La agenda de la gobernadora
El proceso del conflicto salarial se enrarece. Los gremios advierten con una marcha a Viedma, y el gobierno no tiene aún nada nuevo a la oferta del 21%, salvo opciones sueltas.
Weretilneck conformó la nueva estructura de JSRN, que seguirá liderando y definió la nómina de autoridades, aunque todavía, sin cargos resueltos. La gobernadora Carreras fue incluida para la mesa partidaria y, seguramente, en una vicepresidencia segunda, detrás de Pedro Pesatti.
En realidad, la mandataria se desentendió y dejó todo en el senador. Como en otras cuestiones, ella abandona un rol activo en la resolución pero entiende que, de por sí, su autoridad garantiza un lugar prioritario o respeto político. Eso no siempre ocurre.
Esa lógica se replica en el heredado reposo gremial, a partir de la construcción realizada por Weretilneck y ATE, desde el 2017 después de años de confrontaciones. “Son imprevisibles”, decía el ex gobernador en ese pasado y, luego, construiría previsibilidad con las mutuas ataduras selladas con Rodolfo Aguiar.
Ese gremio conserva su acción repentina y violenta, que usará, cada vez, que advierta riesgos de lo logrado. Eso ocurrió en las últimas protestas, potenciadas en los paros compartidos con Unter.
Esa resistencia combinada alertó a Carreras, con sospechas de conjuras. Weretilneck no iría tan lejos. Nada tuvo que ver con la escalada de ATE, pero tampoco actuó en su mitigación. Mantiene su postura: “no meterse si no lo llaman”, explican.
Esa intervención pudo estar cuando Carreras pidió a Facundo López que mediará con ATE, pero el legislador se excusó. La charla ocurrió en la Residencia en la previa a la sesión legislativa, con funcionarios merodeando.
Carreras plantea e interroga con visión crítica al poder. Admitió la dificultad de “asumir una agenda diferente” y así convocó “a no ser complaciente con la mirada masculina”.
Al final, la mandataria habilitó al ministro Jorge Stopiello para dialogar con Aguiar, que era un vínculo monopolizado por Rodrigo Buteler. Ubicaba a un propio y corría a un actor, que -aún su subordinación- expresa pertenencia de origen a Weretilneck.
Stopiello se entusiasmó, pero fue un canal fugaz. Fue ingenuo cuando el martes recibió a ATE solo con promesas y recién confirmó la fecha de paritarias, tras la crispación gremial y un llamado a la gobernadora, que estaba en Paraguay.
El proceso se enrarece. Unter, ATE y Sitrajur advierten con una marcha a Viedma, y el gobierno no tiene aún nada distinto a la oferta del 21%, salvo opciones sueltas acercadas por Buteler, reubicado en el plano gremial.
El tiempo será nuevamente un corsé porque las negociaciones vuelven el martes y las resoluciones gremiales quedarán para el jueves y el viernes. Estas jornadas coincidirán con las liquidaciones de haberes de marzo, que deberían tener las subas acordadas y, además, los descuentos de los días de paro, según anuncios del gobierno. Carreras, por ahora, sostiene esa determinación. Esa retención es el nuevo punto de desencuentros. Lo único encaminado sería el bono de 15 mil pesos pero es una solución sectorial frente a la jura gremial de una salida conjunta.
Despreocupada por su lugar partidario y distante de la vigilancia gremial, la mandataria centra su atención en otras motivaciones de gobierno, como apurar el megaproyecto de Hidrógeno Verde o viajar a Paraguay para participar de un panel del Foro para Igualdad de Género.
Su discurso en Asunción no es menor. Es esclarecedor. Existieron gacetillas de esa intervención, de unos ocho minutos. Pero, lo difundido fue parcial.
En parte de lo postergado, Carreras plantea e interroga con mirada crítica al poder.
Admitió, como mujer, la dificultad para “asumir una agenda diferente” y que “no es sencillo” estar en “una silla donde se tomaron decisiones” con otra perspectiva. Pidió “repensar el ejercicio del poder” y, a pesar de que “es difícil”, convocó “a no ser complaciente con la mirada masculina. Están -agregó- todos esos hombres que nos permitieron sentarnos en estos lugares, a quienes se le atribuye una gran generosidad, y evalúan nuestras decisiones y, en general, esa opinión es negativa. Y es negativa porque es distinta”.
Esa ponderación de Carreras, anclada en sus experiencias, explora conductas cercanas, que -en su mayoría- anidan en el oficialismo.
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