«Vaivén del Agua», el último poemario de Romina Olivero que tuvo como punto de partida a la Difunta Correa

El agua llamó su atención hace muchos años atrás cuando comenzó a investigar para otro libro, que se centró en la Difunta Correa. Ese fue el comienzo de “Vaivén del Agua”. Tuvo tantas idas y vueltas, escrituras y reescrituras que el proceso mismo le dio su nombre. En dos semanas estará disponible en las librerías pero ya se puede adquirir en precio promocional en la página oficial www.tantacenizaeditora.com.ar

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La escritora Romina Olivero había escrito varios poemas y cuando comenzó leerlos descubrió un eje conductor: el agua. “Este es un libro que vengo escribiendo hace un montón de años y tuvo un montón de formas”, recuerda en diálogo con Río Negro. Fue entonces cuando supo que algo estaba naciendo. Lo primero que hizo fue armar un corpus y todo lo que fue escribiendo se lo envió a un amigo y poeta de San Martín de los Andes. “Le fui mostrando a él -Rafael Urretabizcaya- diferentes versiones de ese mismo corpus y me fue diciendo: ´¡Ah, mucha agua acá! ¡Ah, menos agua acá! ¡Ah, demasiada agua acá!´”, contó la escritora y profesora.

Era indiscutible que todos esos poemas estaban transformándose en algo más grande, en un escrito que tenía que ser publicado, en un futuro y potencial libro. Pero el destino se interpuso. “Después empezó la pandemia y quedó, quedó, quedó. No fue un libro escrito en pandemia. Fue escrito antes, pero no sé en qué momento lo escribimos en definitiva. Porque tuvo tantos años de idas y vueltas, de vaivenes, que inclusive en durante el 2020 lo modifiqué todo”, aclaró.

Olivero asegura que tardó mucho tiempo en terminarlo porque tuvo que replantearse una y otra vez el libro. Y a la hora de describir sobre cómo se vinculan cada uno de sus poemas dice que: “A lo largo del libro hay toda una unidad de sentido y quería respetarla. Por eso hice tanto recorte, tanta poda. El agua es la comunicación con lo que vive, con cómo vivimos, con todo. El agua que somos, el agua que usamos, el agua a nivel planetario, a nivel personal, las aguas internas, las externas, las que se dan, las que te regalan, las que se pueden ofrecer, las que se niegan. Es ese el eje”.

lo vi en el agua recién
clarita estaba
volvía el barco de papel que doblé de niña
venía a decir las preguntas de mañana
venía a calmar esta ansiedad de futuro
volvió por mí

Cuando tiene que referirse al género que seleccionó para escribir su último libro denota cierto amor por la poesía y por lo que deja en cada persona. Asume que esa subjetividad e interpretación que cada uno puede hacer puede transformar su realidad. “De repente escuchamos un poema, dos poemas, 10 poemas, pero hay algún verso que nos mueve. Por ahí nos quedamos en un espacio que nos deja pensando, me deja sintiendo, me deja razonando algo, que por ahí tenía que ver con mi polémica interna. Y la detona, la destella y la hace estallar en mil pedazos y por ahí eso se vuelve una apertura para poner en marcha esos pensamientos desde otro lado. Porque el mensaje nunca es uno solo”, precisó.

Estructura desestructurada

La escritora detalló que el libro podría dividirse en dos partes y sostuvo que la estructura del libro es conversacional. Es aquí donde le da la opción al lector de leerlo completo, leer un poema o un simple fragmento. “Podría decirse que el libro tiene dos partes. Una que tiene que ver con qué le pasa al libro. En algunos casos sufre, se pone a temblar, quiere manifestarse de otra manera, se pregunta cosas. Y la otra parte son los poemas más centrales, que algunos vienen de aquella selección de 2018 y 2019, que hablan todos de la temática del agua desde diferentes puntos de vista”.

Olivero sostiene que es imposible hablar del agua dejando a un costado lo político y que en su libro esto se refleja. “Hace unos años atrás nos poníamos a pensar cuáles serían las guerras del futuro y pensábamos enseguida en los recursos naturales; pero yo nunca pensé en que iba a vivir el problema del agua como una cuestión del presente, siempre parecía una cosa del futuro”, argumentó. Aclaró que también incluyó poemas que están vinculados al feminismo y que era otra temática ineludible cuando comenzó a escribir. “Los poemas también hablan en voces de algunas mujeres, de algunas madres, trabajan algunas de las violencias que se dan a partir de los problemas con la falta de agua. Hablan del amor, hablan de la contundencia del agua, de cuando es muchísima, de cuando poquísima”, concluyó.