Alcaraz, la nueva figura del tenis
El joven español ganó el ATP 500 de Río y se metió en el Top 20 del ranking mundial.
Apenas tenía 16 años, cuando Carlos Alcaraz entró por primera vez en el Jockey Club Brasileiro con una enorme sonrisa. Su única aspiración entonces era disfrutar de un certamen en el que compartiría vestuario con muchos de los jugadores que antes solo había visto por televisión. La organización del Rio Open presented by Claro le había concedido una invitación para estrenarse en el ATP Tour. Probablemente, lo que no podía imaginar en ese momento era que dos años más tarde volvería para levantar su primer título ATP 500.
El 18 de febrero de 2020, como 406 del ranking ATP, hizo su presentación oficial en el circuito. Todavía era un niño, pero con un talento que prometía poder aspirar a ser profesional más pronto que tarde. De momento, está cumpliendo todos los pronósticos, porque ayer levantó el segundo título de su campaña y el primero de categoría ATP 500 en el polvo de ladrillo brasileño.
“Es espectacular”, aseguró el español acerca del nuevo trofeo que viaja a su vitrina. “En Río gané mi primer partido ATP. Poder lograr el título dos años después significa muchísimo para mí. Recuerdo que cuando vine por primera vez pensaba que venía a seguir disfrutando, a aprender de los mejores y dos años después llegué con expectativas, pensando que podía ganar, que era uno de los candidatos y cumplir es muy bonito”.
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Fue un proceso de transformación a toda velocidad. En cuestión de meses pasó a ser un invitado con proyección a una realidad confirmada en el circuito. Tanto que desde hoy se encuentra en el Top 20 del mundo.
Si alguien cree que ya está satisfecho con lo logrado, se equivoca. “El próximo objetivo es no bajar del Top 20, poco a poco seguir subiendo. Tengo varios certámenes que el año último no pude jugar, lo cual es una oportunidad para seguir creciendo y creo que el título en Río me da mucha motivación y ganas de seguir subiendo como lo estoy haciendo”.
Cuando le preguntan por sus aspiraciones, Alcaraz no duda ni un segundo en expresar que su ambición está fijada en las cotas más altas de este deporte. “Ser número uno del mundo, ganador de Grand Slam, medallas olímpicas… sueño a lo grande”, respondió con una sonrisa que enmascara casi la misma cuota de seguridad que inocencia.
“Agradezco que la gente vea que puedo ser el mejor del mundo, pero tanto mi equipo como yo sabemos lo difícil que es. Tengo a Juan C. Ferrero, quien me recuerda a cada momento lo difícil y sacrificado que es llegar a ser número uno del mundo. Creo que estoy en el camino correcto, si no me desvío y sigo haciendo las cosas bien, tendré oportunidades, aunque eso no me garantiza nada”, destacó Alcaraz, quien dejó de ser un proyecto y se transformó en realidad en el circuito.
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