Murió Tuti Gadano, maestro del periodismo argentino
Tenía 89 años y estaba internado en un sanatorio de la ciudad de Neuquén.
Pasaron los años y cambió la Olivetti por la PC pero sus textos tienen siempre actualidad.
Jorge Gadano, al que todos le decíamos Tuti, murió en la tarde de este sábado, a los 89 años, en la clínica privada de Neuquén en la que estaba internado desde el jueves. Fue un periodista tenaz, dueño de un sentido del humor difícil tan sutil como certero, e investigador implacable del poder. Los que trabajamos con él extrañamos su forma de hacer periodismo y ahora vamos a extrañar su voz, su presencia, sus obsesiones y su cariño.
Tuti fue un maestro para muchos de los que pasamos por esa redacción de la agencia Neuquén del diario RÍO NEGRO. Nos regaló el placer de verlo trabajar y el honor de aprender de él. Vimos la vehemencia de sus posiciones y la pasión por la investigación periodística.
Cuando el diario cumplió 100 años, escribió que había gobernado -ese verbo usó- la agencia Neuquén «como si fuera Sancho Panza en la Ínsula Barataria». Esa sensación tuvimos los que compartimos años en esa experiencia periodística tan intensa, especialmente durante los gobiernos del sobischismo.
«Pienso en los (brazos abiertos) de este diario, su director, que sin aspavientos solidarios –él es así– y no obstante mi evidente parentesco con la subversión volvió a colocarme en esta pequeña patria de Jaime de Nevares y Felipe Sapag. Dueño y señor otra vez, aunque no tanto, de la Agencia Neuquén, mi segundo hogar, y jubilado muy a mi pesar desde hace unos 15 años sigo aquí, prendido como una lapa, pasen y véanme”, escribió.
Tuti había nacido en Villa Regina, se había criado en Roca, se hizo abogado en Buenos Aires y periodista en Neuquén. Junto a Alicia Gillone tuvo dos hijos, Nicolás y Julián, y disfrutó de siete nietos: Dante, Dionisio, Carmela, Eva y Manuel.
Mónica Reynoso, su amorosa compañera desde hace 25 años, le dio en 1999 el placer de ver sus columnas de humor político firmadas por Ana Tole en un libro que llamaron «Éramos tan libres».
Lo bueno que nos queda es que en el papel y en el online hay miles de textos para disfrutar de un tipo genial.
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