El renovado recuerdo de Anna Frank

Una película basada en el testimonio de una sobreviviente del Holocausto, que fue amiga de la adolescente que estuvo escondida en un sótano, se suma al libro de investigación que revela que quien delató a la familia fue un abogado de la colectividad.

A pocos días de generarse una polémica por la publicación de un libro que va tras los pasos del supuesto entregador de la familia de Ana Frank, la mirada sobre la niña de ascendencia judía que trascendió a nivel mundial por el diario en el que dejó testimonio del encierro vivido a lo largo de dos años durante la ocupación nazi, se posa ahora en la amistad que mantuvo con Hanna Gosler, una sobreviviente del Holocausto, de 93 años, a partir del estreno de una película que revela ese vínculo y los sueños que no resignaron en tiempos de muerte y persecución.


Basada en testimonios de su amiga Goslar, la película “Mi mejor amiga, Ana Frank”, un trabajo del holandés Ben Sombogaart que acaba de estrenar la plataforma Netflix, transcurre entre escenarios de una Ámsterdam ocupada por los nazis, donde Hannah y Ana son amigas; y luego en el campo de concentración de Bergen-Belsen, en el que permanecerán en cautiverio de manera separada, en galpones de dos predios, divididos por una cerca de heno que no les permite encontrarse, pero que por las vueltas del destino podrán burlar unos instantes.

A partir de lo narrado por Goslar, quien vive en Jerusalén, la película reconstruye momentos de amistad compartida, el miedo de los adultos de ser encerrados en los campos de concentración o asesinados, y revela la personalidad traviesa y siempre al borde de la desobediencia de Ana.

Ana era “una niña muy picante”, cuenta Hanna en una entrevista al sitio web Scholastic. “Le gustaría sentarse frente a todos. Se sacaría el hombro de su sitio […] y estaría muy feliz porque ella habría llamado la atención sobre sí misma”, dice, para dar cuenta de la personalidad de su amiga.

Los sueños de trascendencia de Ana, de ser una figura famosa, también están presentes en la película, así como las simples aspiraciones de Hanna de ser enfermera, un objetivo que muchos años después logró alcanzar.


Tanto la familia de Ana como la de su amiga habían llegado hasta Ámsterdam huyendo de la ocupación nazi en Alemania, pero el panorama no era muy diferente en ese territorio, ya que a pesar de que Holanda fue un país neutral durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania lo invadió bajo las órdenes de Hitler en mayo de 1940 hasta 1945.

Las amigas se habían conocido desde muy pequeñas, antes de ingresar al jardín de infantes en 1934, cuando ambas familias fueron de Alemania a Holanda, y a partir de ese momento no se separaron. Siendo adolescentes y luego de una pelea, Hanna va a buscar a Ana a su casa. El inquilino le dice que se han ido a Suiza, dato que el padre de Ana, Otto, había dado para despistar, pero en verdad permanecen ocultos en el escondite dispuesto en una parte lindera a la empresa familiar, que Ana menciona en su diario como la “casa de atrás”.

“Cuando escuché del inquilino de Ana que se fueron a Suiza, me alegré por ella porque esperaba que lo lograran. Pero sabía que era difícil para los judíos llegar a Suiza. Para entrar, tenías que pasar por dos fronteras: una en Bélgica y otra en Francia. Ambos países habían sido invadidos por Alemania. Y cuando finalmente llegaban a la frontera suiza, solo se permitía la entrada a refugiados no judíos”, recuerda Hanna.

Ambas amigas volverán a encontrarse en el campo de concentración de Bergen-Belsen, el campamento de intercambio, donde Hanna, su padre y su pequeña hermanita esperaban ser trasladadas a Palestina, canjeados por prisioneros de guerra alemanes, pero eso no sucedió. Por eso, Hanna permaneció en ese sitio durante dos años, en los que su padre murió. Unos meses antes de dejar el campo de concentración Hanna, que había establecido con Ana una forma de comunicarse a través de un silbido, escucha el llamado de su amiga desde el otro lado de la cerca que las separa y no se detiene hasta hablar con ella.


Arriesgándose a ser descubierta por los guardias, Hanna logra comunicarse con Ana y ésta le cuenta que se están muriendo de hambre, que no les dan de comer y están infectadas de piojos y tifus, entonces Hanna se desespera y procura conseguir comida para evitar que su amiga muera de hambre. En uno de los intentos arroja una caja con alimentos por arriba del cerco pero Ana no puede atraparlo y otra persona se lo quita. Hace un nuevo intento la noche siguiente y esta vez el paquete llega a manos de Ana, quien siempre pensó que ella viviría más años que su amiga.

“No convencí a nadie de que renunciara a su comida porque nadie tenía. En ese momento recibí dos paquetitos de comida de la Cruz Roja. Esto sucedió justo en el momento en que estaba hablando con Ana a través de la cerca. Entonces, cuando le dije a la gente que tenía a mi mejor amiga en una condición mucho peor que la nuestra, cuatro o cinco personas me dieron algo”, contó hace unos años Hanna.

En abril de 1945, una vez que los aliados liberaron Bergen-Belsen, Hanna y su hermana logran la libertad junto a las otras mujeres. Hanna cree que su amiga ha logrado salvarse, pero tiempo después cuando se encuentra con Otto Frank, este le confirma que Ana, de tan solo 15 años, ha muerto junto a su hermana Margot pocos meses antes de la liberación, en febrero de 1945.

“Cuando tuve que quedarme en un hospital en Holanda para recuperarme, el señor Frank vino a verme. Estaba tan feliz de decirle que había hablado con su hija. Le dije que tal vez ella todavía está viva. Pero él dijo que no, que sus dos hijas estaban muertas. Estaba muy muy triste de escuchar eso”, recordó Hanna en aquella entrevista del Scholastic.


Declaración y polémica



Ana Frank y su familia, junto a otras cuatro personas, vivieron por mas de dos años escondidos del ejército nazi, desde el 9 de julio de 1942 hasta el 4 de agosto de 1944, día en que la Gestapo llegó al refugio que Otto Frank había dispuesto.

En ese refugio construido en un espacio lindante a la empresa propiedad de Otto Frank, al que Ana llamó “la Casa de atrás”, se sumó la familia Van Pels y entre ellos Peter, un muchacho de 16 años con el que Ana tendría un despertar amoroso, como testimonia en su diario.

Esta semana, el tema volvió a salir a la luz luego de que se reveló que fue el notario judío Arnold van den Bergh quien delató la ubicación del escondite de Ana Frank y su familia, lo que derivó en la deportación y muerte de la niña y los ocupantes del refugio. Otto Frank, único sobreviviente, fue liberado en Auschwitz el 27 de enero de 1945, donde los nazis abandonaron ese campo poco antes de la liberación.


La historia del supuesto delator se cuenta en el libro “¿Quién traicionó a Ana Frank?” de la editorial HarperCollins. En esa obra la investigadora canadiense Rosemary Sullivan señala al notario como el posible delator de la familia Frank, basada en la investigación de un equipo compuesto por historiadores, criminólogos y el exagente del FBI Vince Pankoke, que llegó a calcular la probabilidad de traición de Van den Bergh, con un “85% de certeza”.

Varios historiadores de Países Bajos objetaron la falta de pruebas fiables para sostener que el notario traicionó al grupo familiar de la niña y consideran que se han tomado como ciertos hechos que no han sido confirmados. Ante esta situación, la editorial Ambo Anthos, que tenía previsto publicar el libro centrado en esa hipótesis, decidió suspender la publicación. No obstante, el libro será publicado en España, Francia, EE. UU. y Reino Unido.

Télam.-


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora