Malvinas es soberanía

Edgardo Esteban*


Es fundamental iniciar un proceso de «malvinización» en una escala que alcance a los países de la región, convertir a Malvinas en una causa regional de lucha contra el colonialismo.


En este tiempo, en donde la memoria nos traslada a lo vivido hace 40 años atrás, ese volver a mirar hacia Malvinas nos ayuda a reconstruir con aciertos y errores esa parte de la historia marcada a fuego en 1982. Como sociedad aún es necesario debatir y preguntarnos qué nos pasó, qué se hizo bien y qué se hizo mal.

En este contexto, vale la pena reiterar una vez más el justo reclamo que tiene nuestro país desde hace 189 años y que es avasallado por el colonialismo británico sobre nuestras islas.

Reafirmar y exigir al Reino Unido el diálogo por la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, tal como lo establecen las Naciones Unidas desde hace 57 años, debe ser una constante y una política de Estado en el largo plazo.

El Gobierno británico aún debe explicar sobre el armamento nuclear que trajo a nuestros mares durante el conflicto. Hoy en día, en Malvinas se encuentra la mayor base militar en el Atlántico Sur, en una zona de paz y de cooperación reconocida por las Naciones Unidas por interés de los países de América del Sur y de África.

Después de la guerra de 1982, y violando la resolución 31/49 de Naciones Unidas, los británicos de forma ilegal ocuparon más de 200 millas náuticas alrededor de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, superando la cifra de más de 1 millón de kilómetros cuadrados.

Como consecuencia de esta nueva ocupación otorgan, ilegalmente, concesiones de pesca a barcos factorías que, de distintas naciones del mundo, depredando nuestra fauna ictícola.

A su vez, controlan la circulación de buques que pasan del Atlántico hacia el Pacífico Sur de la mano de una diplomacia que busca avanzar de forma alarmante en la región, en particular con nuestros aliados estratégicos, como Uruguay y Brasil, con quienes compartimos el Mercosur, y Chile con quienes compartimos proyecciones geopolíticas hacia la Antártida.

En relación a esto último, los británicos buscan construir un puerto de aguas profundas, mirando hacia el continente blanco y especulando que, en un futuro no muy lejano, puedan avanzar con el control de la mayor reserva de agua potable que tiene el planeta.

Debemos entender que la defensa de nuestra soberanía sobre Malvinas es un objetivo irrenunciable de todo el pueblo argentino, como lo establece la disposición transitoria primera de la Constitución Nacional: “La Nación argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

Es fundamental iniciar un proceso de malvinización en una escala que alcance a los países de la región. Trabajar intensamente para convertir a Malvinas en una causa regional de lucha contra el colonialismo debe ser impostergable. Es por eso que los ex combatientes siempre decimos que “Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina”.

Ante el avance que pretenden los británicos, más allá de las grietas o diferencias ideológicas, Malvinas debe consolidarse como una política de Estado y generar un frente común entre todos los argentinos y argentinas.

Se ha dado un paso histórico en 2020 cuando por unanimidad el Congreso Nacional aprobó la ley que creó el Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las islas Malvinas. Es un ejemplo de cómo las fuerzas políticas e instituciones, representantes del mundo académico y excombatientes tienen participación en el diseño de estrategias que permitan conducir con éxito el reclamo, más allá de los calendarios electorales y marcando con claridad los principales objetivos de esa política de Estado.

Malvinas y nuestros ex combatientes y veteranos son un lugar de pertenencia para el pueblo argentino y viven en cada rincón del país. No hay ciudad que no tenga un monumento, una plaza, una escuela, una calle o un monolito que recuerde a nuestros caídos. Lo vemos cuando las Islas aparecen en remeras, tatuajes, muros, banderas, en las hinchadas de fútbol, en los guardapolvos o hasta en las remeras de los sindicatos. No hay cantantes de rock o de folklore que no hayan compuesto una canción sobre Malvinas o que homenajeen a nuestros soldados.

En estos tiempos en donde soplan vientos de guerra en el mundo, no podemos olvidar, ni dejar de hablar y evocar lo pasado, recordar a nuestros 649 compañeros caídos durante el conflicto bélico, entre ellos 323 marinos fallecidos en el hundimiento del crucero ARA general Belgrano, fuera de la zona de exclusión. Ellos son nuestros héroes y estarán por siempre en nuestro corazón y los recordaremos pensando en este nuevo presente y en los tiempos venideros, recorriendo todos los caminos posibles y apelando a todas las herramientas que las relaciones internacionales establecen para recuperar el ejercicio pleno de nuestra soberanía, bajo el signo indiscutido de la paz. Como en la contratapa de “Iluminados por el Fuego”, escrita en 1993: “La guerra es un procedimiento por el cual hombres que no se conocen se ven obligados a matarse en beneficio de hombres que sí conocen y no se matan”.

Sigamos construyendo caminos en defensa de la causa Malvinas, no solo para quienes vivimos aquellos días de 1982, sino también para las generaciones venideras, a las que debemos transmitir este legado. Junto a ellos construiremos la fuerza necesaria para impulsar una renovada política de Estado sobre Malvinas, que por historia y derecho nos corresponde. Una sociedad jamás será justa si no tiene memoria y esa es una lucha que exige una tarea cotidiana. Malvinas es una causa nacional, popular y latinoamericana.

Un país más justo incluye a Malvinas como un encuentro de lo colectivo. En definitiva “Malvinas nos une”.

* Periodista, ex combatiente de Malvinas, actual director del Museo Malvinas.


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