Tras los incendios, volvió el encuentro de los turistas con el lago Steffen
El fuego que se inició hace más de 50 días en lago Martin obligó a cerrar el acceso a este paraíso del parque Nahuel Huapi, que desde la semana pasada volvió a recibir visitantes. La emoción de regresar.
La habilitación de dos campings en lago Steffen, tras el cierre obligado por el incendio en la zona del lago Martin que lleva más de 50 días, significó mucho más que la posibilidad de trabajar para sus concesionarios y el regreso de los turistas. Reflejó la emoción del reencuentro y la angustia por la pérdida de miles de hectáreas.
Sucede que más allá de los turistas ocasionales, este lago atrae a visitantes de diversos puntos del país que, luego de conocerlo, regresan año tras año. El lugar conjuga un ambiente agreste, paradisíaco y familiar.
Fue el caso de Ricardo Bronstein, oriundo de Ituzaingó, que visita el lago cada verano desde hace 43 años. Primero lo hizo con sus tres pequeños hijos. Ahora se sumaron sus parejas y nietos.
El incendió forestal obligó a este hombre de 75 años a iniciar sus vacaciones en el lago Espejo Chico, en Neuquén. Pero no bien se enteró de la reapertura del camping en Steffen, la familia Bronstein se trasladó al sur de Bariloche.
“Este año teníamos planificado juntarnos todos. Pero tuvimos que hacerlo en Espejo Chico por el fuego. Estuve muy atento a todo lo que pasó. Es mi lugar en el mundo”, explicó consternado.
Bronstein llegó por primera vez al Steffen en 1978 cuando “al lago, no lo conocía nadie. Buscábamos un lugar como éste y recorrimos todos los lagos de la región. Acá solo había un cartel que decía Lago Steffen y el camino era una huella. Un túnel de árboles por donde no pasaba una bicicleta”.
En sus estadías, recordó, ayudó a abrir picadas e incluso, descubrió varias cascadas en la zona.
Sentado en una reposera a escasos metros del lago planchado y rodeado por sus nitos más grandes, Ricardo recordó: “Cuando llegamos la primera vez, supimos que era el paraíso y acampamos. Ese año, éramos solo dos carpas, al año siguiente había una más. Poco a poco, se convirtió en el lugar de mi familia. Mi hija cumplió dos años en este lago y mi hijo menor se gestó acá”.
“Me han llegado a decir que mi carpa ya forma parte del paisaje”, contó risueño.
A un lado y otro de la ruta nacional 40, en el sector del ingreso al lago Steffen, un tono rojizo y negro refleja cómo el paso del fuego arrasó con toda la vegetación a su alrededor. A 7 kilómetros del acceso, algunos turistas consultan para acampar. Desconocen que, en las últimas semanas, las llamas llegaron a unos 200 metros de ese lugar. Otros no son ajenos y al llegar a la barrera de ingreso, preguntan qué fue lo que pasó, sin ocultar su indignación.
“El día que abrimos fue tranquilo porque muchos no estaban enterados de la apertura. Ahora, de a poco, empiezan a llegar. La gente insiste en que esto se pudo haber evitado y no entiende por qué el fuego se escapó. Es muy triste lo que pasó y lo que va a tardar en recuperarse. Unos 50 años como mínimo”, resumió Germán Montero, que administra el camping Lago Steffen desde hace 15 años.
Muchos turistas de distintos puntos del país desembarcan en el lago Steffen, sin escalas. Pero también abunda el público de cabañas a quienes les recomiendan el lugar. Los fines de semana se llena de barilochenses o bolsonenses.
“Es muy tranquilo. Pese la cantidad de gente que hay, no se escucha nada. Y es uno de los lagos más cálidos del parque Nahuel Huapi”, resaltó Montero.
De repente se aproxima otro auto al ingreso del camping. “Somos cuatro. Ya vinieron unos amigos más temprano y en un rato, llegan otros”, indica una mujer a Montero. Tanto ella como su pareja son de Bariloche y están acompañados por dos sobrinas oriundas de La Pampa. El flujo de visitantes es constante.
El lago es ideal para navegar y pescar aunque en este momento, esas actividades están restringidas “hasta nuevo aviso” por las autoridades del parque Nahuel Huapi.
El área libre de uso diurno del lago Steffen también está cerrada, ante una “posible evacuación”. Ambos campings -Viejo Manzano y Lago Steffen- cuentan con un protocolo en caso de que los focos activos en ese sector vuelvan a propagarse.
Los nuevos y los habitués
Agustín Herrera, turista de San Miguel, provincia de Buenos Aires, cargaba sus últimos bultos en una camioneta, repleta de bolsos y bolsas correspondientes a seis jóvenes. De tanto en tanto, observaba el lago a modo de descanso.
“Fue mi primera vez acá. Supimos de este lugar por un amigo y estábamos esperando que se habilitara. Por eso, llegamos apenas abrió. Sabíamos que los bomberos siguen trabajando y nos preocupaba un poco, pero la pasamos muy bien. El lugar es hermoso y tranquilo, nada que ver a otros campings”, indicó Herrera.
Mientras se coloca protector, Florencia Alemanno, de Tigre, observa a su pequeño hijo y a su sobrino jugar en la orilla del lago. “Paramos en Catedral pero vinimos a pasar el día. Es super tranquilo aunque de a poco, empezamos a notar más y más gente. Lo encontramos de casualidad en un mapa buscando lugares que no conocíamos”, dijo.
Alejandra De Paoli y Carlos Ferrini, de Béccar, provincia de Buenos Aires, tomaban una copa de vino en una de las mesas del camping. Se reconocen como “habitués” del lago Steffen desde hace tres años.
“Conocimos el Steffen en 2004 pero en ese momento, no estaba el camping. Volvimos años atrás. Este fin de semana llegamos a Bariloche y al saber que abría el camping nuevamente, decidimos venir a comer nuestro asadito. Venir acá es salir del lío. Bariloche está muy estallado”, indicó la mujer.
Jorge “Chaqueta” Rosales, de Plaza Huincul, prepara el almuerzo, junto a su familia. Su carpa está algo alejada del lago y del resto de los acampantes, en un sector que especialmente le reservan los concesionarios del camping. Conoce el Steffen desde que tenía tan solo 9 y hoy, con 61, regresa con sus hijos, nietos y bisnietos. Por eso, cuando se le pregunta por los incendios, el hombre estalla en llanto. “Se siente mucha bronca, mucha impotencia. Yo me siento de acá”, planteó.
No hay Navidad ni celebración de Año Nuevo que la familia de Rosales se pierda en ese lugar. “Es un clásico. Este año tuvimos que pasar las fiestas en lago Gutiérrez pero cuando nos dijeron que abrían el Steffen, nos vinimos en seguida”, mencionó.
Para Rosales, el Steffen representa un lugar de encuentro con su familia y con tanta otra gente. “Este año no vino Bigotín, de Pilar, por los incendios. Los Torlasco son porteños y también vienen de chiquitos. Nos fuimos conociendo todos en este lago”, dijo.
A metros de la proveeduría, Alejandra Yocelin, responsable del camping, termina de preparar una fuente de tortas fritas y varios panes que, asegura, se esfumarán en cuestión de minutos. “Sentimos una emoción inmensa de volver a trabajar. Terminamos llorando con la gente que viene desde hace años”, expresó la mujer.
Pobladores
Germán Montero nació y se crió en el lago Steffen. Su abuelo tenía una hostería y hoy, sus cuatro hijos trabajan en el camping.“Somos pobladores y estamos en este lugar antes que Parques”, advirtió.
Nunca había vivido un incendio como el que afectó más de 6.000 hectáreas, al que calificó como “una pesadilla”. “No dormíamos. Lo tuvimos a 200 metros. El lago parecía un arbolito de Navidad encendido. Estuvimos muchos días tapados por el humo. A mí me salvó el viento. Se me quemó un 40% del campo y animales”, recalcó y señaló que su vecino “perdió el 80% de su campo, pero por suerte pudo salvar a sus animales”.
Recordó que, en el peor momento, las mujeres de su familia evacuaron el lugar. “Quedamos los varones nomás. Pero todos los días el panorama era el mismo. El tema laboral afectó pero lo que más queríamos era que el fuego no avanzara más. Fue muy triste”, expresó.
El hombre señaló que, “por suerte, llovió en dos ocasiones, y la lluvia intensa lo logró apagar. Quedan unos cinco focos en la zona del Lago Martin donde se inició. Es de difícil acceso pero el lago está a 20 metros”.
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