Discurso y relato en Neuquén

Federico Aringoli

Editor responsable. Nació en 1982 en General Roca, Río Negro. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Realizó tareas de investigación académica entre 2005 y 2007 como becario de la UNCo. Luego se formó en periodismo digital. En RÍO NEGRO fue editor de la sección Energía (2017-2018), jefe de la agencia Neuquén (2018-2022) y Prosecretario de Redacción (2020-2022). Reside actualmente en Neuquén capital. En Diario RÍO NEGRO desde 2005.

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Pese a que los indicadores petroleros, desde su asunción en 2015, se multiplicaron hasta por 10, el color del discurso de Gutiérrez será verde.


El 1 de marzo a las 8 el gobernador Omar Gutiérrez comenzará a dar su séptimo discurso de apertura de sesiones legislativas en Neuquén y quizá sea el último en el que pueda trazar las prioridades en las políticas de Estado. El próximo, en 2023, será el de despedida. Pese a que los indicadores petroleros, desde su asunción en 2015, se multiplicaron hasta por 10 veces, el color de la comunicación, que afina por estas horas, será verde. El cercano 2030 marca para la economía neuquina el principio del fin de la era petrolera.

Como publicó este medio, Gutiérrez enviará más de 20 leyes y apuntalará los lineamientos generales en el Plan 2030 que define acciones estratégicas para la diversificación productiva, obras de infraestructura y lo que denominaron como “equidad territorial”. Todo atado por la transición energética que se desprende del Acuerdo para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.

Cuesta pensar que el corto tiempo restante y la velocidad de cambio del Estado sean lo suficientemente compatibles como para conseguir credibilidad.

La equidad territorial, ese concepto teórico surgido de las usinas del actual Copade, es uno de los que más interrogantes genera. El proceso de concertación poblacional que vive la capital neuquina no parece haberse revertido, sino por el contrario, parece intensificarse. Casi en sintonía con las prioridades políticas del MPN: la ciudad de Neuquén es el nuevo foco de poder regional.

Quizá por eso algunos todavía siguen convencidos de que los deseos del gobernador están posados en la capital. Para los métodos tradicionales es un absurdo: nadie baja un escalón en política, es una degradación de rango. Pero en el esquema de pensamiento emepenista, que empieza a digerir cómo será ese Neuquén con menos petróleo y gas, la idea de una metrópolis que se genere sus propios recursos desde los servicios al estilo de las grandes capitales, es una opción.

Claro que fuera de la mirada del amo, la vaca se ve flaca. A la tan publicitada “ciudad del millón de habitantes”, le faltan poco menos de 700.000. Pero eso no le impide a las autoridades actuar en consecuencia (al relato).


A la tan publicitada “ciudad del millón de habitantes”, le faltan unos 700.000. Pero eso no le impide a las autoridades actuar en consecuencia (al relato).


No pareció existir “equidad territorial” esta semana cuando el temporal de lluvia azotó a la región. Las ciudades más castigadas fueron Rincón de los Sauces y Añelo, sin embargo, el gobernador Gutiérrez participó de la conferencia del intendente capitalino Mariano Gaido para repasar un paquete de obras pluviales y compartir el diagnóstico de lo que pasó y que vieron todos los neuquinos.

Sobre los padecimientos que dejó el agua, algunos que todavía persisten, el jefe comunal Gaido dijo que las obras realizadas mostraron “resultados positivos” y agregó que “no es la característica de este gobierno municipal echarle la culpa a nadie, ni buscar en la historia para ver qué ha sucedido”.

La referencia a la herencia sin decir que es una herencia provoca el mismo efecto. El gobierno municipal definió no criticar las obras que se hicieron en las anteriores gestiones y no obtuvieron el resultado esperado. El ejemplo más cercano es el Metrobus. No critican, solo sugieren y, lo peor, no definen qué hacer como es el caso de los carriles preferenciales de colectivos, que llevan dos años congelados.

El poder que concentra la ciudad, pese a tener un tercio del millón de habitantes soñado, parece obligar a Gaido y su equipo cercano a mantener la guardia alta, pero a veces es tan alta que se muestra como un gobierno sin errores propios. Todo lo negativo no los alcanza pese a ser el poder concedente: no es el municipio el que aumenta la luz, tampoco el transporte público y no tiene que ver con las fallas constantes y reiteradas del EPAS.

Ese delicado camino que ha tomado el relato municipal, comenzó a bordear uno de los puntos que sí marcaron como diferencia de la anterior gestión: el acceso a la información clara y pública. Puede ser una estrategia política, pero pierde el sentido cuando va a contramano de la trasparencia de los actos de gobierno. Por ejemplo, todavía hoy no se sabe cuánto se gastó en la Fiesta de la Confluencia.


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