Femicidio de Cristina Ancatén: la autopsia descartó la hipótesis de una caída
La forense aseguró que el hematoma en el pómulo de la víctima es compatible con un golpe de puño. Aseguró que en el cuello había marcas de sujeción y que en la nuca sufrió al menos dos golpes violentos contra una superficie dura. Hoy serán los alegatos de cierre.
Para un veredicto de culpabilidad se requieren como mínimo ocho votos de los doce integrantes del jurado. Foto Florencia Salto.
La médica forense, Jorgelina Carmona, fue clara: es poco probable que el hematoma que María Cristina Ancatén tenía en la zona del pómulo izquierdo haya sido producto de una caída. La profesional que realizó la autopsia al cuerpo de la joven de 37 años manifestó que, si eso hubiese ocurrido, debería haber lesiones en la boca o la nariz, por ejemplo, y no una traumatismo tan localizado, compatible con un golpe de puño. El hecho que se juzga ocurrió en Centenario, una localidad de Neuquén.
La declaración de la forense frente al jurado popular echó por tierra la versión de la defensa de Damián Retamal, acusado del femicidio de su expareja, que planteó en el alegato de apertura del juicio que la víctima se podía haber desmayado y lesionado porque había tomado alcohol.
Carmona describió que halló equimosis (lo que se traduciría como machucones) en los brazos y antebrazos y signos de sujeción en el cuello que se generan por una presión sostenida y con fuerza. Indicó que recibió más de un golpe violento en la zona de la nuca contra una superficie dura (cefalohematoma) y eso fue letal.
Otro punto que elimina la posibilidad de una caída es el estado de las prendas de María Cristina: su jean blanco no tenía manchas, tampoco su campera negra. Si se hubiese desmayado habría rastros de suciedad, ya que el piso del baño, que es el lugar donde fue asesinada, estaba embarrado porque en la casa se celebraba un cumpleaños de 15 y las personas salían y entraban desde el patio. Además el inodoro no tenía mochila, y la descarga se hacía llenando un balde con una manguera, por lo que estaba mojado.
Retamal les dijo a los familiares cuando la sacó del baño en el que estaban ambos, que se había caído primero hacia adelante y después hacia atrás. Carmona manifestó que eso nunca pudo haber sucedido porque no tiene un único golpe en la nuca, y su cuerpo no presenta lesiones en la espalda.
El licenciado en criminalística, Lucas Bravo Berruezo, fue el último testigo del juicio. Además de participar junto a la médica forense de la autopsia fue el responsable de realizar una pericia en la casa donde sucedió el hecho para determinar la dinámica.
Le mostró al jurado cómo se trabajó en el sitio con distintas teorías de la mecánica de la agresión. Participaron dos personas con las mismas características físicas de los involucrados. Después de descartar que la joven se haya caído desde el inodoro o que el imputado la haya arrojado a la bañera, se pudo determinar que la hipótesis más certera, por el tipo de lesiones en el cuerpo de María Cristina, es que Retamal la haya lastimado primero en el rostro y luego de pie ambos, la haya tomado del cuello y golpeado contra la pared.
«La víctima se halla de espaldas a la pared, separada al menos 20 cm. El victimario se posiciona por delante sujetando su rostro con la mano derecha, pudiendo estar asistida por la mano izquierda», afirmó.
De hecho hay una testigo del cumpleaños que escuchó golpes. Bravo Berruezo relató que le pidió al dueño de la casa que pusiera la música al mismo volumen en el que estaba esa noche del cumpleaños para comprobar si del lado de afuera podía sentirse ese sonido. Aseguró al jurado que lo escuchó sin inconvenientes.
Después de oír a los 18 testigos que llevó la fiscalía, a los que adhirió la querella, las partes alegarán hoy a partir de las 10.30. El jurado recibirá las instrucciones y pasará a deliberar. En caso de que encuentren a Retamal culpable de femicidio, el juez Gustavo Ravizzoli será el encargado de imponerle la pena. Por el tipo de delito la única posible es la prisión perpetua.
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