Complica a ruralistas la falta de un matadero en Bariloche
La Justicia civil clausuró a fines del año pasado el único establecimiento de faena que funcionaba en la zona. El vicepresidente de la Sociedad Rural local sostuvo que esa situación causa un perjuicio enorme, sobre todo, para los productores de ovinos.
El vicepresidente de la Sociedad Rural de Bariloche, Leandro Ballerini, dijo que el cierre del único matadero de esta ciudad causa “un perjuicio malísimo” a los productores de ganado de la región y los obliga a faenar en otras localidades, a un alto costo en fletes y con la imposibilidad de dar batalla a la carne que llega de afuera.
Según el dirigente, la mayor dificultad la enfrentan los productores de ovinos, porque para ellos la ecuación económica -sin la posibilidad de procesar las reses en Bariloche- es todavía peor que para el ganado vacuno.
El matadero ubicado en Ñirihuau, a unos 15 kilómetros de la ciudad, perteneció a la firma Jesus Arroyo SA, que hace varios años entró en concurso de acreedores y fue declarada en quiebra. La operación fue asumida en algún momento por una firma de Jacobacci, y luego los trabajadores intentaron organizarse en una cooperativa para mantener abierta, pero no lograron consolidar el proyecto y el juez civil Santiago Morán dictó hace dos meses la clausura.
“Nos tomó de sorpresa, fue en vísperas de las fiestas de diciembre, justo cuando los productores sacan los corderos”, dijo Ballerini.
Aseguró que son algunos grandes establecimientos los que enfrentaron el impedimento de faenar y también muchos de pequeña escala, que necesitaban comercializar la producción y “hacerse de ingresos” para continuar con la actividad, a lo que se sumó “la necesidad de alivianar los campos, por la fuerte sequía”.
Toda esa planificación quedó alterada y causó un fuerte golpe a la ganadería regional. Ballerini dijo que el mercado de Bariloche tiene envergadura suficiente para contar con un matadero local. Pero reconoció que montar uno nuevo de cero demandaría una enorme inversión y recuperar el existente “no es tan fácil, porque hay una intervención judicial de por medio”.
Señaló que mientras Bariloche no cuenta con planta de faena, sí la tienen otras localidades más chicas como El Bolsón, Piedra del Águila y Jacobacci, cuya planta también sufrió un cierre reciente pero está en plenos trabajos de recuperación y abriría otra vez en breve.
Ballerini explicó que la dinámica comercial de los productores de lanares depende de la venta del capón y la oveja adulta a partir de mayo y los corderos para las fiestas y después durante el verano. Pero la falta un matadero accesible provocó que la plaza local, los supermercados, hoteles y restoranes “estén ahora llenos de cordero que viene de Santa Cruz”, dijo el dirigente ruralista.
Señaló que desconoce si existe una gestión específica del gobierno provincial para resolver el tema y admitió que no plantearon el tema en la reciente exposición anual realizada hace pocos días. “Conversaciones hay pero nada concreto, igual la decisión depende de la Justicia”, subrayó Ballerini.
Afirmó que faenar en El Bolsón o Piedra del Águila es una alternativa a medias porque tienen “poca capacidad”. De modo que a los ganaderos barilochenses no les queda otra que enviar sus animales al Alto Valle. “Los fletes se encarecen y todo se pone difícil -agregó-. Es una picardía, teniendo la planta local ya armada”.
En su mejor momento, antes de entrar en crisis por las barreras sanitarias, Arroyo llegó a faenar 3.000 vacunos mensuales en Bariloche y tenía 260 empleados. Al momento de la quiebra recibía entre 400 y 500 cabezas y funcionaba con 85 trabajadores.
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