sufrido un abuso sexual todos pensaron en Caumillan, incluso lo dijo el oficial Roberto Garro en su declaración.
“Luego que supieron todos de la denuncia, la mayoría decía que ese seguro había sido el “gordo”, refiriéndose a Caumillan”, eso se desprende del acta testimonial del legajo que fue confirmado en la audiencia por Garro.
Jorge Llancafila, subinspector y responsable del procedimiento, dijo que tras la denuncia Caumillan estaba nervioso y que hacía bromas con respeto al abuso sexual: “decía como chiste que capaz que se había caído arriba de un palo”.
Contó que el propio imputado le decía que no duraba más de un año y medio en una comisaría. Todos coinciden que es un hombre que resuelve los conflictos con violencia.
El hecho delictivo del que participaron los efectivos fue a escasos metros de su casa. Por eso se afianza la teoría que fue el primero en llegar al lugar y solo. Pero la propia víctima declaró que vio dos linternas y una voz de hombre que gritó “alto!” El otro joven que habló hoy y fue víctima dijo que eran alrededor de 6.
La situación de Matías Galarce es menos clara. Fue el único policía involucrado en el hecho que nunca prestó declaración hasta el inicio del juicio cuando contó su versión. Rápidamente se fue de la fuerza policial. Tenía una buena relación con Caumillan; una fuente contó a RIO NEGRO que éste lo tenía amenazado, por eso nunca habló antes.
Distintas fue la estrategia del resto de los policías que cuando se enteraron de la grave acusación fueron a la fiscalía a narrar lo acontecido.
Fue el caso de Esteban Huentelaf quien inició el proceso como imputado, pero que revirtió su situación y hoy fue testigo. Dijo que cuando entró al templo ya estaban Bravo, Caumillan, Galarce y Garro, que cuando lo vieron se dispersaron de los detenidos que estaban en el suelo.
Lo más grave que aportó fue que Caumillan le “plantó” un cuchillo a uno de los jóvenes. En el contraexamen el defensor Damián Moreyra le cuestionó porque no hizo la denuncia sobre ese comentario y que como oficial tenía la obligación de hacerlo.
Huentelaf dijo que llegó al lugar aproximadamente entre uno y dos minutos después del ingreso de Bravo, Galarce y Garro a la iglesia. Confirma de esta manera la teoría de Galarce que cuando ingresó solo estaba Caumillan.
Ese episodio, como tantos otros, son los que no quedan claros en la construcción de los hechos que acontecieron en la madrugada del 17 de mayo en el templo religioso. La primera pregunta que surge es que si Galarce estuvo involucrado en las torturas también lo estarían los oficiales que ingresaron casi al mismo tiempo que él, o por lo menos callaron. La diferencia de minutos deja muy poco margen de acción.
Nadie lo acusó, pero tampoco nadie aseguró que Caumillan haya sido el que abusó y torturó a los jóvenes, al menos eso atestiguan. Huentelaf fue el que más se animó a decir: que uno de los imputados le “plantó” un arma blanca y que se dispersaron cuando entró.
Por el momento el único de los policías que no habló es Caumillan, mañana es el último día debate y oportunidades para declarar.
El juicio concluirá con los alegatos de cierre de las partes. Por la fiscalía está el fiscal jefe Santiago Márquez Gauna y Rafael Cuchinelli por la querella; en tanto la defensora Silvana Ayenao patrocina a Galarce y Damián Moreyra a Caumillan.
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